Chontalpa de los lugares más peligrosos para migrantes / Caravana de Madres logra encuentro de hermanos

Leopoldo Hernández / Variopintoaldía.com / diario19.com

 

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Los hermanos Leonila y Oswaldo Guerra Martínez se reencontraron luego de 17 años de no mantener ningún tipo de contacto. Todo este tiempo en Honduras, su país de origen, la familia lo consideró, desaparecido, pero no dejaron de buscarlo.

Originario de la aldea Cerro Blanco, ubicada en el municipio El Rosario, perteneciente al departamento de Comayagua, Oswaldo decidió migrar a Estados Unidos para modificar las condiciones de vida que padecía.

Sin embargo la vida le obligó a quedarse varado en Jáltipan, Veracruz, donde después de todo este tiempo un mensaje de facebook recibido por el Movimiento Migrante Mesoamericano (MMM), alertó a la organización de un migrante hondureño que no había podido comunicarse con su familia.

En ese entonces en Cerro Blanco las comunicaciones eran inexistentes: no llegaba el correo, menos el teléfono. Internet, impensable.

Comenzó entonces la verificación de la información, la búsqueda de los familiares. Sus padres murieron en su ausencia y de acuerdo con su hermana Leonila, su madre falleció con el sentimiento de no haber encontrado a su hijo, al que nunca dejó de buscar con el único recurso a su alcance, la oración.

Oswaldo, ahora obrero y en ocasiones ayudante de albañil, vive en el municipio de Jáltipan, al sur del estado de Veracruz, donde fue ubicado por Rubén Figueroa, integrante del MMM. Grabaron un video-mensaje dirigido a su hermana Leonila.

La siguiente parada fue Cerro Blanco donde familiares directos dieron cuenta de que la hermana ahora vive en San Pedro Sula. Desde el pueblo le llamaron para confirmarle que la persona que aparecía en el video era Oswaldo. Los 17 años de ausencia provocaron en su hermana lo que se espera cuando esa noticia se recibe de alguien que ya se cree muerto: el llanto de alegría.

Desde el país Centroamericano le llamaron para hacer el contacto. Inevitable decirle que sus padres habían muerto. Poco a poco se fue gestando la posibilidad de un reencuentro y este ocurrió en Coatzacoalcos, Veracruz, durante el tercer día de la “Caravana de Madres de Migrantes Desaparecidos”.

En el parque Independencia de este municipio las 45 mujeres y familiares rodearon a la pareja de hermanos y con el “sí se pudo, sí se pudo” en coro, acompañaron el abrazo de los dos hermanos.

 

Estación Chontalpa es uno de los lugares más peligrosos para los migrantes

Madres y familiares de migrantes desaparecidos llegaron a Estación Chontalpa, Tabasco, a buscar a sus hijas e hijos en las inmediaciones de las vías del tren de uno de los lugares más peligrosos en de la ruta migratoria en México, mejor conocido como Los Silos.

De acuerdo con Fray Tomás González, director del albergue “La 72” en Tenosique, esta zona “está tomada por el crimen organizado. Es aquí donde son enganchados o atrapados.

“Los lugares en torno a las vías, siempre hay mucho tráfico, mucho daño, sea por la venta de cosas más caras desde la comida, el hospedaje, el café”, señaló.

El religioso refirió que este lugar está completamente olvidado por la autoridad y los testimonios que recibe el religioso, su equipo de trabajo en el albergue y el Movimiento Migrante Mesoamericano, es que en este sitio los migrantes reciben muchas agresiones.

“Es la frontera Chiapas-Tabasco y más adelante la frontera Tabasco-Veracruz, por eso las autoridades no se quieren hacer responsables alegando que están fuera de los límites de su jurisdicción, entonces los criminales aprovechan para hacer mucho daño”.

Y es que esta ruta del tren recorre las estaciones ferroviarias de tres estados entre Tenosique, Palenque, Salto de Agua, Macuspana, Teapa, Pichicalco, Estación Juárez, Chontalpa y Las Choapas, es decir, Tabasco, Chiapas y Veracruz.

Fray Tomás González afirmó que esta situación lleva años padeciéndose en la zona, principalmente porque las autoridades tienen muy descuidado el pueblo, incluso está muy descompuesto el tejido social, hay mucha indiferencia, y la apatía de la gente es “bárbara”, lo que consideró abona para que le sigan haciendo daño a los migrantes.

“Aquí las autoridades no entran, ahora hay dos o tres patrullas (que acompañan la Caravana) pero esto no es normal, aquí no hay ninguna patrulla de la policía estatal nunca, ni de la policía judicial, ni de la PGR ni nada. Eso abona también, todo va coincidiendo. Coincidencias: ¿quién sabe si sean coincidencias?”, dijo.

Y remató: “Me inquieta mucho el descuido en el que está esto. Es una bomba de tiempo”.

En Estación Chontalpa tienen muy presente a “El Nica” o “Leo”, como le conocen. Un homosexual nicaraguense que llegó a la zona hace poco más de dos años y como dicen los pobladores: en menos de tres meses hizo una gran fortuna que ya ni los pobladores de aquí.

