M. H. Reidezel Mendoza Soriano
El excoronel don Mariano Hernández, popularmente conocido como “tata Mariano”, originario de la hacienda de Tutuaca, jurisdicción de Carretas (hoy Gran Morelos), Chihuahua, nació el 18 de diciembre de 1832, hijo los parralenses José Dolores Hernández y María Eulalia González. A mediados del siglo XIX, don Mariano peleó contra las gavillas apaches del noroeste del estado de Chihuahua, contra los franceses durante la guerra de Intervención y contra el régimen de Sebastián Lerdo de Tejada durante la rebelión porfirista de Tuxtepec, alcanzando el grado de coronel de Caballería. En 1876, según la tradición familiar, se asentó en Orizaba, Veracruz, y se dedicó a contrabandear mercancías a la frontera con Estados Unidos apoyado por un grupo de indígenas rarámuris, entre quienes vivió por mucho tiempo, compartiendo su estilo de vida en la Sierra Madre. También se asegura que don Mariano contrajo matrimonio más de cuatro ocasiones y que tuvo numerosa descendencia en distintas ciudades del país.
En abril de 1886 se levantó en armas en Cusihuiriachi, secundado por un grupo de vecinos, en protesta por la imposición de las autoridades locales, liberando a los presos de la cárcel y apoderándose de los fondos de la Depositaría Municipal y de la Federación. Al enterarse de que las fuerzas federales se acercaban al mineral, los rebeldes depusieron las armas unos días después. A sus casi 80 años se pronunció en armas a favor de la Revolución maderista, el 20 de noviembre de 1910, en el rancho de Guadalupe de la Saucería, municipio de San Francisco de Borja, al mando de una veintena de hombres, todos familiares y vecinos, participando en la segunda toma del mineral de Cusihuiriachi, en el combate de Las Gallinas y en la segunda toma de San Francisco de Borja, en diciembre de 1910.
En los primeros días de enero de 1911 participó en los combates de Río Grande y del Cañón de Bajío Grande, en Nonoava. Con una partida de 32 hombres, el excoronel Hernández se unió a la columna de Pascual Orozco y, en febrero de 1911, tomó parte en el primer sitio a Ciudad Juárez. Posteriormente desertó de la partida de Orozco y escoltó a los señores Raúl Madero, Giuseppe Garibaldi y Eduardo Hay al poblado de Zaragoza. Días después don Mariano recibió al líder de la Revolución, don Francisco I. Madero, que cruzó la frontera por la hacienda de San Agustín, formando parte de su contingente. Participó en la toma de Guadalupe, Distrito Bravos, de Villa Ahumada, en el combate de Casas Grandes, en el tiroteo de Ojo de la Laguna, en la concentración de fuerzas en la hacienda de Bustillos y, finalmente, en los combates de Ciudad Juárez, entre el ocho y el 10 mayo de 1911. Al triunfo del maderismo se le reconoció el grado de teniente coronel de Caballería, recibió 100 pesos como compensación y fue nombrado jefe de Armas de Santa Isabel, y poco después de la guarnición de Satevó. Ese mismo año presentó un informe sobre la situación de pobreza en la que vivían los indígenas rarámuris de la región.
A la caída del régimen maderista se unió a las tropas del coronel sonorense Pedro F. Bracamontes, que militaba en la División del Norte, y combatió a las tropas huertistas hasta el ataque a Torreón, en octubre de 1913, cuando Francisco Villa lo obligó a retirarse de las armas debido a su avanzada edad. En marzo de 1916, recibió órdenes de Villa de hacerse cargo de los hombres que habían sido heridos en sus últimas correrías.
Por muchos años “Tata” Mariano fungió como “procurador indígena” apoyando y representando a la comunidad rarámuri frente al gobierno federal; gestionó la titulación de las tierras de sus comunidades y logró conformar el ejido Tecubichi, en Carichí. Finalmente murió el 24 de enero de 1923 entre sus hermanos indígenas en San José Baqueachi, municipio de Carichí, por un “dolor de estómago y de costado” en la casa de su yerno Agustín Rodríguez, según se asentó en el acta de defunción, aunque la tradición oral afirma que fue por una complicación urinaria debido al excesivo consumo de pinole. Tenía 90 años.
En una de las imágenes se observa a don Mariano portando un machete y la piel de un animal que supuestamente mató para sobrevivir, conmemorando la ocasión en que, después de ser remitido preso por las autoridades porfiristas al inhóspito Valle Nacional, se le liberó desnudo, con un machete y un rifle con un solo tiro, logrando sobrevivir después de matar a la fiera que lo acosaba y conservando la piel como recuerdo.
En octubre de 2010, recorriendo las comunidades rarámuris del municipio de Carichí pudimos localizar su tumba en San José Baqueachi, y conversar con los vecinos de esa localidad, en cuya memoria está aún vivo el recuerdo de “Tata Mariano”, quien vivió y murió entre ellos.
FUENTES:
Libro de Licenciamiento de las fuerzas insurrectas, 1911, Libro 66, ff. 256-300, “Colección Manuel González Ramírez”, AGN.
Libro de defunciones del Registro Civil de Carichí, Chihuahua.
Libro de bautismos de la parroquia de San Nicolás de Carretas, Chihuahua.
Reidezel Mendoza, Del Cerro Bola al Río Bravo. Soldados de fortuna, forajidos e insurrectos durante la rebelión maderista en la frontera (1910-1911), Createspace Independent Publishing Platform, 2016.
Entrevistas de Reidezel Mendoza a Margarita Hernández, José Hernández, Hipólito Hernández, Tomás Torres, 2009-2016.