El rostro profundo del icónico del “panzón” Diego Rivera, su espacio de trabajo y el etéreo y poético caminar de Frida por el exterior de la casa son algunos de los fragmentos de realidad que captó el artista húngaro en 1934.
Una exposición muestra a través de 16 fotografías del fotógrafo Martin Munkácsi algunos momentos que vivieronFrida Kahlo y Diego Rivera en la casa-estudio de los artistas en el barrio de San Ángel, al sur de la capital mexicana.
El rostro profundo del icónico del “panzón” Diego Rivera, su espacio de trabajo y el etéreo y poético caminar de Frida por el exterior de la casa son algunos de los fragmentos de realidad que captó el artista húngaro en 1934 y que ahora vuelven a ver la luz en “Frida por Munkácsi”.
Desde este miércoles 16 de octubre hasta el 22 de marzo de 2020, el público puede ejercer una suerte de viaje en el tiempo al pisar y transitar el espacio exacto en el que se tomaron las fotografías, pudiendo imaginar también cómo se colocaba Munkácsi -quien era fotógrafo de modas- para retratar a los dos superlativos artistas.
De hecho, una de las primeras fotos que muestra la exposición -dividida en los dos edificios que componen el recinto y que están unidos por un puente- es un retrato conjunto de sus rostros en primer plano, ligeramente empapados por un tímida penumbra.
Otra de las que más destacan es un contrapicado de Frida cruzando el mencionado puente, con el cielo a sus espaldas.
Según dijo este martes durante el recorrido a medios la curadora de la exposición, Paulina Ramírez, esta instantánea sirve para dejar constancia de la movilidad de Kahlo por el espacio -quien padeció poliomielitis- durante esos años.
En entrevista con Efe, puntualizó que “las fotografías son una selección que se hace en enero de 1934, cuando Martin Munkácsi viene a hacer un artículo comisionado por la (revista) Harper’s Bazaar para trabajar lo tradicional, la moda y el estilo de lo que era lo mexicano en el momento”.
El lugar elegido para las fotos fue el estudio de ambos artistas, al que llegaron precisamente en ese año luego de que se la entregara el prestigioso arquitecto Juan O’Gorman en 1932.
Diego Rivera era entonces “el artista principal de México”, por eso fue el elegido, resaltó la investigadora del Museo Casa-Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo.
La idea de exponer las fotos -muchas de ellas inéditas- en el mismo lugar en el que se tomaron es “para que el publico pueda hacer esa comparativa visual de lo que existía en el momento” y lo que existe ahora, siendo un espacio “muy vivo”, que tuvo constantes cambios.
En algunas de las instantáneas el espacio es el único protagonista, con las paredes resguardando algunas obras de Diego y de Frida bañadas por la luz de un ventanal, por ejemplo.
Ramírez precisó que en esa casa-estudio es donde Kahlo pintó, o al menos empezó a pintar, una de sus obras más famosas: “Las dos Fridas” (1939).
A esto agregó que la exposición habla siempre “de una presencia-ausencia de Frida en el lugar”.
“Es un elemento poético (la presencia de Frida en las fotos) que nos ayuda a construir este lugar como un lugar de la memoria”, dijo.
Por su parte, la directora del museo, Marisol Argüelles, dijo en la presentación a medios que la idea de la exposición era “recuperar la visión que ellos (Frida y Diego) tenían a través de los espacios que habitaban”.
Y también “reconstruir un poco la memoria de estos dos artistas que son tan importantes para la modernidad en México a través de la vida cotidiana”.
Más allá de la exposición, Kahlo y Rivera no tuvieron -que se sepa- ninguna relación personal con el fotógrafo que captó parte de sus vidas.
La muestra está inscrita en el festival FotoMéxico 2019, uno de los más importantes de fotografía en el país.