Tres Medidas que EPN Debe Adoptar, Pero… / Índice Político / Francisco Rodríguez

ÍNDICE POLÍTICO / Francisco Rodríguez

 

Tres Medidas que EPN Debe Adoptar, Pero…

 

El desmantelamiento del poderoso Estado mexicano interventor de la economía fue hecho a ciencia y paciencia de los economistas “neoliberales” que asaltaron el poder en 1982, con el abogado Miguel de la Madrid, en su triste papel de cabeza de turco.

Parecía –y en los hechos se confirmó en el pacto electoral de “legitimidad” hecho con Carlos Salinas, jefe real de ese gobierno– que eran los panistas, no los priístas, quienes habían ganado la elección presidencial.

El arribo a los puestos de mando de fruncionarios sin ningún antecedente partidista tricolor, ni el asomo al debate legislativo o el mínimo roce o contacto popular, pintó de blanquiazul, no de tricolor, las cortinas de ese negocio.

Gerentillos egresados de muy caras y elitistas universidades privadas y de cenáculos de estudio más confeccionados para juniors de industriales que para capitanes políticos del gobierno, hizo que, del otro lado del mostrador, entre la clase política, todo mundo pensara en el retiro.

La ideología nacional revolucionaria, en boga con el tenaz Luis Echeverría –en el fondo, un furibundo anticomunista, aliado de Nixon en la cacería de brujas socialistas en el cono Sur del Continente– fue pospuesta para nunca y sustituida con slogans e ideas utilitarias de econometristas estadounidenses.

La mesa de Miguel de la Madrid la dejó puesta José López Portillo, ex litigante, profesor prescindible de derecho constitucional, abogado de sector público que descubrió su vocación de político cuando su amigo del alma, Echeverría, obtuvo la Presidencia de la República.

Antes, López Portillo fue un obstinado defensor‎ de la candidatura de Emilio Martínez Manautou, médico tamaulipeco que había atendido las dolencias de doña Guadalupe Borja de Díaz Ordaz, quien lo propuso para su ingreso en las “ligas mayores”.

‎Echeverría ganó la partida de esa candidatura, después del ’68, frente al candidato de los universitarios, Martínez Manautou, y al candidato de la tropa, Alfonso Corona del Rosal, no sin antes ser humillados éstos últimos ante las cámaras de TV, por instrucciones de GDO.

 

El Estado, Reducido a su Mínima Expresión

 

Al ser ungido López Portillo, sin candidato opositor en contra, perdió contacto con el piso, mareado por la posibilidad de estar nadando en petróleo. La “administración de la abundancia” acabó en un frívolo despilfarro, la pérdida de la identidad gubernamental y, finalmente, en el cambio de baraja en el timón del país.

‎Llegó una “nueva generación “de depredadores, la salinista, más ambiciosa que todas las anteriores, a pesar de su tierna juventud treintañera. Lo primero que hicieron fue preparar mediáticamente el terreno.

La forma de luchar contra la presencia del Estado en todo el proceso productivo, industrial, agropecuario y de servicios fue argumentar que la intervención del “gobierno del bienestar”, para beneficio de las mayorías, había sido una quimera.

Y como todo mundo se tragó ese anzuelo,‎ se recortó el gasto público y se estrangularon las prestaciones a las capas más pobres; había llegado la “reconversión económica”. Era la bandera fundamental de los “neoliberales” ante “el vacío de futuro”.

Como cereza del pastel, la desregulación total, la apertura comercial y financiera indiscriminada, llevaron a grados de histeria colectiva la privatización de los modelos y los servicios. Se convirtió en un ícono para la posteridad el cuidado de las cifras macroeconómicas, que presumían ante el Imperio, como testimonio real de obediencia lacayuna.

Para tener una idea clara del tamaño de las medidas para poder firmar “el espíritu de Houston” e ingresar al TLC norteamericano, entre 1982 y 1993 fueron “desincorporadas” en México, ¡977 entidades paraestatales!

A través de cierres, transferencias a otras instancias y privatizaciones –su modalidad más significativa– el Estado fue reducido a su mínima expresión y sus defensores fueron borrados, literalmente, del mapa.

Se empeñaron tanto en la loca carrera por reducir al “Estado obeso”, que acabaron configurando un poder público raquítico, sólo con las empresas ‎que después encargaron martirizar a la parentela, como Pemex, Conasupo, azufreras y líneas aéreas, con grados extremos de compromiso y poco margen de maniobra.

A pesar de la existencia de numerosos estudios, ‎no se quiere contar con un análisis detallado de las intenciones y logros manifiestos de la cruzada anti-estatal que permita una evaluación criminal de este impune proceso destructivo.

 

Todo, por Seguir las Órdenes del Imperio

 

‎Aún más: de 46 cambios legislativos realizados entre 1989 y 1993, 20 afectaron el servicio público, 17 reformaron para peor estructuras paraestatales y sólo 9 incidieron en el marco jurídico general (para desaparecer el ejido).

