Diez años hace que atestiguamos el mayor ataque contra civiles en México por parte del crimen organizado: la irrupción de un grupo de hombres armados en el Casino Royale de Monterrey. En pocos minutos convirtieron el sitio en una trampa sin salida para decenas de personas, 52 murieron. Una década después, familiares y sobrevivientes aún exigen justicia.
A las tres de la tarde con 15 minutos del 25 de agosto de 2011, al menos 14 hombres llegaron en cuatro camionetas al centro de apuestas Casino Royale, ubicado en la Avenida San Jerónimo en Monterrey, Nuevo León, el sitio era frecuentado en su mayoría por adultos mayores que gustaban de ir a comer o jugar apuestas.
“Relataban que de repente oyeron un ruido muy fuerte, empezaron a ver que había humo en la puerta del negocio del Royale, las llamas estaban por encima del techo del lugar, era un caos, nadie sabía lo que estaba pasando”, relató un testigo.
Los delincuentes entraron para hacer una advertencia, en demanda por una extorsión, de inmediato rociaron el lugar con gasolina y le prendieron fuego. Se supo que los clientes que intentaron escapar descubrieron que las salidas de emergencia estaban bloqueadas, en total, murieron 52 personas.
Pocos lograron salir, como Samara Pérez, no así su hijo Brad Xavier Muraira, quien murió dentro del Casino Royale, tenía 18 años de edad.
“Lo que más me duele, me incomoda es que digan: ‘solamente se nos pasó la mano’, eso no era pasarse la mano, fue un acto, una masacre vil y debo decirla como es: terrorista”, expresó Samara Pérez, sobreviviente del ataque.
El Gobierno Federal y de Nuevo León detuvieron a 17 presuntos responsables, solo cinco han sido condenados, ninguno por homicidio.
“Se los llevaron a la Ciudad de México, en ese entonces SIEDO y se les dio procesos jurídicos por delincuencia organizada, fue una situación atroz porque el homicidio nunca fue sentenciado”, informó Samara Pérez, sobreviviente del ataque.
A 10 años del ataque, esto es lo que queda de las paredes del casino, y el memorial inaugurado en el 2014 está semiabandonado. Las familias de las víctimas aún esperan justicia, aseguran que implicados y detenidos han evitado sentencias argumentando que la muerte de las 52 personas se debió únicamente al incendio.
“Seguimos a 10 años de estos terribles acontecimientos sin que estén las sentencias en firme, sin que la justicia no solo se de a uno como familiar de alguien que falleció ahí, sino al estado de Nuevo León”, finalizó Samara Pérez, sobreviviente del ataque.