Patriotismo extraviado: la pérdida del honor / @elpolitigrillo

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E. Rosales / @ElPolitigrillo

 

El honor se ha perdido… Cada semana tenemos otra muestra de ello. Primero fue en Tlatlaya, luego en Ayotzinapa, ahora es en Calera, Zacatecas. La presencia de los militares en casos de abusos de poder, tortura, secuestro y asesinato se ha vuelto algo cotidiano. La actuación de las fuerzas militares está fuera de control, no hay sujeción moral o jerárquica que les detenga. Se ha perdido el honor… y nuestra patria sufre las consecuencias.

La bandera ha dejado de ser venerada y honrada por la gente. Sus colores ya no son el símbolo de la pureza, sino el sinónimo del partido que nos gobierna y que bajo esos mismos colores ha despachado y se ha servido de la nación. La gente ha dejado de verla con orgullo y de sentirse inspirada al verla ondear en el asta. Cada 16 de septiembre son menos los que decoran sus hogares con combinaciones tricolores y pendones ondeantes.

Nuestro himno se canta con desgano, como por compromiso. Habla de mundos desconocidos, de héroes quizá inexistentes y de actitudes que nos suenan increíbles. Los héroes ya no son los militares, sino aquellos que luchan contra ellos. Los narcocorridos se acercan más a la realidad del mexicano que cualquiera de las historias de héroes que ilustra nuestro himno. Nuestros soldados han dejado de exhalar el aliento en el campo de batalla, luchando contra extraños enemigos, para hacerlo en las calles de nuestras ciudades baleados por delincuentes y traficantes de estupefacientes.

Los militares no son esperados con ansias ni saludados con respeto. Dondequiera que aparecen hay gente que huye, familias dolientes, balas cruzando el aire y cadáveres sangrantes tendidos en el pavimento. Los uniformes verde olivo son sinónimo de violencia, de sangre y de muerte, y las armas que portan quienes los visten han dejado de significar protección y seguridad para los mexicanos. El objetivo de los proyectiles que disparan podría ser un grupo de manifestantes pacíficos o una cuadrilla de jornaleros que vuelve de los campos.

Los monumentos a los héroes patrios son objeto del vandalismo de las nuevas generaciones que no conocen el heroísmo. Las imágenes de quienes se sacrificaron por nuestra nación no son más que pequeños relatos en los libros de texto de la SEP, infravalorados hasta por el sistema educativo. El heroísmo es desconocido para nosotros y nuestros símbolos patrios son deshonrados a diario por las historias de abuso de poder.

Es increíble como los héroes ya no son los que portan las medallas y las insignias, sino los que se atreven a levantar su voz para denunciar los abusos del poder. Los héroes se encuentran expuestos, violentados y reprimidos, mientras los villanos se pasean mostrando sus uniformes e insignias deshonradas.  Y la gente común, las personas que se alimentan de la publicidad demagógica de los partidos políticos y de la desinformación de las televisoras, no ven héroes por ninguna parte, por tanto, los buscan entre los villanos y los criminales.

Sí, hemos perdido el patriotismo y es hora de recuperarlo. Es hora de rescatar el honor de nuestra nación y nuestras instituciones. Es hora de que los héroes renazcan y llenen nuestra milicia. Es hora de que los colores de nuestra bandera reflejen los valores de nuestra República. Es tiempo de que nuestro México sea querido y valorado por los mexicanos. Los valores de nuestra nación se están perdiendo y es hora de rescatarlos. Es hora de que el patriotismo nos lleve a cambiar nuestra realidad. Es tiempo de que nuestros jóvenes vuelvan a desear ser héroes y comiencen a luchar por sus ideales.

Juntos lo conseguiremos. Juntos haremos que nuestro sueño se convierta en realidad. Juntos crearemos un México mejor. Pero necesitamos de todos, sí, de todos los mexicanos, de todos aquellos que han soñado con un mundo mejor y se han comprometido con lograrlo. Juntos lo lograremos, querido lector, y salvaremos el honor perdido.

¡Viva México, queridos mexicanos!