Luis Cardona / diario19.com

 

 

Sin duda alguna la autodefensa periodística regresa a las calles en México. El gobierno de Peña Nieto no ha cambiado en nada del anterior. Son los mismos. Agredir periodistas en México es tan fácil. La impunidad es total, la indolencia y el disimulo del Estado mexicano rayan en lo grosero. Se burla de los informadores. ¡Le valemos madre!.

 

No es posible que nuestra compañera guanajuatense, Karla Silva haya sido objeto de la intolerancia de tal manera. Nadie nos asegura que el objetivo de los agresores, no era asesinarla. Cuando observo una y otra vez, ese agujero en su cabeza, ardo en coraje impotente.

 

Es de bestias la agresión a la compañera Silva. No basta a los gobiernos en México corromper empresas, o comprar protección a medios de comunicación bastardos. No les basta. Deben ir tras quien escribe para matarlo, torturarlo, agredirlo o amenazarlo.

 

La constante de las agresiones en México a periodistas es la misma, la impunidad. No existen derechos en México, el régimen de Enrique Peña nieto, permite de todo contra la sociedad mexicana, y por ende contra el periodismo libre, digno y objetivo. No conviene al gobierno de Peña Nieto que en éste país se informe con verdad.

 

Todo un instrumento de comunicación se ha armado en torno a la imagen de un país convulso, donde callar al periodista es una regla primaria para engañar a la opinión pública con campañas de imagen que no corresponde a nuestra realidad.

 

Los periodistas en México son frenados en sus manifestaciones, incluso por organismos creados inicialmente para su protección, por los mismos compañeros que alguna vez juzgaron era necesario organizarse para defenderse y capacitarse a la vez. Hoy casi todos esos organismos son manejados con fondos económicos que llegan a través de la iniciativa Mérida contra las drogas.

 

Fondos que se reparten en organizaciones no gubernamentales, ahora escudo de la inversión financiera programada para callar periodistas, derecho humanistas y artistas “rebeldes”. Y el que no quiera participar de los fondos, es excluido. Censurado, descalificado, agredido, amenazado, o lo peor, muerto.

 

Esto que sucedió a Karla, desgraciadamente es una constante en cualquier lugar de país. Por eso me da gusto que los compañeros de Guanajuato se organicen y protesten, y quienes estamos lejos de ellos nos unamos, porque nadie sino nosotros mismos debemos defendernos. No serán las ONG, ni los gobiernos. Ni las comisiones de derechos humanos, o la comisión de atención a víctimas, quienes nos auxilien. Más del 90% son parte de la estrategia del Estado en contra del periodista, en nuestro caso.

 

Es difícil de entender, pero desgraciadamente así es. No podemos confiar en las ONG, porque la mayoría de ellas, reciben fondos de nuestros agresores, y responden ante el Estado. Cómo esperar entonces, que quien nos agrede, nos ayude. Imposible. Solo tratan de callarnos.

 

Mi absoluta solidaridad con Karla Silva, su familia, y la conmino a no retroceder, a ser la misma de antes, a vencer el miedo y seguir luchando, no estas sola Karla, existen mil maneras de continuar con tu labor. Lo se por experiencia. Eso sí, no es fácil, nada fácil. Las agresiones no cesan. Pero el miedo no debe paralizarnos, eso es lo que quieren, es lo que buscan.

 

Adelante siempre. Con dignidad, con precaución, pero ¡sin miedo!

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