Deja vu / La sonrisa burlona que le costó 70 años de reclusión

Share

diario19.com /Rodrigo Caballero Díaz / @RodCaballero

Dos meses después de haberse burlado en la cara del ex comisionado para la Seguridad en Michoacán, Alfredo Castillo Cervantes, Gabriel corría entre los carriles de la salida a Salamanca de Morelia con los policías ministeriales pisándole los talones.

Se atravesó los ocho carriles de la carretera a la altura del Centro de Rehabilitación Teletón esquivando los automóviles que pasaban a toda velocidad, todavía no se explica cómo fue que ninguno lo atropelló mientras corría en una persecución en la que hubo hasta balazos.

Gabriel asegura que no tenía armas, eran los policías ministeriales, los ‘chilangos’ que trajo Alfredo Castillo del Estado de México, quienes le dispararon para que se detuviera, al llegar al otro lado de la carretera ya lo estaban esperando.

Lo detuvo un mando policiaco que conocía, habían desayunado tacos dos días antes de que le pusiera las esposas en las muñecas, era uno de los conocidos durante los cinco años que cubrió la nota roja como reportero del puerto de Lázaro Cárdenas.

Gabriel trabajó para la televisora privada CB Televisión, también fue reportero del diario ABC de la Costa y se desempeñó como colaborador de Eliseo Caballero, el corresponsal en Michoacán de Televisa que fue grabado aconsejando al líder del Cartel de los Caballeros Templarios, Servando Gómez Martínez alias “La Tuta”.

“Trabajé ocho años en medios y mi error fue meterme a la nota roja, en la nota roja trabajé cinco años, es un error porque te relacionas con gente que no debes, es algo que te arrastra como una ola y cuando te das cuenta ya estás bien metido”, dijo Gabriel.

“Me dieron mi credencial de 70 y más”, comenta burlándose de su propia sentencia de más de 70 años de prisión por el delito de secuestro, pena que lleva purgando desde el 20 de agosto de 2014.

En el puerto de Lázaro Cárdenas, Gabriel fue testigo de cómo los ministeriales de Alfredo Castillo tomaron control del crimen organizado y se convirtieron en los que controlaban todos los negocios ilícitos de la zona, desde las extorsiones hasta los secuestros.

Cuando se desintegró el Cártel de los Caballeros Templarios en Lázaro Cárdenas y con el avance de los grupos de autodefensas en la Tierra Caliente, Gabriel vio la oportunidad de salirse del puerto y empezar de nuevo en la ciudad de Morelia.

“En junio hizo ahí un evento en el mercado de antojitos, ese día yo llegué al mercado y me vio Castillo, Castillo me conocía de vista y nomás me vio y quién sabe qué le dijo a otro y yo todavía me burlé de él en su cara y me salió caro, muy caro me salió esa risa”, recordó.

Aquel 9 de junio de 2014, el comisionado Alfredo Castillo acompañaba el anuncio de la remodelación del mercado de San Agustín en la ciudad de Morelia con una inversión de 11 millones 918 mil pesos, estaban presentes el ex presidente municipal, Wilfrido Lázaro Medina, y el ex gobernador de Michoacán, Fausto Vallejo Figueroa.

Para Gabriel Olaf Trujillo León, actual interno del Centro de Readaptación Social para Delitos de Alto Impacto de Charo, ese fue el día que selló su destino, esa risa en contra del Comisionado para la Seguridad en Michoacán le costó casi cadena perpetua.

“Cuando me metieron me robaron, los ministeriales vaciaron mi casa y mis amigos que les había dejado mis carros prestados en Lázaro Cárdenas desaparecieron, hasta Ensenada llegó a parar uno… pierdes todo… ya después empiezas a perder la familia”.

“Este lugar es como un barco, vas en el océano y se te ladea el barco y la gente tiene que saltar por la borda para salvarse y uno se queda como el capitán del Titanic: bailando con los músicos”.

Dice que llegó irreconocible por la paliza que le pusieron y que con las costillas rotas que le dejaron se podía tocar la marimba, la cárcel no le ha quitado lo burlón y lo risueño, ni las ganas de tocar rock, de ser baterista y de tener su propia banda, esa que va a participar en el concurso nacional “La Voz Penitenciaria”.


Deja Vu

Un día, mientras estaba tocando los instrumentos enfrente de sus compañeros del penal, Raúl Cardona Mendoza pensó que ya había soñado ese momento, en el que le permitían cantar y tocar instrumentos adentro del Cereso.

“Si queríamos meter instrumentos era imposible, no nos dejaban cuando empezó este Cereso, prácticamente era un sueño tener un grupo aquí, nos juntábamos a soñar que un día íbamos a tocar juntos”, recordó Raúl.

Pero aquel día, ese que ya no se acuerda cuando fue, pesó que lo que tanto había soñado ya se le había hecho realidad y no era necesario pasar nada de contrabando, era como un deja vu.

