Un estudio de la revista médica británica “The Lancet” reveló que México ocupa el primer lugar en orfandad a causa de la pandemia de COVID-19 en todo el mundo. Entre el 1 de marzo de 2020 y el 30 de abril de 2021, 131 mil 325 menores de 18 años perdieron a por lo menos uno de sus cuidadores principales.
De ellos, 33 mil 342 perdieron a su madre, 97 mil 951 a su padre, y 32 a ambos. El estudio también contempla a los abuelos como cuidadores secundarios. Se estima que 4 mil 429 niños perdIeron a su abuela, 5 mil 342 a su abuelo y 36 a ambos.
Si se consideran estos datos, la cifra asciende a 141 mil 132 niños que perdieron a sus cuidadores principales o de custodia.
México supera países como India, Brasil y Estados Unidos.
Según el estudio de “The Lancet”, la pandemia tiene todo tipo de efectos, entre ellos, que 1.1 millones de niños habrían perdido, al menos, a uno de sus cuidadores principales, ya fueran los padres, o los abuelos que se encargaban de ellos en su lugar.
La cifra total aumenta, durante los 14 primeros meses de la pandemia, a 1.5 millones si además de los cuidadores principales (padres y abuelos custodios), se considera a los secundarios (abuelos y otros familiares, entre 60 y 84 años, que viven en el mismo hogar y colaboran en la crianza).
La investigación diferencia entre cuidadores primarios, que son los progenitores y los abuelos custodios (cuidan al niño en lugar de sus padres, que no están en el hogar) y los cuidadores secundarios, en referencia a los abuelos y otros familiares mayores que, junto a los padres, ayudan en la crianza y viven en la misma casa.
El estudio, con datos de 21 países, estima que en lugares como Perú, Sudáfrica, México, Brasil, Colombia, Irán, Estados Unidos, Argentina y Rusia, la tasa de mortalidad de los cuidadores primarios fue de, al menos, uno por cada mil niños.
Los autores aprecian que 1.13 millones de niños perdieron a uno de sus progenitores o a un abuelo custodio debido a un fallecimiento asociado con la COVID-19. De ellos, un millón quedó huérfano de madre, padre o de ambos, aunque la mayoría perdió a uno, no a ambos progenitores.
En total, 1.56 millones han sufrido la muerte de al menos uno de sus padres, un abuelo custodio, abuelo conviviente u otro pariente mayor que habitaba con ellos.
Las muertes asociadas con la COVID-19 eran, en todos los países, mayores entre los hombres que entre las mujeres, sobre todo en las edades medias y avanzadas. En general, había hasta cinco veces más niños que perdían a su padre que a su madre.
El análisis utilizó datos de mortalidad y fertilidad para modelar las tasas de orfandad (muerte de uno o ambos progenitores) asociadas a la COVID-19 y las de los abuelos custodios y convivientes (de 60 a 84 años) desde el 1 de marzo de 2020 hasta el 30 de abril de 2021.
Para ello, usaron datos de 21 países, entre ellos Alemania, Argentina, Brasil, Colombia, Francia, España, Estados Unidos, Kenia, Malawi o Sudáfrica, que representaban casi el 77 % de las muertes por COVID-19 a nivel mundial, y extrapolar así una estimación mínima global.
Los investigadores se refieren a “muertes asociadas” a la COVID-19, es decir, la combinación de las causadas directamente por la enfermedad y las debidas a factores como los confinamientos, restricciones a las reuniones y a la circulación, la disminución del acceso o la aceptación en la atención sanitaria y del tratamiento de enfermedades crónicas.