Por qué en Veracruz, no se investiga en textos de los periodístas asesinados? / No les creemos

Indignados

Fotos de Guadalupe Baldizón y Sergio Hernández Vega, publicadas en La Jornada 12/2/2014

Luis Cardona / diario19.com

 

La indignación internacional ante el impune asesinato del periodista veracruzano, Gregorio Jiménez de la Cruz, ha unido en un clamor mundial de protesta a periodistas, medios y organizaciones defensoras de los derechos humanos, que no logran entender la razón por la cual el Estado mexicano continua cobijando al gobierno de Javier Duarte, en Veracruz, en cuyo mandato se cuentan ya once muertes, cuatro desapariciones y un sin fin de atropellos a la libertad de expresión.

El editorial del periódico La Opinión de Los Ángeles, por decenas de años informador de la gente que se comunica en español en California, es claro y contundente. Duarte no garantiza la seguridad de los periodistas en su ejercicio, ni como ciudadanos. En cada uno de los once casos, ha existido una excusa de criminalización para minimizar los hechos, cuando por su trabajo publicado se sobreentiende de dónde vienen las agresiones.

Sin embargo, es cierto, algo está sucediendo, porque Duarte actúa con gran pasividad, es como un señor feudal que puede hacer y deshacer en su región, mientras contribuya sin falta al pago de su cuota al Estado.

La recomendación de la ONU, ONG, Amnistía Internacional, organizaciones de periodistas, campañas de protesta de periodistas, reclamos frente a palacio en Xalapa, y en la representación del DF, el minuto de silencio en el congreso –cómplice también-, nada, absolutamente nada detiene la actitud de Duarte. El sigue presentando “culpables”.

La frase preferida de los comunicadores en Veacruz y el mundo se volvió viral en las redes sociales #nolescreemos. Esa es la respuesta a las supuestas investigaciones de duarte y su equipo. No les creemos.

Si observamos la información desde el día en que secuestraron a Goyo, el gobierno veracruzano, ha estado sembrando datos y dudas, dando muestra con esto, que sabía de la muerte de Gregorio, o la orden de matarlo. Horas después de su desaparición, corrió el rumor de la vecina de la cantina que lo “amenazó”. La detención de dos sujetos que incluso Notisur incluyó en su nota al informar de la desaparición del reportero.

Al siguiente día, en radiofórmula en el DF, se dio conocer con José Cárdenas que ya existían tres detenidos, la mujer y dos cómplices, pero el cuerpo aún, supuestamente, no se encontraba por ningún lado; pero ya había detenciones.

Luego siguieron las especulaciones de la procuraduría, las ruedas de prensa fallidas, las descalificaciones, y lo que derramó el vaso,  la oferta de Javier Duarte de otorgarle una casa a la esposa de Goyo, dos días antes de “encontrar” su cuerpo. Indicativo esto de que las autoridades sabían ya de la muerte del comunicador, o de la orden que pendía sobre su cabeza.

Ya cuando la presión mundial; ya no veracruzana y nacional, rebasa fronteras, y periodistas de España, Colombia, Argentona, Ecuador, Gran bretaña, Estados Unidos, Francia y otros países, de pronto aparece el diputado Eduardo Sánchez Macías, curiosamente dueño d emedios de comunicación, para informar en rueda de prensa que Goyo ha sido encontrado vivo.

De ahí los corresponsales, y familiares empiezan a informar a sus redacciones que Goyo apareció vivo (https://diario19.com/?p=1046), y que lo presentará el gobierno estatal.

Al desatarse el rumor, incluso gente ligada estrechamente a la familia, informó que  su esposa había sido informada ya de su rescate, y los llevaban a Xalapa a reunirse con Gregorio. Lo que sucedía realmente es que no les dijeron que estaba muerto, y ellos intuyeron un rescate en vida.

Una hora después de que en portales de internet se publicaba la noticia, y por las redes sociales algunos fetejaban el hecho de que apareciera vivo, (entre ellos yo que lo hice eufóricamente, al creerlo vivo) sale de ultratumba, como solo ella acostumbra, Gina Domínguez, vocera del gobierno de Duarte, y derrumba las ilusiones iniciando la pesadilla. Afirma que no han localizado a Goyo, que es mentira.

Posteriormente el diario Reforma de la Ciudad de México, por donde usualmente se dan a conocer detalles “más ocultos, que solo las autoridades conocen”, en una nota casi perdida en la sección nacional, se da la noticia de la muerte de Goyo. Lo encontraron muerto en una fosa.

Nadie quería creerlo, y luego de que la Procuraduría citara a una conferencia de prensa, los reporteros en Veracruz, confirmaban la historia de Reforma, siguió Animal Político, Proceso, y todos los demás. A las cinco de la tarde, el Procurador del Estado, dio a conocer los pormenores, y hasta destacó la existencia de cuatro detenidos. Así,  en un boletín entrega la investigación. ¿Goyo estaba muerto desde cuando?. Es la incógnita. Muchos críticos afirman que la presión mediática adelantó la muerte del comunicador, pues sus captores y autores intelectuales, sintieron la presión.

Lo que nunca queda claro, en Veracruz, es la forma en que las investigaciones, siempre concluyen en que el trabajo del comunicador, nada tiene que ver con su muerte.

No les creemos. La ruindad con que se confabulan y tejen historias en cada caso, los hace guionistas de Hollywood. Nunca se investiga quién está detrás de la notas que escribieron al menos los últimos seis meses. Ahí seguramente salen más de dos líneas de investigación, en vez de buscar chivos expiatorios, que al final los jueces dejan libres por lo endebles de las supuestas investigaciones; por que se fabrican culpables. Por eso, no les creemos.