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Pablo Salas Vázquez, explica en una breve entrevista con Reporte Índigo, lo difícil que es su vida, después de haber donado un riñón, y prácticamante haber salvado a una persona de la muerte. El problema es que ahora en Monterrey, Nuevo León, no ha encontrado una empresa que le brinde empleo, aduciendo que después de la operación a que fue sometido, “no está apto para laborar”.
Los empresarios neoloneses, parecen haber perder la brújula en éste caso. Pudiera ser un caso de discriminación que la Comisión Nacional de Derechos humanos pudiera tomar en sus manos y salvaguardar el derecho de Salas Vázquez a un empleo digno.
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