El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) arrancó este año el proyecto de catalogación de 98 campanas ubicadas en templos, conventos e iglesias del Centro Histórico de la Ciudad de Oaxaca, ya que al ser instrumentos sonoros que forman parte de monumentos nacionales, también son considerados un bien patrimonial.
Sobre este tema habló la restauradora Daniela Lira, quien afirmó que, luego de los sismos de septiembre de 2017 y gracias a la visita del antropólogo y principal campanero del mundo Francesc Llop i Bayo (Valencia, 1951), el Laboratorio de Conservación de Patrimonio Metálico de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM), inició una base de datos digital para registrar la información de las campanas existentes en el país.
“Después del sismo nos hicimos una pregunta: ¿qué hacemos con las campanas? La respuesta fue realizar un catálogo, que iniciamos en el Centro Histórico de Oaxaca, y para ello contamos con un equipo de siete estudiantes de la ENCRyM, tres restauradores del Centro INAH Oaxaca, siete profesores, entre ellos, restauradores, metalúrgicos y fotógrafos; y el apoyo del antropólogo campanero Llop i Bayo”, dijo.
La consigna de los expertos fue catalogar 27 templos que, en promedio, tienen cinco campanas cada uno, aunque existen monumentos como el exconvento de Santo Domingo y el templo de La Soledad que resguardan entre 8 y 13 campanas, lo que suma un total de 98 campanas por inventariar en el estado.
“La idea del registro de campanas es para protegerlas de la refundición. Por ejemplo, encontramos una campana de 1897 con fecha de muerte, esto es, fue refundida en octubre 2018 y ahora es una campana que quién sabe qué metal de relleno tenga”, dijo.
“Así que nuestro objetivo al registrarlas es que al menos conservemos su información de creación”, destacó Daniela Lira.
La restauradora del INAH resaltó la necesidad de proteger las campanas históricas porque “también son bienes patrimoniales y están protegidas por el INAH, entonces es ilegal hacer este tipo de refundiciones”.
El proyecto de catalogación de dichos instrumentos sonoros también ayudará a los expertos a detectar qué campanas están dañadas o fuera de uso, ya que al no sonar puede significar que sean objeto de abandono y que estén susceptibles a la fundición.
Daniela Lira explica que los datos capturados en el catálogo de campanas son: “medidas de las campanas, ya que existen de varios tamaños; su epigrafía, la cual puede dar información sobre los fundidores, así como su fecha de creación y su uso”.
También se levantará el tipo de sistema que sirve para sujetarla, y los deterioros generales, entre los cuales, el más constante son las fracturas en el arco del sonido, ocasionados por el tipo de toque; y el registro sonoro que capture Llop i Bayo con una grabadora especial.
De las 98 campanas registradas, Lira comentó que 47 fueron muestreadas para someterlas a trabajos de metalografías, es decir, para tener información sobre su fundición y composición de la aleación; y dijo que el proyecto logró 58 registros sonoros, información que se depositó en una base de datos digital que próximamente será de consulta pública.
Otro resultado obtenido, hasta el momento, es que alumnos de restauración realizaron gráficas sobre los años en que la ciudad de Oaxaca produjo el mayor número de campanas.
“Oaxaca registró la mayor fundición de campanas entre los años de 1894 y 1908 , así que es importante relacionar esta riqueza con la situación histórica de la entidad”, dijo.
“Porque hay menos producción de campanas en el contexto de la Guerra Cristera o la expedición de las Leyes de Reforma, debido a que ambos hechos tuvieron un gran impacto para la iglesia católica y, por lo tanto, en sus bienes, así que no había dinero para hacer campanas, pero se observa que en años recientes ha habido gran producción de campanas”, concluyó.
Con información de Excélsior