Prensa omisa, Disimulo de los medios, Silencio que el Estado paga… / @cardonamex

Reflexiones / Luis Cardona

Rabia, tristeza, impotencia, ganas de mandar todo a la chingada. Así me siento. Pero a pesar de todo se que debemos seguir, que éste pinche país, debe cambiar. Demos cambiarlo, no es posible seguir sobreviviendo en medio del disimulo negligente, tortuoso, lleno de verdades a medias que permiten a la impunidad crecer más rápido que la justicia.

¿Saben ustedes por que existimos los periodistas?. ¿Para que chingados sirve un periodista?. ¿Que labor cumple un periodista en México?. ¿Por qué la gente confunde al periodista con un medio?. ¿Por qué del periodista es más fácil pensar que es un corrupto aún y cuando su trayectoria no se conozca hasta que es asesinado, y entonces su imagen trasciende más que el trabajo que realizó por años?

Ser periodista en México, como lo dicta la norma, te puede costar la vida, hacerte preso de la descalificación gubernamental vivo o muerto, o ser señalado como miembro del algún partido político disidente del poder, e incluso ser parte del crimen organizado. Es tan fácil enlodar la carrera de un periodista, es tan fácil matar a un periodista. ¿Qué tan fácil callar a un periodista?

“La comunicación social debe entenderse como una vertiente de la rendición de cuentas, porque cumple la función social del gobierno de informar sobre su desempeño. No es un acción puramente promocional o propagandística, sino que tiene un interés en función del derecho ciudadano a informarse, no sólo a recibir propaganda”: Justine Dupuy, responsable del área de transparencia del Centro de Análisis e Investigación Fundar

Sin embargo en México la comunicación social es para el gobierno federal y los que le siguen hacia abajo, un sinónimo de poder sobre los medios de comunicación, un departamento exclusivamente dirigido a corromper, imponer y amenazar con “delicadeza” a quien no concuerda con la idea de la manipulación informativa que el pueblo recibe de ellos.

La propaganda que contratan los estados, municipios, y el Gobierno de la República, inocula a los medios, los enferma con dinero proveniente del pueblo, para mantener mal informada a la ciudadanía, con verdades a medias, de lo que el poder sugiere debe enterarse la mayoría, porque la minoría que se entera de la verdad debe ser atacada “mediáticamente”, para evitar se entere de la mala jugada del gobierno, y entonces la impunidad sirve de abono al abuso, y el florecimiento del delito. Ese delito que para donde mires, lo encuentras. Se manifiesta de diferentes formas, pero siempre está presente en tu vida.

La labor del periodista entonces de informar como derecho a la ciudadanía, esa rendición de cuentas que el Estado debe estar consciente debe existir por bien de la Nación, se convierte en simulaciones de noticieros de televisión, radio, primeras planas de periódicos, si su misión se coarta. El periodista puede ser un excelente investigador, pero la empresa impedirle que su trabajo trascienda. La empresa es sumisa por lo que obtiene, el periodista no le importa, le importa ser parte de eso que menciona La Jornada en una excelente cuantificación del gasto oficial en Prensa: 12 mil millones de pesos.

Doce mil millones de pesos que el Gobierno obtiene de los impuestos que recaba del trabajo de la población, y que va a dar a manos de los propietarios de los medios, unos más otros menos, pero que sin regulación alguna, sin equidad alguna, reciben por callar, por hacer que hacen.

Como dijo Poniatowska el otro día en Madrid al recibir el Honoris causa de la Complutense de Madrid: “No me duele México, me avergüenza”.

Esa corrupción en los medios baja como agua en cascada a los periodistas, no niego que existan miles de bribones acostumbrados al “chayote” ni me espanto de la forma en que muchos criminales dentro y fuera del gobierno por las buenas o las malas, untan con dinero las manos de muchos, sin inquietarse a sabiendas que “los jefes agarran más”, y entonces se esculpan convencidos del pretexto.

