Mataron al azote de migrantes, pero persiste su industria de muerte

Staff/diario19.com

 El presunto cerebro de los asesinatos, extorsiones y delitos de trata, contra centroamericanos indocumentados en México, en los últimos años, fue asesinado a plena luz del día frente a su hijo de dos años. José Trinidad Vargas, “El Pájaro”, “fue ejecutado a balazos el 25 de agosto de 2013 sobre el malecón costero de Coatzacoalcos, Veracruz, por sujetos armados al parecer integrantes de la delincuencia organizada”, sin embargo su industria de muerte persiste, consigna un informe de fuentes cercanas a la investigación de su caso.

La información, señala que “El Pájaro” creó una estructura delincuencial en torno al paso de los migrantes centroamericanos en el sur de Veracruz, a bordo de vagones de trenes de carga. Su muerte no detuvo, sin embargo,  la maquinaria criminal que echó a andar.

Ciudadanos centroamericanos son reclutados por el hampa, incluyendo a mujeres, ex guerrilleros y –se menciona en el informe- “kaibiles”; militares de elite formados en Guatemala.

José Trinidad Várgas había sido detenido el 4 de noviembre de 2012 “por el delito de secuestro” y después fue dejado en libertad por razones que no se explican. Y el 16 de abril de 2013 volvió a ser capturado (Ahora con su pareja, Cinthia Morales Saman) en posesión de armas y droga.

El Pájaro, con varios delitos federales pesando en su contra, volvió a quedar libre.

“Luego de recuperar su libertad siguió en la delincuencia organizada, en los últimos meses era buscado por el Ejército, debido a que estaba identificado como uno de los sujetos que se dedicaba a cobrar cuotas a los ilegales para que estos tuvieran derecho de viajar en ‘La Bestia’, así como daba protección a los vendedores de droga”, dice el informe enviado a Diario19.

El 25 de agosto de 2013, lo mataron. Venía de ver un show de payasos en el malecón de Coatzacoalcos cuando un grupo armado lo cazó en plena calle.

 Trinidad Vargas tenía 42 años al morir. Antes de ello, ya era identificado por activistas a favor de migrantes como el cerebro de la trama delincuencial y como el creador del aparato criminal en torno al río de viajeros que cruza el sureste de México cada día.

José Trinidad González Vargas, era originario de Matamoros Tamaulipas, de 42 años (…) Se obtuvo información de que cambiaba casi siempre de domicilio. Su nivel de estudios, era secundaria.

Sus padres murieron, al parecer era hijo único, adicto a la mariguana y en las detenciones, manifestaba no tener jefes y que trabajaba por cuenta propia en la distribución de droga”, dice el informe, como si fuera el epitafio de El pájaro.

La descripción sobre su actuar, coloca a El Pájaro como miembro del grupo delictivo Los Zetas y reclutador de centroamericanos para engrosar las filas del hampa y usarlos como el primer contacto con sus presas sobre los vagones e incluso dentro de los albergues para migrantes.

Las investigaciones en la región apuntan a cinco centroamericanos que eran piezas clave de la estructura criminal.

Julio César Castellanos, alias El negro, de unos 25 años, hondureño. “se caracteriza por ser violento y poco reflexivo y fue detenido por la Policía Intermunicipal el 27 de abril del 2013”.

Juan Ramón López Pineda, otro hondureño, de unos 35 años, es otro de los señalados. Está libre. Zujey Jaqueline Álvarez Benavides, “La Gorda”, de unos 25 años, “fue detenida y puesta a disposición por personal militar el día 4 noviembre de 2012”.

Cintia Isyabel Morales Samán, “La negra”, de 27 años, consiguió una credencial IFE, “sin embargo algunos indocumentados cuentan que es hondureña, además de que su fisonomía y su acento es parecido al de personas originarias de Honduras”.

Y la última: “Joselyn, sin más información de sus apellidos, de 18 años (…) se creía que no usaba su nombre real con la finalidad de engañar a las autoridades y a los mismos migrantes, ya que algunos la confundían con la señora Joselyn Vargas Cruz de la Casa del Migrante”.

El papel de los centroamericanos reclutados es confundirse entre los migrantes y atacarlos, ya sea sobre los vagones de trenes de carga o dentro de los albergues, donde eran identificados por algunas actitudes que no procuraron esconder.

“Se hacían pasar como migrantes, además de que se hospedaban en la casa del migrante (en Coatzacoalcos), actuando de la misma manera que los otros. Distinguiéndose de los demás, por el constante uso de celulares. Adictos al alcohol y a la mariguana.

Se dedicaban a  la extorsión a migrantes y/o a sus familiares, narcomenudeo, secuestro, vigilancia y seguimiento de actividades de los migrantes, así como de las casas de apoyo y albergues para migrantes, así como de las autoridades policiacas.

Los mismos indocumentados de forma anónima, manifestaron que estas personas también se dedicaban a la trata de blancas e intimidaban o sometían a los que intentaban influir en otros indocumentados con tal de oponerse al pago de cuotas y que invitaban a ex militares de otros países a integrarse a su grupo delictivo principalmente “kaibiles” y  exguerrilleros”, señala el informe.

El 1 de mayo de 2013, en la comunidad de Barranca Grande del municipio de Cosoleacaque –sur de Veracruz- ocurrió un ataque sobre vagones repletos de migrantes que causó una estampida y dejó un saldo de al menos 16 heridos.

“Sujetos armados que dijeron trabajar para El pájaro, interceptaron el tren para asaltar a los migrantes, exigiéndoles que pagaran 100 dólares para seguir su camino”, dice la versión confirmada.

Ese día, el gobierno del estado de Veracruz declaró que se trató de una “riña entre migrantes”.