Dieciséis afectaron al sector comunicaciones y transportes, 6 al sector agropecuario; en su gran mayoría estuvieron dirigidos a facilitar la acción de los mercados y eliminar restricciones al libre mercado.

Importantes organizaciones y estructuras administrativas del Estado que incidían favorablemente en el gasto popular fueron “trasladadas” a los ‎sectores privados nacional y extranjero.

Sólo sabemos que el escaso dinero obtenido por las desincorporaciones nunca apareció, excepto para algunos pagos de intereses de la deuda. Todo fue para obedecer instrucciones de los organismos financieros cúpula del exterior.

Todo fue para ajustarse ciegamente a variables macroeconómicas que resultaron funestas para el empleo, al costo de abandonar posiciones clave para el desarrollo integral del país, y la defensa de su soberanía.

‎Todo, por andar poniendo el país en las manos de quien nunca tuvo una idea popular clara, acerca de lo que se debía hacer desde el poder del Estado, en una nación.

Empresas telefónicas, aeronáuticas, ferrocarrileras, transportistas, portuarias, eléctricas, turísticas, sanitarias, agroindustriales y cinematográficas, entre otras muchas ramas, cayeron en manos de individuos que jamás pensaron enriquecerse bestialmente de la noche a la mañana.

En lo internacional, las naciones que no siguieron el consejo privatizador resultaron‎ más favorecidas. En México, donde el Estado había sido el impulsor principal del desarrollo, el traslado de esas actividades a manos privadas representó un batacazo al crecimiento y a la gobernabilidad.

Confiado, Salinas de Gortari, el privatizador, el desmantelador, siempre pensó que con estas ayudas a empresarios, estaba edificando un futuro secular y prometedor para sí y para los suyos. Su decepción fue grande cuando al día siguiente, todos le voltearon merecidamente la espalda.

 

Slim, el más Beneficiado, el más Enojado

 

El más significativo de todos, Carlos Slim, el gran beneficiado, que con Telmex en la bolsa, una empresa excesivamente multiplicadora de dinero fácil, lo convirtió en “el hombre más rico del mundo”, hoy venido a menos, de la mano de quien fuera “el alcalde más grande del universo”.

‎Cuando Carlos Slim no pudo obtener la concesión de una empresa televisora privada, no obstante haber conseguido todas las prerrogativas que pidió en el sector telecomunicaciones, incluyendo el respeto a la frágil concesión de Telmex, el mexicano-libanés montó en cólera.

La única explicación de su exabrupto debe remontarse a algún complejo infantil de tener su propia tele, en medio de privaciones explicables. Lo cierto es que los “gobernantes” no se la acaban con el berrinche desestabilizador de este zar que ya demostró tener mejor equipo de inteligencia que los fruncionarios actuales.

Lo han amenazado verbal, discursivamente, en todos los tonos. Lo han “fustigado” los secretarios de la plana pesada. Marina, Gobernación, Hacienda, el Titular, pero nadie se atreve a tocarlo.

No obstante, todos sabemos el arsenal de herramientas, mecanismos y artilugios legales que tiene el gobierno para aplastarlo sin compasión. Para quitarle todo y dejarlo como Dios lo trajo al mundo.

Muchos analistas serios opinan que tronar a Slim, correr a Videgaray y quedarse callado, son las tres acciones que legitimarían el desorden de los gobernantes ante la opinión pública y ante el mundo.

‎Desactivando a Slim, se desmadeja toda la “capacidad desestabilizadora” de Ebrard, Aguirre y Murat, pues son beneficiarios del mismo mecenas. Corriendo a Videgaray se reconcilia con la Nación. Quedándose callado le da valor agregado a lo anterior.

A pesar de que los cercanos ensalzan el carácter mesurado de Peña, como un rasgo esencial, en estos casos, como que falta decisión, ¿o no?

¡Y eso no se vende en ningún lado!

 

Índice Flamígero: Fuentes de todo crédito aseguran que “la jugada” de dar a conocer, el lunes anterior, una encuesta en la que el PRI y el PAN se alzan con la mayoría “…y por mucho” de curules en la próxima Legislatura, fue para contrarrestar la que Gerardo Gutiérrez Candiani, mandamás del Consejo Coordinador Empresarial y aspirante al gobierno oaxaqueño, circuló entre sus agremiados la semana pasada y en la que Morena, de AMLO, está en el segundo sitio de las preferencias de los posibles votantes. Lo creo. También que el de Macuspana sigue provocándoles ñáñaras  a los Atracomulcas y a sus satélites, reyes del “moche, los panistas. También por eso se incrementó la metralla, en los medio$ tradi¢ionales en contra de López Obrador. + + + Tan mal se ven las cosas para EPN que don Alfredo Álvarez Barrón dedica el epigrama de El Poeta del Nopal a la nueva aeronave presidencial: “Es un palacio flotante, / una señal en el cielo, / gigante que en pleno vuelo / se aproxima, desafiante; / es un lujo extravagante / con elevada factura, / es una grave fisura / en un avión subrogado / que antes de ser estrenado / ¡con rapidez pierde altura!”.

 

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