Luis Cardona / diario19.com
Esta tarde, pasadas las 12:30 horas, de acuerdo con información vertida a través de su cuenta twitter, Alvaro Delgado Gómez, periodista, de la revista Proceso y escritor del libro El Yunque, la ultraderecha en el poder, El Ejército de Dios y El engaño. Prédica y práctica del PAN, dio a conocer escuetamente que el investigador de la UNAM y comentarista de Canal 22 Ernesto Villanueva fue atacado “a balazos” cuando recorría en su automóvil, Ciudad Universitaria.
Villanueva es además colaborador de varios medios de comunicación en la República mexicana, entre ellos el periódico El Noroeste de Sinaloa, especializándose en temas de narcotráfico y situaciones jurídicas relacionadas al Crimen organizado.
En su Blog se puede leer una reproducción, entre sus dos más recientes trabajos subidos al internet, un texto de Enrique Carpizo, cuya cabeza advierte “¿Narco académicos en la UNAM? .
De acuerdo a información publicada en agencia APRO, en línea, el académico Ernesto Villanueva, investigador de la UNAM, fue víctima de un atentado a balazos dentro de Ciudad Universitaria, del que resultó ileso gracias a que conducía un vehículo blindado.
Villanueva identificó a Diego Valadés, al exdirector del Instituto de Investigaciones Jurídicas, como uno de los que podrían estar detrás del atentado que sufrió cuando manejaba un vehículo Mitsubishi, que recibió por los menos tres balazos calibre 38 de un sujeto desconocido, ya que lo mencionado como miembro del Cártel de Juárez, en un texto reciente.
El académico de la UNAM dijo a la agencia Apro que hace unos días Valadés le envió un emisario, el también investigador Isidro Saucedo González, para pedirle que ya no lo criticara o que se atuviera a las consecuencias.
“Es increíble que en el Instituto de Investigaciones Jurídicas las diferencias se resuelvan ya con emisarios y con sicarios para privar de la vida al enemigo, acabarlo físicamente”, afirmó Villanueva.
El experto en temas de transparencia, quien presentará denuncia penal por el atentado que sufrió poco después de las 11 horas cuando se dirigía al IIJ, exigió también a las autoridades de la UNAM una amplia investigación.
Villanueva rindió su declaración sobre la agresión en las instalaciones de la PGJDF que se encuentran en Copilco.
El Investigador académico relató que a las 11:20, mientras circulaba sobre la prolongación del circuito Mario de la Cueva, a unos 500 metros del Instituto de Investigaciones Jurídicas, recibió dos disparos en la ventanilla del lado izquierdo y uno más en el toldo.
“Yo escuché el impacto y aceleré. Estoy vivo porque mi camioneta está blindada, si no, no estaría hablando ahorita”.
El investigador comentó que avanzó hacia una caseta de Vigilancia UNAM, que se encuentra unos 300 metros adelante del punto donde fue agredido.
Allí solicitó el apoyo de los elementos de seguridad.
En el lugar se percató que la primera parte del blindaje del cristal estaba dañada.
Los elementos de seguridad acordonaron el área y notificaron al área jurídica de la Universidad para que se solicitara el apoyo de la Policía capitalina.
Los policías ministeriales se presentaron al filo del mediodía, quienes resguardaron la escena y brindaron protección a Villanueva.
Una hora después, los peritos de la PGJDF llegaron al lugar.
“Yo tuve amenazas hace 15 días, el técnico académico Isidro Saucedo (González) me dijo que debía bajarle de tono a mis escritos sobre el Diego Valadés o me atuviera a las represalias”
Villanueva hace referencia a una serie de artículos publicados en el semanario Proceso y en el diario El Norte, donde se señalan presuntos vínculos de Diego Valadés, entonces Procurador General de la República, y el cártel de Sinaloa.
“Yo expuse los documentos que se encontraron en una casa de Vicente Carrillo Fuentes que lo vinculaban a él con el cártel. Es muy raro encontrar esas cosas en la casa de un narco.
“Había una credencial que acreditaba a Vicente Carrillo como Primer Comandante de la Policía Federal Judicial firmada por el propio Valadés, cuando fue procurador general.”
Villanueva reconoció que cuando recibió el mensaje, pensó que las represalias serían perder su cubículo en el Instituto de Investigaciones Jurídicas, sin embargo, no esperó un atentado en su contra.
“Yo nunca pensé que las diferencia en el Instituto se resolvieran a balazos”, sentenció. (Con información de El universal)
¿Narco académicos en la UNAM?
Enrique Carpizo[1]
Resultó para mí una sorpresa la presunción de que pudieran existir narco académicos. Y más todavía me pregunto: ¿En el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y bajo la dirección del Presidente del Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional? ¿Hasta dónde llega la corrupción?
