11S en Chile: la mamá de un fotógrafo que danza con la muerte

Rodrigo Soberanes / diario19.com

DeNegri madre

Foto: Félix Márquez

 

Santiago, Chile.- La señora Verónica DeNegri volvió desde el exilio a donde hace 30 años le mataron a su hijo, Rodrigo Rojas DeNegri, el fotógrafo que fue rociado con gasolina y quemado por militares durante el régimen del dictador Augusto Pinochet.

Ella también se “encontró” con la “muerte”: cuatro jóvenes se vistieron de calacas y rodearon a la tierna señora y danzaron con ella en un ritual donde doña Verónica, con su cuerpo adornado con fotografías de personas desaparecidas y asesinadas, se abría paso para reivindicar la vida.

Fue justo afuera del número 80 de la calle Morandó, al lado del palacio de La Moneda, frente a la puerta donde fue sacado el cuerpo del presidente Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973 cuando se consumó el Golpe Militar y comenzó la dictadura.

Al fotógrafo Chileno Rodrigo Rojas DeNegri le llevaron la muerte unos militares que, con una saña inhumana, lo rociaron con gasolina a él y a Carmen Gloria Quintana, y les prendieron fuego. Luego los llevaron a un lugar aislado y los dejaron ahí para morir.

Pasó en julio de 1986, durante una marcha en contra del régimen militar y Rodrigo Rojas estaba documentando los hechos con su cámara y terminó siendo el símbolo de jóvenes que hasta hoy tienen posters con su rostro pegados en sus paredes.

El juez Alberto Echavarría Lorca dictaminó ese mismo año que los jóvenes se quemaron por accidente en un puesto de revisión militar y que no fueron atendidos correctamente. Los militares implicados quedaron libres y tres testigos tuvieron que huir del país.

Este año fue reabierto el caso y un juez dictó siete órdenes de detención a militares.

En medio de las ceremonias y el desfile de organizaciones frente a Morandó 80, es difícil hablar con Verónica DeNegri porque hay filas para conversar con ella, tomarse fotos con ella o simplemente abrazarla.

“El Golpe de Estado sigue muy latente. Cuando vuelvo aquí tomo mucha más fuerza. Las
montañas, el mar, todo me vuelve a la vida”, dice la señora después de dar un discurso frente a decenas de personas para exigir castigo a militares y civiles que no han enfrentado a la justicia y que se de fin al llamado #PactoDeSilencio vigente en Chile.

“Siguen protegiendo a los criminales y eso no se puede tolerar. Algunos de ellos siguen en puestos de gobierno. El gobierno está constituido por una serie de partidos que tienen las manos metidas en la corrupción”, explicó DeNegri.

42 años después del Golpe de Estado, en numerosos sectores de Chile las heridas siguen abiertas y un día antes de la conmemoración comienzan las protestas y disturbios en zonas de la periferia de Santiago y en el interior del país.

“Es un día duro para el país en general. (el 11 de septiembre de 1973) se inician 17 años de dictadura y es el inicio de la tragedia del pueblo. El Estado tiene una deuda magna. Tiene una deuda con la verdad y la justicia”, dijo por su lado Lorena Pizarro, presidenta de la Agrupación de Familiares Detenidos Desaparecidos.

Mientras tanto, otros lo conmemoran con marchas, actos cívicos y con “velatones” que consisten en colocar velas en centros de tortura, como el de la céntrica calle de Londres, en el número 38, en pleno centro de la capital de Chile y a pocas cuadras de La Moneda.

Londres 38 (antes llamado Centro Yucatán) es el único centro de tortura de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) que no ha sido destruido.

Se conservan las mismas paredes blancas y el mismo piso de duela con rayones atribuidos a los actos violentos que ahí se cometían.

En la fachada de Londres 38 fue colocada una manta donde también se exigía el fin del #PactoDeSilencio y varios niños colocaron velas junto a las placas en el suelo con los nombres de sus familiares que no conocieron porque fueron desaparecidos