Luis Cardona / diario19.com

 

Sin duda alguna los hechos en contra de los normalistas de Ayotzinapa, en Iguala, Guerrero, donde gobierna el PRD, sirven al presidente de la República Enrique Peña Nieto, de escenario ideal a su gobierno y los intereses del Estado Mexicano, que mantiene al país entero en la inseguridad, la violencia y el terror, para salir a la palestra ante la opinión pública con un discurso hipócrita, donde asegura “girar instrucciones” para el esclarecimiento del caso.

La pregunta que no responde el Estado mexicano en voz de Peña Nieto, es el origen de ésta persecución de grupos críticos de pensamiento libre. Es ahí donde se encuentran los verdaderos culpables del clima de sometimiento “a como de lugar”, de la disidencia política.

No es con discurso a media mañana y el rostro descompuesto, con diálogos montados de su secretario de gobernación, o con el silencio de la Prensa, como el país retomará el rumbo de la paz que ha perdido a conveniencia del Estado mexicano que todo dirige en éste país, donde el crimen organizado no es más que un eslabón de la estrategia de silencio.

Cómo es posible salir a dar una conferencia de prensa de esperanza hueca al pueblo mexicano, cuando su gobierno mantiene infinidad de tentáculos opresivos sobre las fuerzas que se niegan a que le verdad se oculte.

La ominosa corrupción en que hizo caer con la firma del pacto a los partidos opositores en México, PRD y PAN, revelan el juego sucio de la política mexicana, y la forma en que el poder del Estado mexicano, acaba con sus adversarios políticos, disidentes y grupos criminales que intentan rebasarlo como en el caso Tlatlaya.

Cómo puede explicar el sometimiento de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, con un supuesto Ombudsman, en cuclillas, mediocre, medroso, inepto y claramente servil a un gobierno que no respeta los Derechos humanos.

Es una vergüenza dar una imagen de respeto al exterior, cuando internamente México vive uno de los peores momentos de su historia. Esto es un engaño, México no merece discursos como éste.

 

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