James murió entre un medio sin ética y un fiscal entregado / Reflexiones / Luis Cardona

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Diario 19 / Columna / Luis Cardona

 

 

No importó a reporteros de El Diario de Juárez jugar con la vida del niño, ni a la fiscalía seguir un cuento mediático

 

 

En menudo lío metió El Diario de Juárez al Fiscal en la Zona Norte, luego de que sus reporteros amigos, del matutino más duartista de México, a quienes ofrece toda la información de primera mano y filtran datos a diestra y siniestra, supuestamente cubiertas de “secrecía de la investigación”, le dieron por la espalda al llegar a entorpecer de tal forma el caso del niño james Camacho, que ahora puede costarle hasta la chamba.

Cuando el caso de James fue sacado a la luz pública (uno entre muchos de niños que desaparecen en la ciudad y de los que jamás se vuelve a saber de ellos) los reporteros de El Diario de Juárez, Lucy y Danielito, se dieron a la tarea de cubrir el hecho con un extraño y sospechoso interés cuando estaban en la palestra social acontecimientos políticos de orden nacional que no podía su medio denostar.

Era obvio que ambos iban por una “cortina de humo” para atraer la atención de la ciudadanía, pero el caso no era seguido por la ciudadanía como ellos querían, no tomaba la fuerza  que requerían. De inicio involucraron a la dirección de Seguridad Pública Municipal, Protección Civil y al Presidente municipal en funciones que dio la orden de que con toda la fuerza municipal se buscará a James luego de una horas de haber desaparecido, según el Diario de Juárez informaba, dando a conocer que su padre, la madrastra y la abuela lo buscaban con afán desmedido.

Nada sucedió en esas primeras horas, los padres no habían puesto la denuncia por desaparición en la fiscalía y Nava dijo que no podían actuar hasta que ésta no existiera. Fueron entonces los padres acompañados de los reporteros de El Diario de Juárez a poner la denuncia en el Ministerio Público, y fue así como engancharon al Fiscal Nava en la frenética búsqueda, dejando de lado el método científico de la investigación para convertir aquello en un show mediático, que fue tomando fuerza cuando la Caravana de Corral culminó, y el Alcalde Cabada retomó el poder luego del altercado con Héctor González comentarista de Televisa-Juárez, que se ha sumado al linchamiento público del Fiscal Nava.

Los reporteros de El diario fueron rebasados por la opinión pública que empezó a exigir que el hecho se concluyera con la aparición del niño, porque ya las dudas eran muchas, Nava salía como el investigador de una película de Hollywood en las páginas Diario de Juárez, fotos en el campo, buscando a James, tocando casa por casa preguntando por él, pegando pesquisas, y con los reflectores sobre él por más de diez días, mientras James deambulaba, o alguien lo tenía en su casa, o el pobrecito envuelto en el autismo respondía por instinto a comer y protegerse del cambiante clima del mes que aparentemente le causó la muerte.

La voracidad y desapego al tratamiento ético de la noticia llevó a El Diario de Juárez a crear una atmosfera nada propicia para una investigación viciada de inicio, que evidentemente respondía más a los cuestionamientos del periódico que a una investigación policial seria y profesional. No le importó a los reporteros de El Diario, jugar con la vida del niño, ni a la fiscalía seguir un cuento mediático, en vez de regirse por las reglas institucionales.

El fiscal filtraba a El Diario de Juárez tanta información que los reporteros no supieron encausarla, mucho menos la directora que finalmente fue corrida de la empresa, y el Director entrante, acostumbrado a solo escribir columnas ramplonas, mucho menos supo del rumbo de una información que se les diluyó en las manos por falta de ética, experiencia y profesionalismo. Jamás hicieron un plan evolutivo de la información así como el fiscal jamás siguió la investigación científica. El resultado, un niño autista muerto.

