Cocaína S.A.

Jorge Torres / reportemedia.com / diario19.com

 

Desde hace más de cuatro décadas el mercado de la droga se mantiene como el más rentable de los negocios ilícitos en el mundo y ni las campañas antinarcóticos de los EU han conseguido neutralizar la oferta ni reducir la demanda.

Desde el mandato del presidente Richard Nixon en los años setenta, los norteamericanos han instrumentado campañas antidrogas en América del Sur y El Caribe y lo único que han logrado es cambiar las rutas de trasiego de los traficantes, provocando reacomodos en el mapa geoestratégico de los grandes cárteles de la droga en el continente, hoy dominado por las bandas mexicanas.

Entre las drogas más rentables que han acaparado el mercado ilícito se encuentra la cocaína, cuyo trasiego aumenta su plusvalía y desde hace años no solo se consume en los barrios pobres de las ciudades del mundo, como es el caso de la mariguana o la heroína, sino que es consumida en clubes exclusivos como sinónimo de estatus.

El gobierno norteamericano, cuyo pueblo consume más de 700 toneladas de cocaína al ano, gasta miles de millones de dólares en neutralizar las acciones de los cáteles de la droga. Se calcula en un billón de dólares el gasto oficial anual en campañas antinarcóticos.

Los resultados de estas campañas antidrogas han sido la creación de instituciones para combatir a los cárteles, como la DEA, y políticas represivas que sólo han logrado cambiar el rostro de los caudillos de la droga en América Latina.

En los primeros años de la década de los noventa, la DEA presionó fuerte en las rutas del Caribe y desmembró a los cárteles colombianos liderados entre otros por Pablo Escobar, lo que dio como resultado la atomización del fenómeno de los cárteles, llegando a contarse hasta 200 en suelo colombiano, los restos de las bandas de Cali y Medellín.

Este hecho fortaleció a los traficantes mexicanos, que asumieron el control del trasiego de droga de América del Sur a los EU. A principios de los noventa sólo el 50 por ciento de la cocaína que ingresaba a EU lo hacía por las fronteras mexicanas, y desde hace ocho años a la fecha, la cifra aumentó a 90 por ciento.

Las reglas del juego cambiaron en los noventa y el negocio de la cocaína lo dominan ahora los cárteles mexicanos. Dictan los precios del producto y establecen las condiciones del traslado y la entrega de la mercancía. Emplean a medio millón de personas y obtienen ganancias de más de 25 mil millones de dólares.

La DEA ha estimado el valor del mercado de la cocaína y calcula que el kilo de droga en Colombia vale  mil 200 dólares. Ese mismo kilo de droga en México cuesta arriba de  8 mil 200 dólares y en EU alcanza cantidades que van de los 15 mil a los 25 mil dólares.

Existe un antes y un después de la frontera mexicana en la plusvalía de la cocaína colombiana y boliviana, y el ejemplo más claro de las ganancias que otorga el mercado de la droga es que ese mismo kilo de cocaína que al por mayor cuesta mil 200 dólares en Colombia, en Nueva York alcanza al menudeo alrededor de los 80 mil dólares.

En los últimos años el negocio de la cocaína a través de la frontera mexicana prendió los focos rojos en EU, y es que el negocio aumenta sus ganancias y expande su mercado, con la consecuente violencia extrema en las urbes.

Pero la guerra contra las drogas, tomando en cuenta el contexto del poderoso mercado en el que se desenvuelven los principales actores, está destinada al fracaso. No hay luz en el horizonte de una guerra que sólo establece como su principal regla la eventual purga de los caudillos del trasiego de droga en América Latina.