H. Reidezel Mendoza S.
El 30 de octubre de 1913, después de haber abastecido a sus tropas de armas y municiones adquiridas en Estados Unidos, Francisco Villa, jefe de la División del Norte, en su lucha contra el régimen del general Victoriano Huerta, ordenó el avance de sus fuerzas, que ascendían a cinco mil 200 hombres, desde Ciudad Camargo hasta Estación Consuelo (60 kilómetros al sureste de la ciudad de Chihuahua), con la pretensión de apoderarse de la capital del estado, que estaba resguardada por las tropas federales e irregulares comandadas por los generales Salvador R. Mercado y Pascual Orozco.
El dos de noviembre, el caudillo exigió la entrega de la plaza al general Salvador R. Mercado, quien fungía como gobernador y comandante militar del estado. Ignorando las exigencias de Villa, el general Mercado ordenó cavar trincheras en la ciudad y fortificar a sus tropas. La guarnición de Chihuahua constaba de seis mil 300 hombres, que incluía a la Caballería Irregular jefaturada por los generales Pascual Orozco y José Inés Salazar, y de varias piezas de artillería colocadas en los cerros que circundan la población.
La tarde del cinco de noviembre, desde su campamento en El Charco, 33 kilómetros al suroeste, los villistas se lanzaron sobre la capital del estado por el sur y el oriente, después de haber cortado el agua a la población. Las cuatro baterías federales emplazadas en el Cerro de la Cruz hicieron estragos en las filas de Villa y las cercas electrificadas contuvieron su embestida.
La infantería villista logró llegar hasta las primeras casas de la ciudad, pero fue replegada por las tropas de los generales Antonio Rojas y Marcelo Caraveo. Los contraataques de la caballería de José Inés Salazar mantuvieron a raya a los hombres de Villa y el duelo de artillería se mantuvo casi toda la noche.
El día seis, los federales pudieron recuperar terreno y desalojar a los villistas, que habían penetrado a la ciudad hasta el panteón de La Regla, apoyados por la artillería del Cerro de Santa Rosa y las embestidas de la caballería de Pascual Orozco.
Villa ordenó otro ataque por el centro, pero los federales concentraron el fuego de artillería y fusilería frenando su avance. Enseguida, los rebeldes tomaron el Cerro Grande y el Cerro del Coronel, mientras que las fuerzas de Maclovio Herrera, Trinidad Rodríguez y Rosalío Hernández atacaban la presa del Chuvíscar, siendo detenidos por el refuerzo de caballería que se desplazó a esa zona. En esta acción sobresalió la guerrilla serrana del presbítero y coronel español Félix Barreñada que mantuvo a raya a los atacantes, mientras el jefe del sector Marcelo Caraveo enviaba refuerzos a la línea.
Esa noche continuaron los combates en el Cerro de la Cruz, donde las ametralladoras federales rechazaron a los villistas. Al ver que no podría romper la línea federal, Villa ordenó la retirada de todas sus fuerzas aprovechando la oscuridad, y estableció su Cuartel General en Estación Alberto, 30 kilómetros al sureste de la capital del estado.
La mañana del día ocho, las caballerías de Caraveo y Salazar salieron en persecución de los revolucionarios, que casi fueron arrollados de no ser por el contraataque de las tropas de Maclovio Herrera. Los villistas dejaron 800 cadáveres en el campo y la guarnición federal reportó 144 bajas en sus filas.
La División del Norte acampó en el poblado de El Charco el día nueve de noviembre. Francisco Villa había sido derrotado.
FUENTES:
Archivo Histórico Militar de la SEDENA
Reportajes y notas de los periódicos estadounidenses El Paso Morning Times y La Prensa, noviembre de 1913.