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La respuesta del Estado mexicano a través del procurador general de la República, a las declaraciones del padre de Alexander, que esperaba vivo a su hijo, porque vivo se lo llevaron el 26 de septiembre, fue que los restos óseos localizados en una bolsa negra en el río cercano al basurero de Cocula, pertenecían al cuerpo de su hijo, asesinado y calcinado por supuestos miembros del crimen organizado.

Hoy un día antes de la Navidad de 2014, la PGR no busca a los normalistas desaparecidos. La búsqueda lleva más de un mes frenada a la espera de los supuestos resultados que forenses de la Universidad de Insbruck, determine si las cenizas que enviaron para su estudio, corresponden a los estudiantes.

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