Jueves de Corpus, 10 de junio no se olvida!

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La Masacre del Jueves de Corpus del 10 de junio de 1971 o “El Halconazo” por la intervención de un grupo paramilitar identificado con el nombre Halcones.
La manifestación estudiantil se realizaba en apoyo a los estudiantes de Monterrey, cuando fue reprimida violentamente por un grupo paramilitar La marcha comenzaría en el Casco de Santo Tomás y recorrería las avenidas Carpio y de los Maestros para salir a la Calzada México-Tacuba para finalmente dirigirse al Zócalo capitalino. Las calles que desembocan a la Avenida de los Maestros estaban bloqueadas por granaderos y agentes policíacos, los cuales impidieron el paso de los estudiantes. Asimismo, también había tanques antimotines a lo largo de Av. Melchor Ocampo junto con transportes del ejército, los cuales se ubicaban cerca del colegio militar y transportes de granaderos en un enorme contingente policíaco en el cruce de las avenidas Melchor Ocampo y San Cosme.
Un grupo de choque entrenado por la Dirección Federal de Seguridad y la CIA dirigidos por el Coronel Díaz Escobar, El zorro plateado, fue identificado en reportes de la Dirección Federal de Seguridad y de la Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales (DGIPS), como hombre clave en las masacres ocurridas el 2 de octubre de 1968 y el 10 de junio de 1971.
“Los Halcones”, los cuales vinieron en camiones y camionetas grises y transportes de granaderos, atacó brutalmente a los estudiantes desde las calles aledañas a la Avenida de los Maestros después de que los granaderos abrieran sus filas. Los paramilitares venían armados con varas de bambú, palos de kendo y porras, por lo que en un principio fueron fácilmente repelidos por los estudiantes. Incluso por testimonios contra de los Halcones actuaron comando s de los incipientes grupos guerrilleros “Lacandones”, Comandos Armados del Pueblo (CAP) y de la ACNR. Pasados los minutos los Halcones agredieron a los manifestantes una vez más, esta vez, no sólo con sus garrotes, sino con armas de fuego de alto calibre. Los estudiantes, por su parte, intentaron inútilmente esconderse de los jóvenes armados. La policía no intervino y permaneció como espectadora permitiendo la masacre. Fueron asesinados un número aún no determinado de jóvenes estudiantes de entre 14 y 22 años.2​ Pocos días después, renunciaron a sus cargos el Regente Alfonso Martínez Domínguez y el Jefe de la Policía Rogelio Flores Curiel. El presidente Luis Echeverría Álvarez se desligó de los hechos, pero nunca aclaró la situación que siempre fue negada oficialmente. De los hechos sangrientos nadie se responsabilizó y mucho menos fue llevado ante la justicia.
El terrible saldo de la masacre propició que se radicalizaran más jóvenes, quienes más tarde engrosarían las filas de guerrillas urbanas.
A muchos de nosotros no se nos olvida el 10 de junio de 1971.

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