Concluye la restauración del Templo de la Inmaculada Concepción de María, en Guerrero, afectado por sismos

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Autoridades del INAH y de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa recorrieron el inmueble ubicado en Tepecoacuilco de Trujano, catalogado, en 2017, con daños severos

  • Forma parte de los 57 inmuebles religiosos que han sido restaurados en la entidad; asimismo, es ejemplo de la voluntad institucional para optimizar la seguridad de estos recintos de cara a futuros sismos 

Aquel 19 de septiembre de 2017, tras lo que muchos describen como un rugido emanado de la tierra, los habitantes de esta localidad, aún conmocionados, pero ya con la seguridad de que ellos y los suyos estaban bien, quisieron saber la magnitud del daño. Dirigieron sus miradas hacia la torre-campanario de su iglesia, la cual por siglos había sobresalido de entre las azoteas, pero con sorpresa notaron que había desaparecido.

Ayer, este pueblo guerrerense, orgulloso del rol protagónico que sus espacios y sus ciudadanos tuvieron en la gesta independentista, recuperó el tañido de sus campanas al atestiguar la conclusión de los trabajos de restauración para resarcir los daños provocados por los sismos, llevados a cabo por la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en el Templo de la Inmaculada Concepción de María.

Con afectaciones catalogadas como severas, el inmueble recibió acciones de atención emergentes en los días inmediatos al movimiento sísmico, a la vez que fue objeto de un proyecto de restauración, el cual inició en mayo de 2018, cuyos resultados fueron explicados a la ciudadanía en un recorrido encabezado por el director general del INAH, Diego Prieto Hernández; Blanca Jiménez Padilla, titular del Centro INAH en la entidad; el obispo de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel, y el alcalde de Tepecoacuilco, Ignacio Ocampo.

En el atrio del templo y con la visual de la torre-campanario reconstruida, las arquitectas del Centro INAH Guerrero, Julia Torres País e Inés Soto Valenzuela, supervisoras del proyecto, señalaron que este elemento resintió con mayor intensidad las ondas sísmicas ya que —según indicaron análisis estructurales y de mecánica de suelos— se levantó en un sedimento distinto y más frágil que el de la nave de la iglesia.

Tras la deliberación entre expertos del Centro INAH Guerrero y de la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos (CNMH) de la institución, se decidió consolidar el primer cuerpo de la torre y solo reintegrar el segundo cuerpo y el cupulín; dejando en estos últimos un acabado en cantera que atestigua que son reemplazos de sus originales.

Las arquitectas detallaron que devolver el tercer cuerpo al campanario habría sido contraproducente, tanto por el hundimiento diferencial que se promovería entre la torre y el templo, y la fragilidad en que se habría colocado al elemento.

En alusión a esta decisión técnica, el director general del INAH, Diego Prieto, puntualizó que el objetivo de la restauración en Guerrero y en las 10 entidades más que resultaron vulneradas en su patrimonio, “es entregar a la ciudadanía inmuebles seguros, con soluciones que los optimicen y les ayuden a resistir futuros eventos sísmicos”.

Luego felicitar a las autoridades del INAH por los trabajos realizados, el obispo Salvador Rangel dijo que “Guerrero tiene uno de los mayores avances en todo el país en lo que compete a la recuperación del patrimonio afectado por los sismos, lo cual nos llena de satisfacción y agradecimiento”.

Cabe destacar que, en esta entidad, 65 inmuebles han sido concluidos en su atención, entre ellos 57 templos religiosos, de un total de 95 construcciones patrimoniales afectadas por los sismos de 2017.

En el interior del templo, se detallaron algunos trabajos realizados, como la consolidación del ciprés que adorna el altar de la iglesia, el cual presentaba un desplazamiento de ocho centímetros y fue devuelto a su punto de equilibrio.

La arquitecta Inés Soto añadió que, de la mano con la empresa constructora, se acordó enfocar la restauración en los problemas de fondo en el inmueble, uno de los cuales, incluso, no se debió al sismo del 2017.

“Con el tiempo y la falta de mantenimiento —se sabe que el templo, con antecedentes a 1545, tuvo una fase de abandono en la segunda mitad del siglo XVI—, el material de los sillares de las bóvedas se fue disgregando por la constante entrada de humedad; por ello, decidimos reemplazar los sillares vulnerables con segmentos de cantera que tienen características físico-mecánicas similares al material original”.

La arquitecta concluyó que volver a tañer esas mismas campanas que habían enmudecido desde aquel 19 de septiembre de 2017, es decirle a la comunidad “que su templo está bien, que es seguro y pueden hacer uso de él”.

Supervisará INAH proyecto comunitario

Aunque el trabajo de atención por sismos ha concluido en el Templo de la Inmaculada Concepción de María, el Centro INAH Guerrero aún supervisará y dará asesoría al proyecto que el párroco y la feligresía de Tepecoacuilco tienen para colocar un nuevo altar y un ambón, así como para cambiar el piso y la instalación eléctrica en el interior de su iglesia.

Será hasta la conclusión de estos trabajos que el templo reanudará sus actividades litúrgicas al interior de su restaurada arquitectura; por ello, la comunidad extendió una invitación a los funcionarios del INAH y al obispo Salvador Rangel para participar en la eventual consagración de la iglesia.

Un proyecto adicional de los pobladores de Tepecoacuilco es la posibilidad de crear un museo local, el cual incluya elementos de la torre-campanario original que fueron rescatados del derrumbe, tales como las esquilas y el yugo de una de las campanas, sillares centenarios que por su desgaste no pudieron reusarse e, incluso, planos y otras imágenes que fueron recabadas a lo largo de los casi dos años de trabajo de restauración.

Con información de la Secretaría de Cultura 

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