Diario 19 / 17 de marzo de 2019 / Reflexiones
Por Luis Cardona
Las cosas parecen suceder a propósito de, y no en consecuencia de.
Vivimos los ciudadanos periodistas de éste México impune, inseguro, violento, agresivo, descalificativo, estadístico, y demás, el peor inicio de un sexenio, con la muerte de los primeros sesis compañeros asesinados.
Si es la inercia, si es presión o en represalia hacia el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, me importa un pito. El hecho, la verdad y la realidad es que en México están Matando Periodistas, desde hace decenas de años, y así cambien de color las políticas públicas gubernamentales, el Estado es un fracaso absoluto en seguridad para nosotros los Ciudadanos periodistas, responsables dentro de la sociedad de informar al pueblo, y todas las castas -en sus diferentes escalafones- de lo que sucede en México en cada esfera, en cada rincón de éste maltrecho país al que el neoliberalismo abrió la puerta de par en par, para que los deshonestos políticos unieran fuerzas con el crimen organizado, testaferro del poder económico y sus huestes de exterminio ante la exposición en pleno uso de la libertad de expresión, de la objetividad en el manejo de los géneros periodísticos.
De nada sirven las condolencias, memoriales, disculpas, estadísticas, discursos y homenajes provenientes del gobierno a ninguno de nuestros compañeros muertos; a ninguno de nuestros ciudadanos periodistas agredidos, amenazados, desplazados, censurados, silenciados, desaparecidos y descalificados. Hablo de todos, sin importar medios o alcances personales en éste u otros gobiernos. De nada sirven. Sabemos quiénes son los compañeros notables inscritos en la historia, porque sus casos recibieron mayor noteriedad que otros, sabemos de los que están inscritos en el muro mundial de los periodistas asesinados. De los que año con año son recordados por ls Ong´s que los convierten en leyendas introducturias de sus libros para pasar a las estadísticas, con las que demuestran su trabajo de cuenta muertos, sin el verdadero compromiso por el que fueron creadas y posteriormente sirvieron solo de comparsa a los gobiernos que les otorgaron becas, insumos, viajes, financiamiento y recoconocimiento, como si en verdad hubieran trabajado para que la matanza de periodistas en México terminara, y solo se conviertieron en juglares ociosas de la falta de voluntad de los gobernantes para terminar con la impunidad.
De nada sirve que el Sonorense secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, envíe condolencias a los familiares y amigos de su paisano periodista asesinado Santiago Barroso Alfaro, cuando su policía federal, sus inspectores y comisionados no están dispuestos bajo ningún motivo a brindar atención a temas relacionados con la seguridad de al menos 265 periodistas inscritos en el Mecanismo de Protección federal, simplemente porque mantienen relaciones con la mafia o bien perfieren ser omisos, voltear a otro lado por temor a perder la vida si se atreven a actuar en contra del poder que domina por encima de ellos en cada región de México, coludidos con las demás instituciones de procuración de justicia que trabajan en favor del poder del crimen organizado, en Sonora como en Tlaxcala, Oxaca, Coahuila, Chihuahua, Colima, Quintana Roo, en cada uno de los 32 estados, incluyendo la Ciudad de México.
Debiera Durazo ahorrarse sus condolencias y fajarse los pantalones para de una vez por todas hacer cumplir la ley y brindar seguridad, sin estar esperndo a la Guardia nacional, a los ciudadanos, entre ellos a los ciudadanos periodistas que cumplen una función social, muy diferente a la de “las benditas redes sociales” de su jefe, el Presidente de la República, agresor mismo desde su discurso de odio, hacia compañeros periodistas, haciendo diferencias entre medios y profesionales de la comunicación como si estuviera en él la decisión de ir marcando el rumbo y el sentido que la libertad de exprsión debe llevar. Como si con su solo dicho, existieran periodistas rectos y otros que no lo son.
¿Quién le dio ese poder a López Obrador de encasillar a cada uno de los ciudadanos periodistas que llevan a cabo la labor de informar desde diferentes trincheras? Sus fobias y enfrentamientos con empresarios, propietarios de dueños de información, lo llevan a atacar a los reporteros, cuando a quienes de debiera de enfrentar es a esos dueños de medios que le dicen “queremos quedar bien con usted”, con los que comparte la mesa y saludo, abraza en eventos en los que no los enfrenta y prefieren tomarlos por los codos ansiando su riqueza para convertirla en empleos mal pagados que no ofrecen más que paliativos a las verdaderas necesidades sociales.
Ya es hora de que los funcionarios dejen sus pinches discursos ramplones, ofensivos a los deudos de las familias de los periodistas asesinados, proque todos sabemos que la orden de asesinarlos viene de ese poder que solapan.
