La respuesta del Estado Mexicano a la Protesta no se ve nada halagüeña

Reflexiones / Luis Cardona

 

Los caminos del Estado mexicano para buscar la descalificación y la distracción son insospechados, sobre todo por la creciente desconfianza de la nación. Los ciudadanos mexicanos han dejado de creer en la mayoría de los medios de comunicación oficialistas que no alcanzan a tapar como estaban habituados, a tapar los excesos, errores e impunidad de la política y su evidente complicidad con el crimen organizado.

Ayotzinapa se convirtió en bandera de un movimiento anti impunidad nacional, encabezado por la juventud que ha perdido el miedo y toma las calles para protestar como nunca se había visto en la República mexicana.

La política social de Enrique Peña Nieto, da tumbos tras una política interna incierta, que Osorio Chong no alcanza a controlar, donde la voz de los partidos políticos ha dejado de tener influencia entre los “miembros” inscritos en las listas y muestran el hartazgo como ciudadanos uniéndose a la protesta nacional desde todas las trincheras posibles.

El poder del crimen organizado, visible brazo armado y de control por medio del terror, del Estado mexicano, parece haber recibido órdenes de mantenerse al margen y “ofrecer cabezas” de algunos de sus hijos, para tratar de envolver en “cortinas de humo”, la decisión popular de sacudirse la violencia en que los diferentes niveles de gobierno, sin importar siglas políticas, agreden de manera directa al ciudadano común y corriente.

Las instituciones nacionales de defensa de los derechos humanos quedaron exhibidas por su inoperante infraestructura manejada por el Estado mexicano. Ya nadie cree en las “recomendaciones” de la CND, mucho menos en las Comisiones de los estados de la República, como tampoco en la del Distrito Federal, cuyo Gobierno se atreve a vulnerar con la venia del rector, la autonomía de la Universidad Autónoma de México.

La descalificación que el PRI a través del Gobierno de Enrique Peña Nieto, realiza en acciones dirigidas evidentemente contra sus contrincantes políticos, principalmente PAN y PRD, rebasó los márgenes, y deja al descubierto incluso sus propias practicas corruptas, revirtiéndose la acción en una creciente desconfianza ante el Partido del Estado mexicano.

Las presiones del Estado sobre los dueños de los medios de comunicación han rebasado también los límites de la confianza ciudadana en sus mensajes, ante la observación del manipuleo, y un “mimetismo falso” de las “vacas sagradas” de los “voceros del Estado”, que ahora graban mensajes ridículos ramplones y burlones, intentando llegar a la ciudadanía y bajar índices de coraje e impotencia a los sentimientos que lo orillan a protestar incluso en un Paro Nacional, exigiendo resoluciones sociales, entre ellas, la bandera del movimiento de protesta, la aparición con vida de los 43 normalistas, que cada vez se observa más lejana, pero tan vigente a la vez en los sentimientos de la nación.

El Estado mexicano no encuentra la forma pacífica de terminar con la protesta, y eso es sumamente peligros. Enrique Peña Nieto luego de su viaje por Asia y Australia, bajándose del avión, lo primero que se le ocurre decir, abonando más presión al problema, es que se actuará en contra de los violentos con la fuerza del Estado, y hace correr por medio de la prensa oficialista, el mensaje incoherente del significado de la Tolerancia en su página electrónica. Mensaje replicado en los medios de difusión en su mayoría manejados por empresarios sin color político, que simplemente actúan indolentes hacia el compromiso oficial que les augura buenos tiempos en pagos extras de contratos publicitarios que les auguren “vida eterna”.

México vive tiempos de agitación, y el Estado inicia su campaña de descalificación de movimientos, infiltrando grupos violentos, en “desmanes controlados”, que semi-queman edificios, autos, o agreden físicamente a legisladores incómodos, amenazan a periodistas no alineados y curiosamente no son detenidos, por lo obvio de su origen.

Lo peligroso está por llegar. Peña Nieto regresó altanero, engallado, La ONU se muestra paternal con él, los ciudadanos mexicanos no debemos esperar nada bueno de las Naciones Unidas, más que el espaldarazo a las decisiones del Presidente de la República, en contra de los grupos disidentes de ciudadanos organizados contra la impunidad, por que eso es proteger para la ONU los derechos de la Nación.

Viene el tiempo de la desaparición de libres pensadores, de líderes incómodos, y de medidas neutralizadoras con grupos de infiltración a todos niveles, no solo en la calle, en la protesta, sino incluso en los órganos de definición empresarial, comercial y financiera. Esto se siente en el clima, es el proceso habitual histórico en los movimientos sociales en el mundo. México está a un “tris” de la violenta respuesta del Estado.

Debemos estar pendientes, activar protocolos de seguridad en todos niveles, porque el Estado comenzará a mover su maquinaria opresora. Los mecanismos violentos del Estado para callar la protesta, observo, se definirán al interior del crimen organizado. Si ha desparecido a más de 30 mil personas y asesinado a más de 150 mil, lo que viene, la respuesta que siento, saldrá de lo más negro de la delincuencia que incubará la impunidad. Debemos tener mucho cuidado. El Estado no perdona.