Territorio habitado desde épocas remotas, el valle de Toluca alberga todavía a un importante conjunto de grupos indígenas –matlatzincas, mazahuas, nahuas y otomíes–, quienes, a pesar de su azarosa historia y de los profundos cambios que ha provocado el desarrollo de la región, conservan algunas de sus tradiciones y costumbres.
El territorio que hoy día se conoce como valle de Toluca, situado al poniente de la Cuenca de México, ha sido asiento de importantes grupos indígenas a lo largo de su historia.
Los testimonios arqueológicos nos revelan una ocupación humana muy antigua, que va desde las primeras huellas del hombre en los altiplanos centrales hasta el momento del contacto entre indígenas y españoles. En cambio, los testimonios históricos nos remiten cuando mucho al Posclásico Temprano o época tolteca y se prolongan hasta nuestros días. En este artículo echaremos un vistazo, aunque sea a vuelo de pájaro, a la trayectoria histórica de los grupos indígenas que han vivido en el valle de Toluca desde el siglo XVI.
Otomianos y nahuas antes de la conquista
Entre las cuencas de México y Pátzcuaro había asentados varios grupos indígenas en el siglo XV, la mayoría de ellos emparentados lingüísticamente, pues sus lenguas se habían derivado de un tronco común conocido como otomangue. Se trataba de los territorios de matlatzincas, ocuiltecas, otomíes y mazahuas, quienes se encontraban organizados en grupos señoriales nítidamente diferenciados unos de otros. Sin embargo, a partir de mediados de ese siglo, tanto el imperio tenochca como el tarasco se expandieron sobre estos territorios, que se encontraban en medio de ambos, los conquistaron y los sometieron a su poderío.
El resultado fue la división de esos territorios y la formación de una frontera político-militar entre mexicas y tarascos, la que en buena medida coincide con la línea actual divisoria entre los estados de México y Michoacán. A pesar de que hubo intentos de incursiones de una y otra parte, al final los mexicas, dirigidos por el rey Axayácatl, se quedaron con el valle de Toluca y los alrededores del volcán Xinantécatl. A este espacio geográfico se le denominó durante la Colonia “la provincia matalcinga” o matlatzinca, en referencia al principal grupo lingüístico asentado ahí. En esta área sobrevivieron cuando menos 39 señoríos sometidos, entre los que Calixtlahuaca, Teotenango y Malinalco eran los más grandes e importantes. El imperio mexica optó, como era costumbre, por repartir entre sus fuerzas aliadas la tierra y los hombres sobrevivientes, pero además se establecieron aquí varias colonias de “mexicanos” provenientes de la Cuenca de México. Las principales actividades económicas de los pobladores del valle de Toluca fueron la agricultura y la explotación forestal, así como la caza y la pesca en los sistemas lacustres del valle. Por supuesto, los excedentes productivos de esta zona eran controlados por las tres capitales del imperio: Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan. De esta forma, la provincia matlatzinca vivía a la llegada de los españoles en 1519 una situación muy particular de sometimiento político ante la Triple Alianza. A fin de presentar gráficamente la distribución de los hablantes de lenguas indígenas en esta área, se ha elaborado el mapa con información proveniente del siglo XVI.
El único grupo lingüístico que está ampliamente distribuido en toda el área es el náhuatl o mexicano y por ello no se le representó en el mapa. Como ya se dijo, la conquista de esta provincia por la Triple Alianza hacia 1570 promovió la colonización con pobladores mexicas e hizo obligatorio que los otomianos sometidos usaran el náhuatl como lingua franca. Asimismo, también es posible que hayan existido en esta región grupos minoritarios de nahuas antiguos que migraron desde los tiempos toltecas.
La principal lengua otomiana de esta área era la matlatzinca, porque era el idioma materno de los tres principales señores de Calixtlahuaca: Cipac Chimal, Chimaltecuhtli y Ca-Chimaltzin.
Le seguía en importancia el otomí, cuyos hablantes se localizaban en la parte centro-norte del área. El límite sur de esta lengua parecía establecerse en un eje oriente-poniente que pasaba por el centro del Nevado de Toluca. En cambio, por el poniente, el norte y el oriente se extendía mucho más allá de la provincia matlatzinca. No tenía grandes territorios exclusivos sino que los compartía casi siempre con los grupos matlatzincas y mazahuas.
Con información de Arqueología mexicana