Con la ley en Contra / La historia de los hijos de los desaparecidos en Ciudad Juárez

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Luis Cardona / diario19.com

 

El siguiente reportaje se logró gracias a los Amigos de Animal Político, que por medio de un concurso entre los suscriptores de animalpolitico.com, logramos obtener una de las tres Becas que se otorgaron entre 135 proyectos expuestos.

 

Gracias especiales para Daniel Moreno, director de animalpolítico.com

 

Por omisión o falta de voluntad del Congreso de Chihuahua en actualizar la Ley de Atención y Protección a Víctimas u Ofendidos del Delito del Estado, al menos 800 personas, hijos de habitantes de Ciudad Juárez que fueron desaparecidos en hechos de diferente índole, no pueden acceder a los beneficios de la Ley general de Víctimas.

A ciencia cierta en Ciudad Juárez nadie, autoridades, ONG, o las propias víctimas de la violencia, tiene idea de por qué los legisladores no han armonizado la ley en Chihuahua a la Ley General de Víctimas como les recordó el secretario de gobernación Miguel Ángel Osorio Chong el 19 de marzo en Zacatecas ante la Conferencia Permanente de Congresos Locales, o la petición del Comisionado presidente de la Comisión Ejecutiva de Atención Víctimas, Jaime Rochín realizada en su sexta convención.

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En Ciudad Juárez de 2006 a Octubre 2014 de acuerdo al RNPED, oficialmente en base a denuncias ante el Fuero Común, 562 personas desaparecieron.

Esas personas desaparecidas en promedio se calcula tenían 34 años de edad. Hoy hijos de ellos y ellas, en edades de entre 14 y 25 años, se encuentran en el desamparo jurídico al no contar con un documento legal como el que tienen los hijos de los muertos en Juárez, que se calculan entre los 8 y los 15 mil.

Los hijos de los muertos cuentan con un acta de defunción. Los hijos de los desaparecidos en Juárez no cuentan con un documento que los ampare de perder la casa que con un crédito del Infonavit sus padres hoy ausentes, adquirieron y pagaban por medio de una nómina.

Infonavit contrario a los casos de las familias que cuentan con una acta de defunción, y al presentarla cancela el crédito a la muerte del titular, como sustentan representantes de Organizaciones no Gubernamentales, los hijos de los desaparecidos son desalojados jurídicamente y hasta con el uso de la fuerza pública.

De los 562 desaparecidos en Ciudad Juárez, 415 dejaron al menos dos descendientes y una mujer u hombre, que de acuerdo a la Ley General de Víctimas en sus artículos del 44 al 78, como víctimas indirectas tienen derecho a recibir becas completas de estudio en instituciones públicas, mínimo hasta la educación media superior, paquetes escolares y uniformes, para garantizar condiciones dignas y su permanencia en instituciones de educación.

Tienen derecho también a programas de asistencia social, asistencia ante cualquier procedimiento administrativo o penal, y como reza el artículo 61, medidas de restitución, como el regreso digno y seguro a su lugar de residencia, reintegración al empleo, y la devolución de todos los bienes o valores de su propiedad que hayan sido incautados o recuperados por las autoridades.

Si los legisladores chihuahuenses armonizan la Ley Estatal, a la General, los hijos de los desaparecidos en Juárez, pueden acceder al derecho de recibir medidas de rehabilitación psicológica o psiquiátrica, programas de capacitación educacional o laboral y rehabilitación física.

Pueden acceder incluso a la reparación del daño con medidas de compensación física y moral, además aquellos generados patrimonialmente como consecuencia de violaciones  a derechos humanos. Sin embargo Chihuahua forma de las 30 entidades federativas que no armoniza aún sus leyes en beneficio de variables de la violencia como los hijos de los desaparecidos.

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Jorge Contreras Forneli Director del Fideiscomiso para la Competitividad y Seguridad Ciudadana ( FICOSEC) y  miembro de la Mesa de Seguridad y Justicia en Ciudad Juárez, que reúne a un grupo de empresarios y líderes de opinión de alto impacto social-político por su actividad económica y poder inversión y/o gestoría de capitales, reconoció que “hace falta tomar en cuenta éste indicador y agregarlo a los seis que ya analiza mensualmente la Mesa de Seguridad y Justicia, o bien indexarlo a uno de los ya existentes. Debemos darle cabida ya, e iniciar el cabildeo ante los legisladores Chihuahuenses porque es un factor de justicia que sinceramente no hemos contemplado”.

