Diego Prieto Hernández, director general del Instituto, reconoció la importancia y trascendencia que tiene el mensaje socialmente enviado por las mujeres mexicanas
- Se hizo un llamado a los trabajadores de la institución a revisar sus comportamientos hacia sus compañeras y a analizar las nociones culturales machistas con que fueron educados
Empleados del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) llevaron a cabo el conversatorio “Masculinidades y equidad de género”, realizado en la oficina central del organismo y en otros centros de trabajo por medio de una transmisión en vivo.
De manera previa al par de charlas que académicos de la institución ofrecieron al respecto, el antropólogo Diego Prieto Hernández, director general del INAH, reconoció la importancia y trascendencia que tiene el mensaje socialmente enviado por las mujeres mexicanas en la marcha del pasado domingo y en el paro nacional del 9 de marzo.
Ambos actos, dijo, no pasan desapercibidos en un país como México, donde no solo existen claras condiciones de desigualdad entre hombres y mujeres, sino también muchos actos de segregación y violencia que, en tiempos recientes, se han visibilizado mediante denuncias de acoso, agresión y crímenes de odio.
Recordó que el propio Instituto se ha visto golpeado por casos de violencia extrema hacia la mujer, como el feminicidio de la antropóloga Raquel Padilla Ramos, ocurrido el 7 de noviembre del año pasado.
“El INAH no puede permanecer indiferente a la discusión y la toma de acciones para revertir estas condiciones de desigualdad”, señaló Diego Prieto al enfatizar que actividades como el conversatorio, buscan, justamente, promover reflexiones y cambios de conductas desde las esferas de trabajo de la institución.
A las palabras del antropólogo, correspondió a Juan Manuel Argüelles, director de Antropología Física del INAH, y a Axel Baños, subdirector de Investigación en Antropología Social de la Dirección de Etnohistoria y Antropología Social (DEAS) de la institución, invitar a la reflexión acerca del machismo y la generación de nuevas masculinidades.
Como primer apunte, ambos reconocieron que el conversatorio podría en el futuro replicarse, a cargo de investigadoras del INAH, especialistas en teoría del género y en feminismo.
Argüelles hizo un recorrido por equívocos que durante muchos años fueron aceptados en la sociedad, entre ellos, la creencia de que las diferencias naturales entre hombres y mujeres podían extrapolarse y, por ende, justificar escenarios culturales de dominación masculina.
Recordó que, a menudo, la sociedad occidental ha usado la biología evolutiva para reforzar estereotipos, como fue el caso de los estudios que científicos como el criminalista italiano Cesare Lombroso, dio a conocer a finales del siglo XIX, acerca del modo en que las características físicas de un individuo podían determinar su predisposición hacia la criminalidad.
Visto desde la problemática del género, lo anterior, sumaron los ponentes, se aprecia en las ideas aún vigentes en México respecto a la figura del hombre como protector de mujeres y niños —lo que implícitamente asume a estos dos grupos como débiles—, o bien, las visiones bajo las cuales un varón debe ser valiente, fuerte y demostrar a menudo su superioridad sobre otros hombres.
Expusieron que el peligro latente en la suma de nociones, como las anteriores, está en la existencia de modelos sociales, los cuales todavía crían hombres violentos, mismos que hoy se sienten amenazados en sus figuras de proveedores o protectores ante mujeres que pugnan y alcanzan cada vez más de los espacios que estructuralmente les habían sido negados.
Las masculinidades, concluyeron, se construyen de formas diversas: a través de la práctica de un oficio, de un deporte, de un arte o de un ejercicio comunitario. Por ello, hicieron un llamado a los empleados del INAH a revisar cómo es y, fundamentalmente, cómo pueden mejorar su conducta hacia la mujer dentro de sus espacios de trabajo y en sus círculos familiares y sociales.
Con información de la Secretaría de Cultura