A un año de «Manuel», escuelas de Guerrero, en ruinas

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Margena de la O / diario19.com

20140818_103141Entre toldos cubiertos plásticos que la Secretaría de Educación Guerrero (SEG) terminó de colocar el domingo, en un terreno prestado, charcos y lodo por la lluvia de este lunes, 18 de agosto, inició el ciclo escolar 2014-2015 para 180 niños de la escuela primaria Ignacio Manuel Altamirano de Tepechicotlán, una comunidad de Chilpancingo, apenas a unos ocho kilómetros de la ciudad.

El inmueble original de la primaria es una mezcla de lodo seco y fresco, de aulas sin puertas, en ruinas; la tormenta tropical Manuel de septiembre pasado hizo de las suyas, y no hay autoridad que hasta hoy les libre del daño.

En la ciudad, el panorama es similar o peor. Mil 300 niños de dos turnos de la primaria Emiliano Zapata, en la colonia que repite el nombre, no tuvieron lugar para iniciar clases; la lluvia de la tormenta inundó el perímetro de la escuela, remojó paredes, y también heredó daños. Lo más que han hecho las autoridades es demoler las aulas, la dirección, la escuela, levantar los escombros, y limpiar el terreno.

Los padres de familia de esa escuela bloquearon por tres horas, a partir de las 8, hora en que debieron iniciar las clases sus hijos, las laterales de la autopista del Sol, entre el puente Ayutla, en protesta y para denunciar que la única propuesta que les hicieron fue un terreno con aulas provisionales, más arriba de la colonia, donde creen corren peligro los niños. La colonia Emiliano Zapata es una colonia de la periferia de la que encauza a la zona rural del municipio, directamente a Amojileca.

El boletín que envió el gobierno del estado para informar del inicio de cursos tiene una cabeza distinta a esta realidad. «El ciclo escolar inició de manera normal en los planteles afectados por las lluvias del año pasado: Ángel Aguirre».

El gobernador, en sus actividades de arranque del ciclo escolar en la secundaria técnica 5, Mario González Navarro, de Acapulco, informó que son 990 escuelas de todos los niveles necesitan rehabilitación, modernización o ser reconstruidas, y que esperan del gobierno federal una inversión de 2 mil 700 millones de pesos para eso.

Desde el 7 de noviembre de 2013, el presidente Enrique Peña Nieto anunció en Casa Guerrero el Plan Nuevo Guerrero, los primeros 30 mil millones de pesos de los 67 mil millones en total para reconstruir el estado después de Manuel. De ésos, poco se ven en escuelas dañadas a un mes de que se cumpla el primer año de la tormenta.

Para gobierno del estado el ciclo inició con sólo tres escuelas en «problemas», dos en Coyuca de Benítez (Costa Grande) y una en Chilpancingo (Centro), justamente la Emiliano Zapata, y con millón 189 mil 339 alumnos inscritos, ninguno sin clases, y con los problemas resueltos. La realidad volvió a decir otra cosa: la protesta de los padres de familia de la primaria terminó a mediodía sin oferta.

La Secretaría de Educación Guerrero (SEG), informó que 33 de los 319 planteles, de un total de 990 con daño, están en construcción, y alumnos de 40 escuelas regresaron a clases en aulas provisionales.

Los 180 niños de la primaria de Tepechicotlán están repartidos en 10 grupos, en 10 toldos, en un terreno que les prestó al director de la escuela, Antonio Alvarez Muñoz, y a los padres de familia –los padres de familia también prestaron sus casas para que sus hijos terminaran el ciclo escolar pasado–, el señor Benito Sánchez Abarca.

Kevin, es un niño de primer año del grupo B, que esta mañana en el rectángulo de metal y plástico, donde aún con la lluvia, suelo mojado, charcos, se sentía calor, hacía rayas y curvas para ablandar su mano antes de aprender a escribir, conoció por escuela el patio de un templo cristiano llamado Fraternidad Ágape, un corral de vacas, y una panorámica de lo que fueron tierras de labor de maíz, calabaza, jícama y cacahuate. Fueron campos de cultivo porque después de Manuel se convirtieron un batido de tierra, grava y arena en la que los campesinos, casi todos en el pueblo, no han vuelto a sembrar, porque la ayuda para el campo tampoco ha llegado. El censo del Progresa del año pasado es de 500 familias campesinas en el pueblo, el mismo número que tiene la Comisaría Municipal del total de habitantes.

En la escuela de terreno préstamo y aulas improvisadas, los maestros tienen problemas para enseñar a sus alumnos, y van desde el calor que después de las 10 de la mañana se alía con el plástico de los toldos, hasta no tener luz eléctrica.

La maestra de Kevin, Karina Navarro Bautista, no les pudo enseñar a sus alumnos un vídeo o poner música para los 10 minutos de activación y estimulación que marca el programa escolar; tampoco pegó el material didáctico en las paredes, que ayudan a los niños a mejor aprendizaje, y luchó más que otras veces para que no se distrajeran. «¡Así, ni ganas!», dijo la maestra al enumerar los problemas de sus condiciones.

La maestra de quinto año, Araceli García Andrew, y sus alumnos, convivieron todo el día de clases adentro del aula con el lodo, y ni siquiera pudo colocar un pizarrón. Calculó que trabajan en un 30 por ciento en un parámetro de 100, a las condiciones que tenían en la escuela original.

Los maestros, el director, y los padres de familia un par de meses después de la tormenta protestaron en Casa Guerrero en busca de atención, consiguieron que el Instituto Nacional de Infraestructura Física y Educativa (Inifed) se comprometiera a demolerles y reconstruirles, pero les recomendaron que lo ideal sería reubicarlos.

El director informó que en el pueblo no hay terreno para reubicar la escuela. El comisario municipal Jacinto Mejía Ortega, confirmó la falta de otro terreno, y agregó que el acuerdo fue que levantara un muro de contención de cara al río Huacapa, el cual ya construyen con altura de cuatro metros, y un espesor (ancho) de un metro.

Llevan 50 por ciento de avance sólo con ayuda del ayuntamiento para el cemento, el resto es cooperación de los habitantes, y desde hace un mes espera la demolición. La escuela original está a unos seis metros de la afluencia del Huacapa.

A la escuela primaria de Tepechicotlán tampoco llegaron esta mañana los libros de texto ni los nuevos uniformes gratuitos (política pública mediatizada por el gobierno de Aguirre Rivero, después del fracaso del programa de Alfabetización). El pantalón color vino de Edwin, un alumno que se paseó en el receso con una etiqueta con su nombre pegada en la camisa blanca que completa el uniforme, dejó en evidencia que aún no llegaban los nuevos: unos tres centímetros de espacio entre los zapatos y la bastilla pusieron al descubierto sus calcetas de diferente color en cada pie.

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