“Además  es algo en lo que el Pronaped, (programa nacional de prevención al delito) debe involucrarse” externó en la entrevista Contreras Forneli, que días antes, el 25 de Marzo, fue parte de una rueda de prensa donde integrantes de la Mesa de Seguridad y Justicia, autoridades y funcionarios de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, dieron a conocer que manejaran éste año 29 millones de pesos del Programa.

El anuncio se hizo en lo que es la segunda convocatoria ciudadana a participar con proyectos encaminados a la restitución del tejido social, propuestas que son analizadas por la UACJ.

De tal modo que Contreras Forneli, consideraba que el tema de los hijos de los desaparecidos en Ciudad Juárez, pudiera incluso ser parte de las propuestas, y lograr financiamiento del PRONAPED, sin embargo en mayo, ya aprobados los recursos, los hijos delos desaparecidos una vez más no fueron tomados en cuenta, ningún proyecto de los aprobados por la UACJ, cuyo rector es hermano del Gobernador, los cobijó.

La realidad de la vida de los hijos de los desaparecidos en Juárez es cruel y revictimizante en la mayoría de los casos. Los legisladores chihuahuense no parecen estar motivados políticamente para actuar en favor de ellos. Las ONG coinciden en eso. Nadie en Juárez, o Chihuahua, como estado, hace algo por auxiliarlos.

Para los diputados Juarenses Jesús José Diaz, Monárrez, Antonio Adreu Rodríguez, Enrique Licón Chavez, Laura Enriqueta Domínguez Esquivel, Gloria Porras Valles, Mayra Guadalupe Chávez Jiménez, Daniel Murguía Lardizabal y Luis Fernando Rodriguez, Ginner, Todos Priístas, menos Licón Chávez que pertenece al PVEM, el tema es importante, sin embargo no tienen fecha para acordar la discusión en el Congreso Chihuahuense sobre la armonización de la Ley estatal a la General de víctimas.

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No necesariamente la propuesta debe iniciar de un juarense, pero por ser la ciudad con más desapariciones en el Estado, pudiera pensarse que la iniciativa naciera en la frontera con El Paso, Texas.

En Juárez actualmente se pone énfasis en seis indicadores, que además son los que reconocen las autoridades y sobre los actúan para mostrar fuera de las fronteras de la ciudad, el trabajo de sociedad y autoridades por regresar a Ciudad Juárez, el lugar preponderante que llegó a ocupar como punta de lanza de movimientos económicos y de inversión. Sin embargo el indicador de las desapariciones y las víctimas indirectas que conlleva, apenas en Abril pudiera iniciarse a tomar en cuenta por la las organizaciones civiles que a su vez provocarán que el tema se incluya en la agenda legislativa para lograr que la armonización de la ley se lleve a cabo en el menor lapso de tiempo posibles.

Solo Nuevo León y Coahuila cuentan con el empate de sus leyes locales a la General de Víctimas, y trabajan ya el renglón de los desaparecidos, entre otros grupos vulnerables.

En Ciudad Juárez las baterías se enfocan en los homicidios, robos de autos con violencia, robo de autos sin violencia, secuestro, cobro de piso y robo de comercio con violencia.

Ficosec funge como instrumento financiero para la realización de programas y acciones encaminadas a apoyar la seguridad pública en el Estado de Chihuahua, la participación social en la competitividad y la seguridad ciudadana, además de fomentar la participación social que coadyuve a mejorar la seguridad pública.

Sin embargo mientras los análisis y las perspectivas de poder realizar acciones en favor de los Hijos de los desaparecidos en Juárez, que seguramente redundarán en beneficios en cada ciudad del Estado de Chihuahua, estas 800 víctimas y una cantidad no estimada que por temor no denuncia, se encuentran en un limbo jurídico, que no les permite acceder a derechos que como víctimas debieran acceder.

 

*Con el resentimiento a flor de piel

 

Armando y Jessica son dos de los cuatro hermanos veracruzanos que han quedado a la deriva, tras la desaparición de su padre, hace cinco años en Cd. Juárez, a donde llegaron tres años antes a intentar mejorar su calidad de vida. Un grupo armado llegó a su casa antes del anochecer, derribaron la puerta de metal amenazado con matar a la familia si se resistía; a golpes de culata de fusil lo sacaron. Lo subieron a una “troca” doble cabina blanca sin placas. Aún no regresa a casa. Catalina su madre, dos semanas después del secuestro y haber acudido a las autoridades, “tuvo que encontrar empleo en lo que pudo”: Afanadora en una compañía outsourcing. Salario mínimo, más prestaciones de ley.