De entrada, el Abogado General de la Universidad Nacional Autónoma de México, Luis Raúl González Pérez, acusado de presunto plagiario de una obra intelectual de mi autoría. Él se defiende con denuestos contra mí. Y con el apoyo de un tercero, que es el albacea de su hermano, el Dr. Jorge Carpizo, quien, además, se encuentra presuntamente relacionado con tráfico de influencias para gestionar la compra de unos terrenos en Cocoyoc a favor de varios miembros de su familia, con cargo a la UNAM. Por fortuna, yo soy lejano, muy lejano a la corrupción. Por si lo anterior no fuera suficiente, el Rector José Narro -en múltiples medios- avala los calificativos esgrimidos en mi contra en un boletín oficial. Por primera vez en la historia universitaria viola una medida cautelar a favor de la dignidad humana. Peor todavía, posteriormente se descubre que al parecer no tiene maestría ni especialidad, lo cual, de comprobarse, sería una gran falta a la moral pública.
Ahora -por si fuera poco- un académico “renombrado” Diego Valadés Ríos -a decir de un reportaje de investigación signado por Ernesto Villanueva- está presuntamente involucrado con el Cártel de Juárez. ¿Qué pasa? Urge que la UNAM responda: 1. ¿Hay o no plagio de mi obra intelectual? si no lo hubo ¿Por qué no liberan la investigación para que yo, su autor, la use conforme a derecho? 2. ¿Compraron o no con recursos públicos universitarios los terrenos ubicados en Cocoyoc, Cuernavaca, Morelos, a nombre de tres familiares de Carlos Carpizo Mag gregor o hubieron planes frustrados de ello? 3. ¿Existe o no una red de narco académicos en jurídicas de la UNAM? 4. ¿Los juristas valadesianos son parte del presunto grupo de narco académicos?
5. ¿Debe renunciar o pedir licencia Valadés Ríos a la UNAM mientras aclara el tema del otorgamiento de una credencial a un presunto narcotraficante y justifica que todo su dinero y patrimonio es lícito, además de no ser narco académico? 6. ¿Qué opina Pedro Salazar, actual Director de Jurídicas de la UNAM, quien apoya a Diego en pago a su designación como Director y por eso recluta firmas en defensa de este personaje, en lugar de ser neutro y emprender acciones que recuperen la imagen de la institución?
Todo lo expresado se presume y cada vez parece tener sustento, sobre todo ante el silencio universitario y el presunto apoyo de algunos académicos y funcionarios públicos. La situación de México no da para valientes, pero sí para quienes estamos comprometidos con la nación, no puede haber lealtad sin compromiso y muchos asumen lealtad para luego ser víctima del “no tengo compromiso contigo, tú te metiste porque quisiste, es más ni te conozco”. Generar empatía a través de la narco academia -si es que existe- demerita a personas de buena fe. Éstas solamente debieran pedir respeto a su derecho a conocer la verdad. Sin embargo, las supuestas redes de corrupción del equipo del Rector Narro generan nostalgia por la UNAM, cuyo Instituto de Investigaciones Jurídicas respira la soberbia de quienes poco a poco han cedido en favor de la impunidad y la ambición por acceder a cargos públicos o generar recursos de donde se pueda. Estoy convencido de que podemos hacer mucho sin estar en la nómina del Estado o de la alta burocracia universitaria.
El egocentrismo empaña la objetividad de algunas autoridades de la Universidad Nacional Autónoma de México y muestra el nombre, apellido y firma de los que además empujan hacia el inminente precipicio de la mediocridad y de la presunta delincuencia organizada. Por fortuna en la UNAM y en ese Instituto existen académicos con verdadero renombre que emprenden actos de denuncia pública y universitaria en aras de sanear a la Universidad.
Me pronuncio en pro de la rendición de cuentas y la aclaración de hechos que manchan la reputación universitaria. ¿Qué opinan los estudiantes y académicos de esto? Comprendo que no todos son sospechosos de corrupción, pero si algunos, quienes deberían abandonar el territorio Puma sin oportunidad de regreso, ¿Cuáles? los que resulten responsables. Es una vergüenza que en hechos sangrientos o cuestionables como los casos Colosio, Ruiz Massieu, Posadas Ocampo, Vicente Carrillo Flores, entre otros, por coincidencia, esté presuntamente involucrado ese grupo tildado de presunta narco academia. Debo aclarar que mi cercanía con Jorge Carpizo fue académica, por lo que mi lealtad y respeto hacia él la brindo a su memoria, no se traslada a otra persona o personas. Él me advirtió que si quería estar cerca debía alejarme de mucha gente que Jorge consideró incorrecta, su muerte imprevista impidió que yo supiera con exactitud a qué se refería. Los hechos urgentes de investigar para saber la verdad me dicen que Jorge tenía razón en protegerme, fueron 7 años a su lado y nunca entendí porque me impidió participar con los ideólogos más importantes de Jurídicas y algunos familiares nuestros.
Se debe pedir transparencia y rendición de cuentas por una Casa de Estudios que, al parecer, se está hundiendo sin resurgimiento. Muchos opinan que debo callar porque algunos universitarios interesados y un pariente lejano opinan que estoy deprimido y eso puede auspiciar la coartada perfecta para atentar contra mi vida y fingir la existencia de un suicidio o de un accidente. Me es grato que ya pudimos crear el Observatorio Ciudadano de los Derechos de los Universitarios, figura inédita en la UNAM de contrapeso institucional, y un espacio independiente desde donde se puede hacer más que con las instituciones a modo que hay dentro y que debemos cambiar.