Por eso el grupo en el que es vocalista se llama así: Deja Vu aunque le da pena contarlo porque cada vez que lo dice lo acusan de que es muy sentimental y, por lo tanto, poco hombre hablar en esos términos adentro de la cárcel.

Pero, en confianza y luego de cantar “Siempre en mi mente” de Juan Gabriel, Raúl cuenta que se agruparon adentro del penal y a él, que es el popero del grupo fue al que se le ocurrió el nombre.

En Deja Vu se concentran el popero de Raúl y el trovador romántico de Cristian Aguilar Cerón, quienes son las voces del grupo, la batería a cargo del rockero Gabriel Olaf y la guitarra del experto en corridos y música norteña Jesús Villegas Patiño.

“Fue muy difícil ponernos de acuerdo porque a cada quién nos gustan cosas distintas, géneros muy distintos y nos costó trabajo como agarrar la sintonía entre nosotros”, relató Raúl Cardona.

Deja Vu está a punto de competir en el en el concurso nacional “La Voz Penitenciaria”, luego de ganar las eliminatorias a nivel estatal, venciendo a los 17 penales de Michoacán y decenas de contendientes locales con una interpretación de “Cuando seas grande” de Miguel Mateos.

“En sí, en sí, nos enfocamos en el rock en español porque fue algo con lo que crecimos, es lo que más me gusta en lo personal”, dijo Raúl Cardona.

“Entró aquí un padre que da misa en día de visita y le hicimos el comentario ‘padre queremos tocar pero no tenemos instrumentos’ y él nos puso los instrumentos, las guitarras, la batería con la condición de que tocáramos en misa”.

El primer evento en el que se presentaron fue uno a un lado de su reclusorio, en la sección femenil del Cereso para Delitos de Alto Impacto, dicen que cobran de un millón de pesos para arriba en sus presentaciones pero les hacen un descuento a sus compañeros del penal y con 200 pesos cantan.

Desde que comenzaron a tocar juntos se han puesto la meta de ensayar para convertirse en el mejor grupo y ahora tienen una oportunidad de demostrarlo a nivel nacional, ya que es la primera vez en los cinco años de “La Voz Penitenciaria” que participan michoacanos.

Deja Vu tendrá la oportunidad de competir contra grupos de todo el país para ganar un primer, segundo o tercer lugar, con premios de 22, 17 y 15 mil pesos, respectivamente.


Tijuana sound

Nadie se enteró que Jesús Villegas Patiño había sido detenido hasta que estaban a punto de subirlo a un avión en el Aeropuerto de Tijuana para trasladarlo al Centro de Readaptación Social para Delitos de Alto impacto en Michoacán.

“Me dijeron que yo era parte de una banda que andaba secuestrando en Lázaro Cárdenas, yo ni conocía Michoacán, mucho menos Lázaro Cárdenas”, aseguró Villegas.

De todos los integrantes de Deja Vu, Jesús es el único que se dedicaba a la música cuando fue arrestado en el domicilio de uno de sus amigos en el que ensayaba para grabar un disco en la ciudad de Ensenada, Baja California.

“Entraron tapados de la cara y nos dijeron ‘ustedes son’, no presentaron ni una orden de aprehensión ni nada nomás nos dijeron ‘ustedes son’ y van para arriba”, relató Jesús, “estuvimos en la ciudad de Tijuana tres días y la familia no sabía de nosotros y ya cuando nos quitaron la venda ya estábamos en el aeropuerto”.

En el camino a Michoacán lo ablandaron a golpes y le exigieron que firmara su declaración en la que se inculpaba por pertenecer a una banda de secuestradores, dice que no firmó a pesar de la amenazas.

“Les preguntamos que a dónde nos traían y nos dijeron que nos iban a desaparecer y a hacer pedazos y puras de esas, amenazas contra nosotros, ya supimos hasta que llegamos acá, yo ni conocía Michoacán”, dijo Jesús Villegas.

Con 8 meses en prisión, el encargado del toque norteño de Deja Vu es el novato de la agrupación, él todavía no ha sido sentenciado y espera que, como su caso entró con el Nuevo Sistema de Justicia Penal, pueda demostrar que no es culpable de ese delito.

“Lo que pasa es que ahora no es tan fácil que nos metan a la cárcel así como así, yo estoy peleando porque no me dejen aquí, para restablecer mi vida y a través de la música es como yo le voy a hacer”, dijo.

Ahora se concentrarán en mejorar para su participación en “La Voz Penitenciaria”, la meta de Deja Vu es ganar, aunque no saben ni a quién se van a enfrentar ni cuándo es el concurso pero lo más seguro es que vuelvan a grabar un video para participar.

“Las personas cuando estamos allá afuera tenemos una idea equivocada de las personas que están recluidas, pensamos que son personas sin sentimientos sin talento, que nada más saben asaltar pero esto demuestra que sabemos hacer cosas, que queremos salir adelante”, concluyó Jesús Villegas.

Share