Diario 19 / 11 de Junio de 2018
Por Pablo Miranda Ramírez
Como parte de su investigación en posgrado, Paulina Chávez Hurtado, estudiante de doctorado de la Universidad de Guadalajara (UdeG), trabaja en indagar el efecto del beta-cariofileno, una molécula extraída de la cannabis, en las alteraciones de memoria a causa del envejecimiento.
Paulina Chávez explica que existe un sistema presente en los seres vivos, el sistema endocannabinoide, y este reacciona de diferentes maneras cuando entra en contacto con compuestos originarios de la marihuana (Cannabis sativa), por lo que decidió analizar el beta-cariofileno, una molécula no adictiva extraída de esta planta.
“En mi grupo de investigación evaluamos estas moléculas en distintos padecimientos. Específicamente yo trabajo en el envejecimiento, me enfoco en el estudio de las alteraciones cognitivas, es decir, memoria y aprendizaje, en ratones envejecidos y cómo estas moléculas pueden lograr revertir los efectos en estos aspectos cognitivos”, añade esta estudiante del doctorado en ciencias biomédicas del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS) de la UdeG.
Para la investigación se utilizaron ratones de la cepa BALB/c y se les suministró beta-cariofileno; posteriormente fueron envejecidos de manera artificial para evaluar sus capacidades cognitivas en pruebas que implicaban memorizar la ubicación de una plataforma escondida en una piscina llena de agua, denominada laberinto acuático.
Roedores que recuerdan
La primera etapa de la investigación contempló trabajar con cuatro grupos de ratones: a dos grupos se les administró galactosa por un par de meses, un compuesto que durante ese periodo provoca que los ratones envejezcan artificialmente lo equivalente a 16 meses de vida, pero solo a uno de ellos se le suministró también beta-cariofileno.
Los demás ratones fueron catalogados en un grupo control y otro más al que solo se le aplicó beta-cariofileno, detalla Paulina Chávez Hurtado.
Luego de observar a los roedores envejecidos, Paulina Chávez tomó nota de aspectos antropométricos, tolerancia a la glucosa, alteraciones locomotoras, observando que no había diferencia entre ambos grupos de ratones; sin embargo, sí hubo diferencias cuando se evaluaron las capacidades de memoria de estos animales.
Para medir sus capacidades de memoria, los ratones fueron colocados en el laberinto acuático, este consistía en una piscina de un metro de diámetro y 35 centímetros de altura, dentro se colocó una plataforma de seis centímetros de diámetro escondida un centímetro bajo de la superficie del agua.
Paulina Chávez explica que la prueba consistía en que el roedor tenía que aprender durante una semana dónde se ubicaba la plataforma, y posteriormente esta se colocaba en otra localización para que el ratón también aprendiera esta segunda ubicación.
Después de la experimentación, se observó que los ratones envejecidos con galactosa únicamente lograron encontrar la plataforma escondida en la primera ubicación donde se colocó y nunca pudieron aprender la segunda, mientras que el grupo envejecido y con dosis de beta-cariofileno sí recordó dónde se ubicaba la segunda plataforma; Paulina Chávez señala que eso es un reflejo en la mejora de la flexibilidad cognitiva.
“Vemos que el aprendizaje entre los grupos fue igual; sin embargo, cuando llegamos a las pruebas de memoria vemos que, efectivamente, nuestro grupo inducido con galactosa sí muestra un envejecimiento en estas pruebas, pero si además administramos beta-cariofileno, vemos que se logra revertir el efecto de envejecimiento causado por la galactosa”.
La segunda parte de esta investigación contempla el mismo ejercicio, pero esta vez con ratones envejecidos de manera natural. Paulina Chávez Hurtado refiere que a un ratón se le considera viejo cuando alcanza los 18 meses, por lo que están en la espera de que los roedores lleguen a la vejez para iniciar con las pruebas y comparar resultados con los otros grupos.
Investigación temprana
Esta joven científica señala que los resultados de esta investigación en animales son prometedores; no obstante, agrega que para el estudio preventivo en la memoria humana primero deberán realizarse estudios clínicos al respecto.
“Podría desarrollarse un tratamiento de nivel preventivo para este tipo de afectaciones. A final de cuenta, el envejecimiento y las alteraciones a nivel cognitivo están asociados a la acumulación de daños, estos daños son los que el beta-cariofileno sería capaz de prevenir y disminuir”, sostiene esta ingeniera en biotecnología.
La doctoranda explica que la marihuana contiene complejos que reaccionan ante receptores del sistema endocannabinoide, como el tipo 1, que provoca los efectos psicotrópicos en el consumidor; sin embargo, la molécula beta-cariofileno solo reacciona ante el receptor tipo 2, que activa los efectos que analiza en su investigación.
Para llevar a cabo este estudio, Paulina Chávez obtiene el beta-cariofileno de Suiza, gracias a una colaboración con la Universidad de Berna, institución que aísla y caracteriza esta molécula de la cannabis para que sea objeto de estudio en otras instituciones. “Es muy prometedor analizar los efectos benéficos de la cannabis sin tener los efectos adversos”.
El trabajo de Paulina Chávez, quien es apoyada por la beca de posgrado del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), solo se centra en analizar el beta-cariofileno y las capacidades cognitivas; sin embargo, indica que compañeros de su posgrado también comparten esta línea de investigación, pero abordando otros padecimientos, como la diabetes o la obesidad.