7 de Junio / Asi nació el día de la Libertad de prensa en México / Ángel Valdivieso

Angel Valdivieso Cervantes / diario19.com

Les contaré la historia acerca del Día de la libertad de prensa en México y luego les rogaré que omitan, en lo personal, cualquier felicitación al respecto, ya que no me siento representado por la efeméride.
Sin embargo, respeto a quienes aún con el origen de la fecha tengan deseos de celebrar o ser reconocidos en ella.
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El 7 de junio de 1951 un grupo de editores de periódicos decidió rendir un homenaje al entonces presidente Miguel Alemán Valdés.
El banquete incluyó hígados de ganso con jalea de champaña, huevos rellenos de caviar ruso, langosta a la americana, arroz a la criolla, timba de jamón de York a la florentina, pato en salsa de Curazao, crepas de cajeta de almendras, vino Chablis 1946 y champaña Charles Heidsek.
El convite se realizó en el restaurante Grillón, en la ciudad de México.
En las invitaciones, los empresarios de la prensa resumían así los objetivos del agasajo: “La prensa mexicana, integrada por todos los diarios, semanarios y revistas serios y de carácter informativo, se halla en deuda con el Presidente de la República, licenciado Miguel Alemán.
“Durante los cuatro años y medios ya trascurridos dentro de su periodo ha sido él constante y escrupuloso mantenedor de la libertad de prensa…”
La iniciativa del homenaje se le atribuye al coronel José García Valseca, presidente de la cadena de periódicos que llevó su nombre.
En la revista Tiempo, de Martín Luis Guzmán, otro de los anfitriones del insólito homenaje, se reseñó así el encuentro: “Por primera vez en México, desde que la Revolución hizo posible la franca espontaneidad del apoyo popular al poder, los periodistas de todo el país se reunieron a rendir un homenaje a un Presidente de la República.
“En efecto, el jueves 7 de junio, a las 2:30 de la tarde, 128 directores y gerentes de diarios y revistas de la capital y de los estados compartieron con don Miguel Alemán la sal, el pan y el vino de una espléndida minuta…”
De los discursos pronunciados ese 7 de junio de hace ya 64 años, se distingue el pronunciado por Ignacio Lomelí, subdirector de la cadena García Valseca: “Somos testigos, señor Presidente, de que en el gobierno que usted preside con las mejores características de la civilidad, la libertad de prensa se ha extendido y consolidado. Cuando la meta del gobierno, servir al pueblo, coincide con la de la prensa; cuando prensa y gobierno velan por la dignidad de la nación, ocurren actos como el presente. Pocas veces se ofrecerá, con la diáfana claridad de hoy, esta afirmación rotunda: gobierno y prensa cumplen la aspiración común de servir a México”.
¿Aún no sienten que algo les ofende ante semejante servilismo de los dueños de los medios de comunicación de aquel entonces?
Esperen entonces lo que ocurrió un año después, cuando José García Valseca y demás propietarios de medios decidieron celebrar el primer aniversario del homenaje de los periodistas al presidente Alemán.
Escribe Rafael Rodríguez Castañeda, en el libro Prensa Vendida: “La semilla de la ignominia periodística estaba sembrada y fructificó un año después, el 7 de junio de 1952, cuando se instituyó el Día de la Libertad de Prensa (…) mediante la unión, aparentemente indisoluble, de los empresarios periodísticos con el poder político”.
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La imagen, en la que aparece el activista y artista, Alex De la Cruz, me parece ilustrativa del fenómeno de la libertad de expresión en México: una prensa que cuida las espaldas del poder, en el entendido de que todo le será retribuido: el silencio, la complicidad, la desinformación, el halago y la sumisión.