Santiag0 Barroso, como los demás asesinados antes a él, no resucitará, con sus condolencias ni con mil homenajes, o con las solicitudes de la pusilánime gobernadora de Sonora Claudia Pavlovich, de llevar a acabo una investigación a fondo. Ni sus ofensivas condolencias al gremio al que siempre ha tratado como su estirpe tricolor se lo ha marcado, a base de componendas y chayotes, sin respeto alguno al peridismo critico e incomodo a su mediocre mandato, que ha permitido a las bandas del crimen organizado asentarse como nunca desde la entrada colindante con Sinaloa, los linderos con Chihuahua, hasta la costa del pacíficco y límites con Baja Calfornia norte, hasta la frontera con Estados Unidos. No existe un solo lugar en Sonora que no sea gobernado por la mafia, con su absoluta venia. Barroso escribió y habló sobre eso; hoy está muerto, como muchos otros periodistas sonorenses, y aquellos que han sido desaparecidos en otros años de gobiernos tricolores.
Una desgracia también es que se una a estos discurso hoy Jesús Ramírez Cuevas, coordinador general de Comunicación Social y vocero del Gobierno de la República, en ese discurso de lamentó por el homicidio de Barrón, el otrorá crítico ahora del lado de l esfera gubernamental, deiera mejor callar y actuar en consecuencia de, no a proposito de.
Lo siento porque es un respetado informador, hoy en el lugar del cual puede hacer mucho más por el periodismo mexicano, que una simple condolencia insulsa y omisa. Su indignación no alcanza para revivir el cuerpo de Barroso. No alcanza Jesús. Neta que no alcanza y no soy Fifi de Reforma. Te lo dice un periodista desplazado que cada día teme por su vida, paranoico, que solo tiene por protección del mecanismo un Botón de pánico al que cuando lo aprieta la gente del mecanismo reacciona después de una hora de la alerta. No mamen. Neta, No mamen.
Mientras Encinas le lleva a Javier Corral, gobernador de mi Estado, Chihuahua, al décima segunda junta de gobierno extraordinaria del mecanismo de protección a personas defensoras de derechos humanos y periodistas, para agradecerle además, su respeto a la libertad de expresión, cuando no solo yo, otros cinco compañeros, no podemos pararnos en Chihuahua por temor a que su policía nos asesine. No mamen. Eso no se vale. Está de la Chingada.
Así lo que puedas escribir sobre el compañero Barroso, es irrelevante, porque si el Estado cumpliera su misión Barroso estuviera vivo, no camino al camposanto. ¿me entiendes?
Nada se gana nada conque la CNDH y la ONU condenen el asesinato de Barroso, o el relator de libertad de Expresión de la CIDH, Lanza, se desgarren las vestiduras, eso no sirve absolutamente para Nada.
Basta de simulaciones, 145 periodistas asesinados, del dos mil a la fecha, y otros más desparacidos, 265 deplazados, otros más amenzados, censurados o silenciados, no somos solo una estadística. Pregunten a Emilio Gutiérrez, Anabel Hernández, Alejandro Gutiérrez, Patricia Mayorga y muchos otros, si sus vidas son iguales desde el momento en que tuvieron que dejar el país, pregúnten a los 265 desplazados, si tenemos una vida de calidad. Ni madres, vivimos en un pinche infierno, pero no abandonamos nuestra misión, nuestra responsabilidad, y saben ¿por qué?, no porque seamos héroes, sino porque ningún hijo de la chingada tiene el derecho de ponernos el pie en el cuello, y callar nuestra carrera, porque no hemos estado dispuestos a callarnos, a ser silenciados y tenemos miedo, y sabemos que podemos morir, pero luchamos porque México, nuestras regiones, estén informadas. Nos importan madre sus condolencias, su solidaridad, exigimos, cumplan con su trabajo y sin exclusiones de ninguna índole, ni condiciones nos otorguen la seguridad social necesaria para el libre ejercicio de nuestra profesión, porque es su deber y compromiso social de gobierno. Solo por eso, sus condolencias salen sobrando.
Descansa en paz Santiago Barroso, te conocí poco a inicios de siglo, pero siempre respeté tu compromiso. descansen en Paz todos los compañeros asesinados, y para los que siguen vivos, en el exilio voluntario, un abrazo, par los que como yo, siguen en el exilio interno, mi solidaridad absoluta y compromiso de no dejar de escribir. Para los amenazados que aún siguen en sus lugares de orígen mi absoluto respeto. Para los desaparecidos: los seguimos pensando vivos.
Nota: no he revisado mi texto, porque quiero ver que tantos errores cometí a la hora de escribirlo con la impotencia que siento.