Nestora Salgado / Hace un año, así fue / Amenazas de desalojo en Tixtla

Kau Sirenio / diario19.com

 

Tres pipas de diesel atraviezan la carretera  Tixtla-Chilpancingo impiden la circulación de los automovilistas que vienen de Chilapa. De otro extremo los normalistas caminan de un lado a otro, se preparan ante un posible desalojo.

La tarde nublado presagia un enfrentamiento entre policía federal, estatal y militares con los normalistas y la base de apoyo de la policía comunitaria que demanda la liberación de sus comandantes detenidos en Olinalá y Ayutla.

–Aquí nadie nos quita, hasta que suelten a la Comandante Nestora  de Olinalá, y a Bernardino de Ayutla, y los 20 policías comunitarios que el Ejército y la Marina detuvo el miércoles –se envalentona un campesino que sostiene su machete.

Los estudiantes la Normal de Ayotzinapa cerraron la carretera a las 2:30 de la tarde, una hora después de que la policía comunitaria de Tixtla se internó en los cerros para no enfrentarse con los militares que montaron un operativo en la carretera Chilpancingo-Tixtla para detener a Gonzalo Molina.

Cuando los normalistas se enteraron que la policía comunitaria era perseguida por los militares en el monte y que no podían llegar a Chilpancingo ni regresar Tixtla, porque Ejército avanzaba con el apoyo de dos helicópteros, acudieron al apoyo de los comunitarios.

Ahí esperaron hasta que llegaron los rebeldes que cuatro horas antes burlaron el cero militar. Los  Normalistas los recibieron con júbilo, pero se mantuvieron ahí hasta las nueve de la noche cuando desalojaron después de llegar a un acuerdo con el gobierno, para instalar una mesa de trabajo.

 

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Cuando los comunitarios llegaron al bloqueo, a la altura de la escuela de Antropología Social e Internado infantil Adolfo Cienfuegos y Camus, las mujeres les ofrecieron de comer. Mientras comían arribaron dos policías federales de camino en una patrulla, un comunitario dijo “deténgalos”.

Los federales intentaron correr pero no lo lograron, la turba le salió de frente, una policía comunitaria sometió a un federal y lo desarmó el otro policía no puso resistencia.

–Ahora si ya tenemos para el cambio –murmuró una mujer.

Los viajeros que vienen de Chilapa o los que van de Chilpancingo, viceversa, bajan de las urbans  que los transporta y suben a otro, ellos no se inmutan ante lo que ven, unos cargan su pesada equipaje, otros llevan su costales. El movimiento de un lado a otro no se detiene.

Una hora después de que los comunitarios arribaron a este lugar, se dio aviso que en la gasolinera que se ubica en el entronque a Mártir de Cuilapan, llegaron autobuses con antimotines, además de la policía federal y militares.

Campesinos y estudiantes se prepararon para recibir a los uniformados del estado, los pelones (normalistas de nuevo ingreso) corrieron al monte a buscar piedra y palos, las mujeres hacen lo mismo. Nadie se intimida ante la amenaza del desalojo.

–Que vengan si es que tienen pantalones –grita un normalista de nuevo ingreso (pelón).

Manuel Olivares de la Red Guerrerense de Derechos Humanos, habla por teléfono y pide garantía para los manifestantes que mantienen el bloqueo en la carretera.

–Mira, Ernesto, te pido prudencia de parte de ustedes. Acá la gente ya está muy enardecida. No quiero que lo tomes como amenaza, pero acá los señores tienen tres pipas de diesel, la verdad no quiero pensar lo que vaya pasar si ustedes siguen con la idea de desalojar –reconviene Olivares.

Los maestros de la Coordinadora de la Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG) arriban con cámaras  para documentar el desalojo.

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En la gasolinera,  los militares acompañados de francotiradores y sus ametralladora Mk19, y HK21 apuntando hacia donde están los manifestantes e impiden que accedan la gente de Tixtla que vienen a apoyar a los normalistas.

Radio Universidad y radio Ayotzinapa, informan detalle a detalle del curso del bloqueo y del arribo de la fuerza policiaca y militares para desalojar.

Media hora después de que Olivares conversó con el sobrino del gobernador, entraron en campo de acción 300 policías antimotines, y cien policías estatal que van armados.

Los normalistas y campesinos refuerzan su posición con palo y piedras.

–Alerta –gritó un estudiante.

Los antimotines se formaron ante la línea de los manifestantes. Atrás de los antimotines vienen los policía armados cortando cartucho y encañonado a las personas que se encuentra entre la línea de los policías y normalistas.

–Bajen las armas y no apunten porque hay mujeres y niños –grita Manuel Olivares

–Que bajen sus armas y dejen de estar apuntando –vocifera Tonantzin Beltrán.

–No apunten y bajen sus armas, nosotros no somos como ellos, si vamos a usar lo que tenemos, pero antes vamos a esperar que ellos inicien la agresión –pide Gonzalo Molina a su gente.

De otro extremo, un policía alto, robusto busca a los dirigentes para entablar negociación antes del desalojo.

Gonzalo Molina, Vidulfo Rosales y Manuel Olivares se prestan platicar con el policía, este le grita y les dice que desbloqueen la carretera y que van por orden del gobernador.

–Díganle a su gente que se retiren o los retiramos nosotros si no se quitan –ordena con prepotencia el policía.

Los campesinos y estudiantes se entrelazan, delante de ellos hay montones de piedras. Los transeúntes se unen a los normalistas y toman piedra, se preparan para el ataque que ya es inminente.

