M.H. Reidezel Mendoza Soriano
La señora Carlota Bastida fue secuestrada y asesinada por órdenes de Francisco Villa en un punto conocido como El Rincón, perteneciente a la hacienda de Santa Rosalía (hoy González Ortega), 20 kilómetros al noreste de la cabecera municipal, San Juan del Río, Durango. Se desconoce la fecha exacta del deceso, pues éste se reportó casi seis años después, y sólo se registró que había sido en el año 1917; por los movimientos de la partida de Francisco Villa en la época se infirió que pudo ocurrir entre el 20 y el 23 de julio de ese año.
En 1929, el profesor duranguense José G. Montes de Oca aseguró que Doroteo Arango había adoptado el nombre de su antiguo jefe, el gavillero Francisco Villa, y ejerció “acción tremenda contra los que pronunciaban su antiguo nombre”, por ejemplo, la señora Carlota Bastida que fue estacada, o Donaciano Rodríguez que fue quemado vivo.
Celia Herrera refirió que Villa se había hospedado en la casa de un tal Ponce, vecino de doña Carlota, en la localidad de Menores de Abajo (hoy Primo de Verdad), jurisdicción de San Juan del Río; sin especificar la razón, Herrera asegura que Villa ordenó la aprehensión de ésta, entregándola a sus hombres para que la violaran y, posteriormente, mandó que fuera empalada: “dejada allí, abandonada, circundada por una valla de ramas en pleno monte, hasta que un pastor la encontró y, horrorizado, dio aviso a la autoridad de San Juan del Río, Durango, siendo identificada solamente por un escapulario que colgaba de su cuello.”
Los autores filovillistas Friedrich Katz y Pedro Salmerón no mencionan el crimen, y solo el novelista Paco Ignacio Taibo II atina a decir que, por aquellos días, Villa y sus hombres cruzaron el estado de Durango y “pasaron rozando San Juan del Río y Nombre de Dios”; sin embargo, también se abstiene de abordar el asesinato de doña Carlota, a pesar de que hace referencia al reportaje del profesor Montes de Oca que trata el caso.
El periodista duranguense Eduardo M. Ávila, quien entrevistó a varios testigos, confirmó la versión recopilada por la señorita Herrera y agregó que Carlota había sido mandada ejecutar por haber llamado a Villa, “bandido, asesino, violador, incendiario, valiente con las mujeres”. Ávila asegura que el guerrillero se había alojado en la casa de su antiguo subordinado Rosario Ponce, cuya propiedad colindaba con la de la señora Bastida, en Menores de Abajo, quien, al enterarse de la presencia de Villa en el pueblo, se expresó en muy malos términos de él, y éste se percató: “la división entre la casa del señor Ponce y la vecina se encuentra inconclusa; la pared medianera, de adobe sin enjarrar, deja un hueco como de un metro para llegar al techado, así es que en la casa vecina se dan cuenta de la conversación de Villa.” El caudillo mandó a uno de sus hombres a aprehender a la señora Bastida y, sin más averiguación, la condujo personalmente al lugar que servía de campamento a su tropa, a dos kilómetros al este del pueblo, y gritó: “¡Aquí tienen carne, muchachitos, pa´que si harten! [sic]” Al otro día, no contento con la violación masiva que padeció doña Carlota, ordenó que fuera llevada al monte, y allí, Villa mandó cortar “una rama larga, gruesa, resistente […] se le aguza a machete la parte más delgada, dejándole una corta horqueta hasta la parte más gruesa y ese extremo se inserta en tierra […] Han levantado a la infeliz mujer completamente desnuda.”
Pasaron varios días y la familia de la víctima no se atrevió a salir de casa para indagar su paradero por temor a las represalias de Villa. Un pastor que transitaba por el lugar descubrió el cadáver de la mujer y avisó a las autoridades de San Juan del Río. Debido al avanzado estado de descomposición, los restos de doña Carlota fueron sepultados en el lugar del suplicio, y allí permanecieron hasta el 26 de junio de 1923, que fueron exhumados y trasladados al cementerio de San Juan del Río, donde se les inhumó en fosa común. En el acta de defunción se asentó que la señora Bastida “fue secuestrada y mandada asesinar en 1917 por el General Francisco Villa…”
FUENTES:
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- Celia Herrera, Francisco Villa ante la historia, Costa-Amic Editores, sexta edición, México, 1999.
- José María Jaurrieta, Con Villa 1916-1920: memorias de campaña, CONACULTA, México, 2009.
- Paco Ignacio Taibo II, Pancho Villa, Editorial Planeta, México, 2006.
- Pedro Salmerón, Felipe Ávila, Breve historia del villismo, Editorial Crítica, México, 2018.
- Raúl Herrera Márquez, La sangre al río. La pugna ignorada entre Maclovio Herrera y Francisco Villa. Tusquets Editores, México, 2014.
- Reidezel Mendoza Soriano, “Crímenes de Francisco Villa. Testimonios”, segunda edición, 2020.
- Rodrigo Alonso Cortés, Francisco Villa, el quinto jinete del Apocalipsis, Editorial Diana, México, 1972.
- El Siglo de Torreón, Torreón, Coah., 1961
- El Universal Ilustrado, Ciudad de México, 1929
- Registro Civil de San Juan del Río, Durango, 1923.