La historiadora e investigadora, Beatriz Gutiérrez Müller, llega a los 52 años en medio de la pandemia por COVID-19 y los escándalos que la han acompañado desde que su esposo, Andrés Manuel López Obrador, tomó el poder en México.
Cuando López Obrador tomó protesta como presidente de México en diciembre de 2018, su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, sorprendió al rechazar rotundamente la etiqueta de primera dama. Según explicó, el término era “clasista”, y con la cuarta transformación que impulsaba el nuevo mandatario, ya no había mujeres de “primera” o de “segunda”; y tampoco hombres.
“Ya no hay familia presidencial. Ya no hay primera dama; ni siquiera, en mi caso, esposa que se pretenda postular para un cargo de elección popular. Soy ciudadana como el resto de los mexicanos. He ayudado, ayudo y ayudaré sin estarlo divulgando”, insistió en julio de 2020.
Su máxima consigna era ser discreta. Renunciar a los privilegios que tradicionalmente disfrutaron otras mujeres en su posición, y actuar simplemente como una ciudadana más, sin hacer ruido ni anunciarse a bombo y platillo en revistas del corazón, eventos internacionales o actos sociales. Sin embargo, nada más lejos de la realidad.
En los últimos meses, ha sido el miembro de la familia que ha generado más quebraderos de cabeza al presidente. Con un carácter indomable, y cierta propensión a caer en las provocaciones de bots y adversarios, muchos encontraron en ella una presa fácil. Saben que con un mínimo esfuerzo lograrán una reacción desenfrenada, y así, Müller va saltando sin tregua de un escándalo a otro.
Sin embargo, la escritora no solo protagoniza controversias supuestamente maquinadas por los detractores de López Obrador. La “no primera dama” y su esposo enviaron un mensaje a la población mexicana por Nochebuena, y la blusa que llevaba la egresada de la Universidad Iberoamericana acaparó toda la atención.
La prenda se volvió viral el día de Navidad, debido a que supuestamente era una pieza de Gucci, y su precio, según los usuarios, rebasaba los 30,000 pesos mexicanos. Una afirmación que ella desmintió publicando en sus redes sociales una captura de pantalla de una tienda en línea llamada Ezpopsy. En la imagen se veía la blusa que llevó en la grabación del video navideño, pero a diferencia de lo que se aseguró en redes sociales, tenía un precio de 1,388 pesos y no estaba fabricada con seda, sino con poliéster.
A principios de noviembre, Müller protagonizó otro escándalo, después de recibir un ascenso en el Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), al ingresar al nivel 1. La académica fue promovida de candidata a investigadora nacional, y por su nuevo puesto percibirá un apoyo mensual de 15 mil 846 pesos.
Al revelarse la noticia, las redes sociales clamaron en contra de la decisión. Muchos cuestionaron si Müller se dedica de forma “habitual y sistemática” a la investigación -un requisito para optar a esa categoría-. También se preguntaron por qué ella, quien lleva solo tres años en el SNI, merecía el ascenso por encima de otros expertos, y recordaron que el gobierno federal de López Obrador, eliminó los fideicomisos del Conacyt, por lo que muchos de los estudiosos del organismo se quedaron sin ayudas.
En realidad, estas fueron solo dos de las polémicas en las que se vio envuelta la escritora en los últimos meses. Aquí recordamos algunas de las más sonadas.
Desde el primer momento, Beatriz Gutiérrez Müller quiso desvincularse de la figura de Angélica Rivera, quien fue primera dama durante el gobierno de Enrique Peña Nieto. Al contrario que su antecesora, no quería que la relacionaran con la alta sociedad, ni realizar viajes excéntricos demasiado indiscretos, y mucho menos, aparecer en las revistas del corazón. Sin embargo, todas esas premisas estallaron por los aires cuando protagonizó un reportaje en la edición impresa de ¡Hola México!.
La publicación de origen español, conocida por retratar en sus páginas la actualidad de personajes de la “alta sociedad”, decidió retomar en una nota el viaje que Müller hizo recientemente por el viejo continente, y que supuso su primera visita al extranjero “como esposa del Presidente de la República”.
Titulado “Beatriz Gutiérrez Müller en Europa”, el magazine destacó algunas de las actividades más importantes de la gira, en la que la “no primera dama” visitó las grandes capitales del continente, y se reunió con figuras públicas muy destacadas, como Brigitte Macron, -esposa del presidente de Francia, Emmanuel Macron-; el Papa Francisco; o los mandatarios de Italia y Austria, Sergio Mattarella y Alexander Van der Bellen.
Aunque es cierto que ella no concedió ninguna entrevista a ¡Hola!, ni facilitó imágenes para el reportaje, su aparición hizo estallar la indignación en redes sociales.