Esa censura sutil a la libertad de expresión que alienta la concentración en los medios de comunicación, es una práctica que a escala federal no ha tenido distingo entre las administraciones panistas y la actual de extracción priísta, pero que se reproduce en el ámbito estatal, como dice el reportaje de La Jornada, que apunta además que los empresarios de la comunicación no despreciarán la tajada que ha pasado de mil 934 millones de pesos en 2001 con Vicente Fox a 8 mil 429 millones de pesos en 2012, al final de la gestión de Felipe Calderón, según reporte de la Presidencia de la República, Mientras en el primer año de gobierno de Enrique Peña Nieto el gasto reportado es de 4 mil 195 millones de pesos, según se recoge en el estudio Comprando complacencias. Publicidad oficial y censura indirecta en México, de la Asociación de Periodicos y Editores de Noticias.

Por otra parte según el reporte de la Secretaría de la Función Pública, a octubre tenían programado un gasto de 5 mil 258 millones 441 de pesos, aunque en el rubro de ejercicio del gasto indica mil 521 millones de pesos a esa fecha.

Televisa y Tv azteca se llevan la mayor cantidad de estas cifras. Hoy en tiempos electorales, las dos empresas de televisión rebasarán en mucho sus ganancias cuando los partidos tiene 178 mil millones por repartir.

Pero regresemos al periodista. El que no recibe “Chayotes”, o porcentajes por lo que aportan las fuentes, sigue sobreviviendo con sus 6 mil pesos mensuales y su bono de ayuda para el transporte, si es que no fue sub contratado ( outsourcing ).

El periodista asalariado pocas ocasiones tiene de mostrar sus facultades. Todo lo que aprendió en la Universidad sirven de nada, cuando se contrata den una empresa ligada a los intereses del Estado, y los que no lo están, difícilmente contratan a alguien porque son reducto de los que en otros lados nadie les da trabajo, por “izquierdosos”, “Chairos”, “tendenciosos”, etcétera.

Así que la única fuente es la de trabajar por su cuenta “freelance”. De inicio serlo, es muy difícil. Cuando el periodista es su propia empresa, enfrenta riesgos más que el común de sus compañeros,  puede ganar más dinero, pero no tiene prestaciones. La mayoría de la veces es presa fácil de las ONG que lo llaman para “capacitarlo” y sin darse cuenta cae en el silencio que busca el Estado a través de la ONG. Por eso debe estar alerta y dispuesto a jugarse la vida, incluso en muchas ocasiones hasta la estabilidad de su familia por una vocación que nadie entenderá, contra la que existen adversarios de diferentes tamaños, de acuerdo a la labor que se realiza. A esos, no llegan los millones del presupuesto, bueno no niego que llegarán a algunos; nada es absoluto, pero ser confiable dentro del periodismo en México es exponerse a todo y muchas ocasiones  no tener a quien vender tus historias. Y entonces pierdes dinero, empo esfuerzo, y no te queda más que insistir. Si no lo haces te lleva la chingada.

“La utilización del poder del Estado y los recursos de la hacienda pública; la concesión de prebendas arancelarias; la asignación arbitraria y discriminatoria de publicidad oficial y créditos oficiales; el otorgamiento de frecuencias de radio y televisión, entre otros, con el objetivo de presionar y castigar, o premiar y privilegiar a comunicadores sociales y a los medios de comunicación en función de sus líneas informativas, atentan contra la libertad de expresión y deben ser expresamente prohibidos por la ley”.

El dinero que sale de las arcas del Gobierno por concepto de publicidad, es una forma demasiado fácil de desviar recursos, con los que nadie se mete. De pronto aparecen , diputados, senadores, presidentes municipales, Gobernadores y otros, como dueños de medios de información, cuando en su vida tuvieron algo que ver ello.

Mientras, el periodista sigue siendo periodista.