Las consignas retumban en la carretera. Los antimotines miran con miedo a los manifestantes, mientras que los policías armados se apuestan apuntando hacía donde está la comunitaria que también buscan parapetos y apuntan hacia los estatales.

–No nos vamos si no hay acuerdo, y si ustedes quieren desalojarnos hagan lo que tengan que hacer –dice Gonzalo.

–Nosotros no venimos a golpearlos ni a detenerlos solo venimos a desbloquear porque la gente lo ha pedido –arguye el oficial.

–Sí, no vienen a golpear ni a detener, ¿entonces por qué viene armado? –revira Gonzalo.

“Vestido de verde olivo/ políticamente vivo/ no has muerto, no has muerto camarada/ tu muerte será vengada”, “Ayotzi vive/ la lucha sigue/ Ayotzi vive la lucha sigue/ Ayotzi vive vive vive/ la lucha sigue sigue sigue”, “Aguirre decía que todo cambiaría/ mentira, mentira es misma porquería”, gritan los estudiantes.

–La conversación entre el policía y Gonzalo sube de tono, entonces intervienen Vidulfo para reconvenir al oficial pero este se muestra autoritario e insulta al defensor de los derechos humanos.

–Mire, oficial, vengo de Centro de Derechos Humanos  de la Montaña, sólo le pido que usen protocolo internacional para desalojar si es que lo van hacer. Ustedes vienen armados y esto no está permitido –expone Vidulfo.

–Con mayor razón si eres de derechos humanos, que estás haciendo con esta gente tomando la carretera, así no parece que conozca de lo que dices representar –contesta enojado el policía.

–Es el pueblo el que está manifestando y nosotros somos observadores de lo que ustedes hacen –le revira.

–No pueden pedir que desalojemos de una vez, primero dejen acordar con el gobernador si mañana se instala la mesa de negociación –propone Manuel Olivares.

Los antimotines golpean sus escudos con toletes, de otro lado las consignas siguen con más fervor.

Una señora que se acerca al reportero, dice que los militares están evacuando el internado infantil, están sacando  los niños del internado, los llevan a otro lugar.

De Tixtla viene un maestro que logró cruzar el bloqueo de los militares, igual avisa a los demás que los colonos no pueden pasar porque los soldados les impide el paso.

– ¿Qué tiempo necesitan para ponerse de acuerdo? –presiona el gendarme.

–20 minutos, en lo que nos llaman del gobierno del estado –contesta Olivares.

Cada uno de los bandos se retira a sus posiciones. Los comunitarios bajan sus armas, sin embargo los estatales que están escondidos entre la maleza siguen apuntando ahora hacia los estudiantes.

Cuando la noche estaba por caer, y los grillos empezaron a cantar en el monte y la luna se asoma atrás de los cerros, de nuevo se reunieron los policías: federal y estatal con los comunitarios y los defensores de los derechos humanos para continuar con la negociación.

Los inconformes acceden entregar a los dos policías federales que tienen detenidos y el gobierno del estado se compromete a recibirlo en casa Guerrero al siguiente día, mientras que los uniformados se comprometen abrir paso para que los estudiantes puedan pasar y que los militares no detendrán a los comunitarios.

 

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“Alexis vive, la lucha sigue/ Alexis vive, la lucha sigue/ Alexis vive vive vive la lucha sigue sigue y sigue”, “Subió la gasolina, subió el iva y la gente se pregunta donde está su impuesto. Lo gastaron para comprar patrullas que nos vienen a golpear”, “El policía trabajando, el sancho aprovechando” gritan los pelones mientras caminan hacia la Normal de Ayotzinapa, después de una tarde de confrontación con el gobierno.

Al llegar a la gasolinera no pudieron pasar porque los militares seguían impidiendo el paso a la gente. Unos van en apoyo de loa campesinos y estudiantes  otros solo quieren llegar a su casa.

Los soldados de 41 Batallón de Infantería armados con G3 calibre 7.62mil y apoyados con el arma de apoyo Mk19 y Hk21 tiene cercado a otros grupos de los normalistas que fueron a auxiliar a sus compañeros.

Los militares a parte de sus armas reglamentarias también llevan palos y toletes para golpear a los protestantes. Son los mismos que horas antes persiguieron a los comunitarios en los cerros de Tixtla, su botas llenos de lodos los delata.

“12 de diciembre no se olvida”, “Porque el color de la sangre jamás se olvida/, los masacrados serán vengados/, ¿y quien los vengará?/, el pueblo unido y organizado/ y como/ luchando, lucha, lucha, lucha/, no dejes de luchar por una educación científica y popular” “Gabriel vive, la lucha sigue/ Gabriel vive la lucha sigue” y “2 de octubre no se olvida”, son las consignas que se oyen frente a los militares.

El desencuentro duró unos diez minutos, cuando los antimotines abordaron a los autobuses que los llevó se retiraron, después los militares hicieron los propio.

Los comunitarios y normalistas tomaron la carretera; los primeros a sus instalaciones en el barrio el Fortín y los estudiantes a La normal.

Las consignas se repitieron una y otras vez y conforme avanzaban se escuchaba más fuerte hasta llegar al arco de la Normal de Ayotzinapa.

Al cruzar el arco de la escuela, todos entonaron el himno venceremos. “Venceremos, venceremos/, mil cadenas habrá que romper/, venceremos, venceremos/, al fascismo sabremos vencer…” cantan a todo pulmón mientras se pierden entre la oscuridad hacia las instalaciones de Ayotzinapa