Los campesinos aseguraron que la venta de la flor de cempasúchil y cresta de gallo ha caído en los últimos años, por lo que ahora lo cultivan por mera tradición.
De amarillo y guinda se han pintado algunos campos del Istmo oaxaqueño en estos últimos días de octubre, ya no están invadidos de flores de cempasúchil y cresta de gallo como le llaman al terciopelo, ya no es negocio aseguran los campesinos porque la venta de flor de muerto ha caído en los últimos años, ahora lo cultivan por mera tradición.
Blanca y Óscar son un joven matrimonio que hace un par de años inició con el cultivo de flor de muerto en una parcela localizada en tierras de Tehuantepec y que apenas alcanza la media hectárea equivalente a 5 mil metros cuadrados y que rentan de forma anual.
Este año esperan que las ventas logren su inversión de aproximadamente 10 mil pesos, porque aseguran el año pasado resultó perdida.
El corte de la flor amarilla y guinda ha comenzado desde muy temprano, Óscar junto con dos personas caminan entre los surcos invadidos de moscos y demás insectos, mientras que Blanca lo vende en la ciudad de Juchitán, donde las floristas lo adquieren por menudeo.
Óscar heredó la siembra por su suegro y en especial esta cosecha de flor de muerto, que comenzó a principio de septiembre por la falta de lluvia, pero que finalmente por lo abundante que cayó, a mediados de octubre afectó gran parte de su cosecha, sin embargo, confía que tendrá una venta exitosa.
Cosechar lo que aprendió significa mucho para Óscar y Blanca, que desde las 3:00 de la mañana se concentran en su parcela hasta altas horas de la noche, mientras dos empleados temporales cortan, otros los amarran en manojos.
“De la siembra es que vivimos, lo hacemos por mera tradición porque la gente nos viene a buscar preguntando la fecha del corte, y otros vienen y apartan los surcos, por eso es que seguimos sembrando porque tenemos la esperanza de que se nos venda todo, aunque el precio será muy alto”, dijo Óscar.
El cambio climático también les ha afectado, ellos ya no saben en qué fechas lloverá porque las estaciones del año ya no coinciden. Por ejemplo, la semana pasada llovió intensamente y en estos días cortan flores con una temperatura que supera los 30 grados centígrados.
Puente Madera es otra comunidad istmeña que también se distingue por la venta de flor de muerto y ahí vive Ismael Luis López, que solo cosechó media hectárea de un total de una que sembró; añadió que un surco de flores de cresta de gallo las vende en 300 pesos y la de cempasúchil en 200 pesos.
“Vender las flores de cempasúchil y cresta de gallo no es negocio, pero lo hacemos por que es herencia para nosotros, año con año a partir de esta fecha comienzan a llegar infinidad de personas, algunas nos compran la media hectárea y otros unos cuantos ramos, sabemos que vienen revendedores y otros lo compran para sus altares; Puente Madera es una comunidad típica que cosecha flores de muerto en esta zona del Istmo”, contó.
Mientras esperan que las pocas cosechas se vendan y cubran de colorido las ofrendas de Día de Muertos en los hogares de las familias zapotecas, los campesinos realizan los últimos detalles en sus parcelas, algunos juntan la tierra a las plantas, otros riegan con mangueras sus surcos y otros comienzan a desmontar lo que no creció.
Además de flor de muerto y para sobrevivir los últimos meses de cada año, los campesinos de Puente Madera también cultivan en el resto del año camote, maíz, flores como la albahaca, de china, margaritas, azucenas, al igual que jitomate.
Todos viven del campo, en sus hogares las yuntas de buey están listas para salir y recorrer los surcos mientras que las mujeres no dejan un solo día de elaborar las tortillas de totopo.
Con información de Aristegui Noticias.