Creyó entonces el Fiscal que con una rueda de prensa terminaría con el caso de un portazo, pero nuevamente se equivocó, Danielito no le aconsejó bien. El fiscal y su vocero, fueron increpados en redes sociales por filtrar información exclusivamente a El Diario de Juárez y la respuesta de Danielito, el reportero “íntimo” amigo de Nava, salió al quite, diciendo a un reportero que se quejaba de esa preferencia “todos tenemos acceso al fiscal, a todos nos dio su teléfono, y siempre contesta, no se por qué te pones tantos moños. Hay que reportear y estar cerca”.

Así contestó Danielito el del Diario de Juárez a su compañero de Canal 44, como si fuera el vocero del fiscal Nava y no Alejandro, a quien iba dirigida la pregunta de “¿cuando nos van a dar información a todos por igual?.

Eso es reflejo del grado de penetración que tienen los reporteros de El Diario de Juárez, con el Fiscal que les abrió la puerta para conocer datos de investigaciones que debieran obrar en secrecía como el caso de James. Eso para El Diario de Juárez es oro molido, sobre todo para las negociaciones a las que está acostumbrado Danielito, nada éticas por cierto.

Así se jugaron la vida de James Camacho, y se fueron sembrando tantas suspicacias, que ahora el Fiscal acude a Danielito para que lo saque del atolladero, mientras Lucy se hizo a un lado a ver pasar el muerto y tratan de mantener de pie al Fiscal con una supuesta reapertura de la investigación intentando buscar una salida para que no lo pongan de patitas en la calle, a Nava.

El canto de las sirenas embrujó al Fiscal y está a punto de convertirse en estatua. Ojalá no llegue a tanto, que no le pidan su renuncia, pero de que ha quedado en evidencia como investigador, nadie puede negarlo. Siguió las pistas del Diario para ganar imagen, y hoy está en el punto más bajo de la percepción social, a unos paso de la calle.

Evidentemente el Fiscal se fue por la libre, solito perdió el rumbo como James, desconozco si su superior lo puso al tanto, o Carlos Huerta se dio cuenta de la situación de comunicación social en la que estaba y no le ayudó a dimensionar los efectos. Algo sucedió, pero en quien menos pudo haber confiado el Fiscal era en los reporteros de El Diario de Juárez, que hoy intentan, con el niño muerto, rescatar su imagen, hundiéndola más con explicaciones simplonas de Tubos de drenaje, donde pudo haber estado escondido James.

Lo cierto es que esa investigación científica, no ha comenzado siquiera, Nava se fue por los reflectores y ahora, esos medios a los que les negó la información que le daba a El Diario de Juárez, están pidiendo su cabeza. Héctor González fue el primero en pedir que renunciara, en una entrevista con un criminólogo, obviamente los del 44 le dieron con todo, análisis, llamadas del público. Ni se diga de los medios digitales y las redes donde los ciudadanos opinan sin cortapisas y exigen la salida de Nava.

Nosotros no somos jueces, ni “ministerios públicos”, somos periodistas, no podemos enjuiciar a nadie, pero si podemos con objetividad y análisis opinar de las torpezas de Nava y la falta de ética de El Diario de Juárez, que ni con nuevo Director levanta el vuelo, pobre periódico se lo están acabando con tanta ineptitud e inducida información manipulada.

Cabada como que se dio cuenta a tiempo de lo que sucedía, y sacó a su gente del embrollo, sino también se lo llevan a él o a su secretario de seguridad pública. Sin embargo y qué lástima, debemos concluir ésta columna, lamentando la muerte de un niño que falleció gracias a la ineptitud de quienes rigen sus instituciones y a un medio sin ética.

Descanse en paz el alma de James Camacho, y que paguen quienes deban pagar por su muerte, ya sea por omisión o falta de profesionalismo.

Que sirva esto de acicate a los funcionarios públicos que creen tener en sus manos la sabiduría para el manejo de la comunicación social. Respetar la secrecía de una investigación es cosa básica, pero al mejor cazador se le va la liebre. La ayuda de Danielito no servirá absolutamente de nada al Fiscal que en vez de seguir una línea de investigación científica, llama de nuevo a sus aliados, para que con drones, cámaras de última generación y la falta de ética por delante, sigan inventando teorías que a nada bueno conducen.

Reflexionemos.

A sus órdenes.

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