Para muchos, tan solo el hecho de que la revista decidiera incluirla en su número impreso, indica que es una figura que se codea con importantes personalidades de la “casta” o “clase alta” que el gobierno federal tanto denigra. Por ello, la compararon con Angélica Rivera, y opinaron que la espectacular gira que Müller realizó por Europa es contraria a la definición que siempre dio de su papel como primera dama.
El pasado mes de agosto, un video desató la furia de las redes sociales.
En las imágenes, se veía al hijo menor de López Obrador y Beatriz Gutiérrez Müller, Jesús Ernesto, paseando por un exclusivo resort de Acapulco, el hotel Princess.
A muchos usuarios les molestó que la familia presidencial se marchara en plena pandemia a disfrutar de unas vacaciones de lujo en la playa, ya que la mayoría de ciudadanos prefirieron quedarse en casa o vacacionar en sus estados para impedir que se propague más el virus, y evitar una segunda ola.
Aunque entonces la primera dama no se pronunció sobre la escapada a la costa, sí lo hizo su esposo en conferencia de prensa.
“Que mi hijo Jesús va a la playa en Acapulco y video, gran noticia; ¿No puede ir Jesús, su mamá, que no pueden ir a la playa? ¿Cuál es el delito? ¿Qué hacían antes cuando se usaban los helicópteros del Estado Mayor Presidencial para llevar a toda la familia a las playas, tenían las casas del gobierno a su disposición”, se quejó el mandatario.
“No soy médico”
Esta es sin duda, la frase más famosa, insensible y demoledora de Beatriz Gutiérrez Müller.
Insensible, por la falta de empatía que demostró, y demoledora, porque derribó de un solo golpe su imagen y provocó una crisis que todavía le pasa factura.
Después de meses reportándose un grave desabasto de medicamentos para niños con cáncer en los hospitales de México, un usuario le preguntó a Müller si se reuniría con las familias de los menores afectados para resolver la situación. Esto luego de que, durante mucho tiempo, los padres de los pequeños rogaran a las autoridades que los recibieran en el Palacio Nacional. La respuesta siempre había sido negativa, y la reacción de Müller al tuit fue en la misma línea, pero aún más lamentable.
“¿Cuándo atenderá personalmente a los padres de niños con cáncer? Gracias por su amable respuesta”, escribió el usuario José David Guerra Muñoz.
“No soy médico, a lo mejor usted sí. Ande, ayúdelos”, contestó la “no primera dama”.
El mensaje provocó un gran escándalo que salpicó al gobierno federal, y la ya polémica Beatriz Gutiérrez se ganó miles de detractores. Tras el revuelo, tuvo que pedir disculpas, aunque sus palabras no convencieron a la gran mayoría.
“Están muy inquisidores los adversarios de mi esposo, ¡por algo será! Si mi expresión “no soy médico”, ofendió a alguien, ofrezco disculpas”, dijo con una actitud un tanto altiva.
Una de las polémicas más sonadas que generó la esposa de AMLO, fue su confrontación feroz con el youtuber mexicano Chumel Torres, el pasado mes de junio.
Cuando la escritora supo que el influencer había sido invitado por Conapred (Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación) a un foro sobre el racismo y clasismo, estalló en furia y compartió su frustración en redes sociales.
“¿A este personaje invitan a un foro sobre discriminación, clasismo y racismo? Sigo esperando una disculpa pública de este individuo sobre los ataques a mi hijo menor de edad @CONAPRED #ConLosNiñosNo”, escribió en su cuenta de Twitter Beatriz Gutiérrez.
Junto a su mensaje, compartió una captura de pantalla de un video en el que Chumel Torres llamaba a Jesús Ernesto, el hijo menor de la académica y de López Obrador, “Chocoflán”; un mote despectivo que algunos usuarios utilizan en redes sociales para insultar el aspecto físico del menor.
La indignación de Müller desencadenó un efecto dominó. No solo se canceló el debate, sino que buena parte de la directiva del Conapred fue destituida. Durante días, ella y el influencer cruzaron mensajes por Twitter.
“A la primera dama no se le toca ni con el pétalo de un tuit”, dijo Chumel Torres. “Quisiera ser mamá de un narco para que este gobierno me tratara con empatía”, “¿Dónde denuncia uno si Conapred lo discrimina?”, agregó.
“Aquí sigo esperando. Ofrecer una disculpa ennoblece. Pienso que tenemos la vida para ser mejores personas, y cada día es una oportunidad para ese objetivo. Por mi parte, el señor está disculpado aunque él no manifieste humildad alguna. ¡Vamos hacia adelante con gratitud y amor”, escribió ella.