El negocio según cuentan empezó luego de apropiarse de un terreno de una empresa contratista de Pemex. Ahí construyó una tienda donde les vendía a los migrantes los productos más caros y no de la mejor calidad.

El negocio se fue diversificando y poco a poco fue arreglando los viajes a Estados Unidos de los centroamericanos lo que, dicen, le generó demasiada riqueza e impunidad frente a las autoridades.

La zona de Los Silos, cuentan, se fue volviendo más conflictiva: peleas, disparos en la noche, migrantes ebrios o drogados, incluso recuerdan la muerte violenta de tres jóvenes que se reportaron en las vías del tren.

Una vez anunciado el Programa para la Frontera Sur por el gobierno federal, se implementó un operativo con diferentes instancias gubernamentales y las versiones sobre el destino de “Leo” o “El Nica” difieren: fue capturado, dicen unos. Otros aseguran que fue avisado a tiempo y logró escapar. En lo que coinciden los pobladores es que después del operativo los incidentes violentos, al menos los que ocurrían a la vista han disminuido. No así para los migrantes que aún tienen que pasar por esta zona que es permanentemente peligrosa para ellos.

A Los Silos se llega por la calle 16 de Septiembre hasta la avenida Ferrocarriles. Una vez cruzando las vías del tren se ingresa a una zona donde el pavimento está ausente, el abandono se nota en el contraste entre las casas construidas de material y las que están hechas de madera.

Calles lodosas que tras las recientes lluvias que han azotado Tabasco en los últimos días, convierten el tránsito por el lugar en un laberinto de charcos café que vuelve imposible el trayecto en línea recta.

Este sitio lo recorrieron las madres y familiares que integran la Caravana de Madres de Migrantes Desaparecidos “Un Puente de Esperanza”. Casa por casa, con las fotos de sus hijas e hijos colgadas al cuello fueron preguntando a sus habitantes si reconocían haber visto a los desaparecidos.

Algunos vecinos se tomaron la molestia de escuchar a las madres, ver con atención las fotografías, dudar la negativa y hacer memoria para encontrar entre los recuerdos algún indicio o rasgo que permitiera reconocer esos rostros, jóvenes en su mayoría, que se tradujera en una respuesta positiva para los familiares. Otros fueron más renuentes, esquivos. La duda es si lo hicieron por indiferencia o el miedo al que seguramente no son ajenos.

Sin embargo en este recorrido se fortaleció la esperanza en María Elizabeth Martínez. Ella es originaria de Honduras y busca a su hijo Marco Antonio Amador Martínez. Aquí una mujer le dijo haber reconocido al joven. Es el tercer comentario que recibe en esta Caravana de que alguien lo ha visto o cree reconocerlo.

Marco Antonio salió de su país el 22 de febrero de 2013 y cuando él llegó el 1 de marzo a México se comunicó con su madre. Siguió avanzando hasta llegar a Tamaulipas y de ahí le habló por teléfono la última vez el 11 de marzo. A las 3 y media de la tarde fue esa llamada, de ahí no lo ha vuelto a hacer.

El se fue de Honduras por la falta de oportunidades para salir adelante junto con su hija, quien el próximo 7 de diciembre, día en que concluya la Caravana, cumplirá 8 años de edad

La noticia es que tenía una promesa de trabajo en Reynosa. “No se qué pasaría pero no volvimos a tener contacto”, dijo la madre.

En Estación Chontalpa, al acercarse a una de las precarias viviendas una mujer le aseguró que ese joven de la foto fue visto hace 5 meses en la zona pidiendo dinero. Nada más.

En este viaje el primer comentario sobre el paradero de su hijo ocurrió en Tenosique cuando por la tarde acudió junto con el resto de las madres y familiares de desaparecidos al parque central donde montaron una exposición de cientos imágenes de centroamericanos de los que no se sabe nada luego de ingresar a territorio mexicano.

Ahí un joven se le acercó al ver el rostro de Marco Antonio en la fotografía que va colgada a su cuello y le comentó que lo había visto. Sin embargo no pudo aportar más datos y hasta ahí llegó la pista.

Una más fue en Palenque, Chiapas en el segundo día de recorrido de la Caravana, donde un sujeto robusto, con un parche a la altura hombro de la playera con la leyenda “migración”, le comentó que a ese joven en algún momento lo había visto. Pero no pudo darle mayor información a la mujer.

El primer comentario sobre el paradero de su hijo ocurrió en Tenosique, cuando por la tarde acudió junto con el resto de las madres y familiares de desaparecidos al parque central donde montaron una exposición de las fotografías de cientos de centroamericanos, de los que no se sabe nada luego de ingresar a territorio mexicano.

Ahí un joven se le acercó al ver el rostro de Marco Antonio en la fotografía y le comentó que lo había visto. Sin embargo no pudo aportar más datos y hasta ahí llegó la pista.

La falta de precisión en la información no desanima a María Elizabeth Martínez. Está convencida de que volverá a ver a su hijo, tiene toda la esperanza de que el siguiente caso de encuentros con familiares desaparecidos sea el de ella y Marco Antonio, porque en este tipo de situaciones no está permitido perder la fe.