Los cuatrocientos cincuenta pesos semanales del salario de Catalina no alcanzan para todo. El INFONAVIT, luego de un año les demando el desalojo de la vivienda porque su padre no pagaba vía nómina de una maquiladora en que trabajaba, e incluso lo dio de baja por no presentarse a trabajar, a pesar de tener copia del acta donde Catalina denuncio su secuestro; “Pero como no tengo una acta de defunción que indique que está muerto INFONAVIT reclamó la casa y nos la quitaron a los dos años de que a mi marido se lo llevaron, y ni que hacer. Pos nos salimos, por eso hoy vivimos aquí en ésta casa de madera. Una comadre de aquí de Anapra, nos dejó construir en la mitad de su patio y pos le pago algo de renta cuando puedo”.

Armando hoy tiene 18 años de edad, no trabaja ni estudia, según su madre, está muy resentido con todo y contra todos. “No hace caso de nada de lo que le digo. Siempre me reclama. Desde que cumplió 15 años ya no quiso ir a la escuela porque decía que los compañeros, siempre lo molestaban con lo de su padre y el cree que ya, como le dicen sus amigos, que se lo llevaron porque vendía droga. Está desilusionado. Pero tampoco trabaja, fue a la maquila pero dijo que le pagaban muy poco. Yo creo que anda robando, porque siempre trae dinero, luego me da cien doscientos pesos, pero se la pasa borracho. No se si consume drogas, pero tampoco le pregunto. Si me quiere, me abraza, luego llora conmigo, pero desde que su padre no está, creo que sufre mucho, y no se cómo ayudarlo”.

“Yo me acerqué aquí con los de los derechos humanos. Nos han ayudado, traje a mis hijos, al Armando lo tuvieron con tratamiento psicológico, se sintió mejor pero luego cuando ya no regresó a la terapia, volvió a ser el mismo”.

“Mi hija Jessica. Pobrecita. Todos vimos cuando se llevaron a su papá. Ya tiene 19 años pero es madre soltera a los 17 salió embarazada, y el tipo no le cumplió. Tampoco estudia ni trabaja, pero se encarga de la casa y sus hermanos más chicos de 12 y 13 años. El salió de la secundaria. Armando ya no siguió la prepa. Además no hay dinero pa que sigan aunque quisieran. Pobrecita “mija”. Extraña mucho a sus papá. Desde que salió embarazada yo le dije que no trabajara que mejor me ayudara con sus hermanos, porque antes se quedaban solos, cuando ellos se iban a la escuela, nomás los veían los vecinos, hasta que llegaba yo del trabajo a las cinco de la tarde. Ella hace todo, comida, cuida niños, y el aseo. Ya no se va de loca”.

“Mis otros hijos a pesar de estar más jóvenes y hombres, no sufren tanto porque estaban más chiquillos cuando su papá se fue. Ellos son de Juárez, ni conocen Veracruz. Los otros dos sí”.

Armando, Jessica y sus dos hermanos son parte de un posible universo estadístico cercano a los ochocientos casos de hijos de desaparecidos en Cd. Juárez, que teniendo el carácter de víctimas indirectas por la desaparición de sus padres, por omisión falta de voluntad de las autoridades, y /o programas gubernamentales, o no, dirigidos en específico a ésta variable de la violencia, viven sin la protección de la Ley General de Víctimas, más que nada, no porque esta no les acoja, sino porque la falta de armonización entre la ley General y la Ley estatal, no se ha dado, para favorecerlos, y el Fuero común así, solo reconoce como víctimas a quienes ostenten una acta de defunción.

Los 788 casos promedio de hijos de desaparecidos en Ciudad Juárez, que pueden existir de acuerdo al índice de personas desaparecidas que se desprende del listado de los 23 mil 271 desaparecidos que admite la SEGOB, no tienen acceso siquiera al reconocimiento legal de Víctimas.   

 

*Estadística que “no existe”

 

Imelda Marrufo, de la Red Mesa de mujeres de Cd. Juárez; Silvia Grijalva del Centro de derechos humanos, Paso del Norte y José Luis Flores, coordinador de 29 ONG de la Red por los derechos de la infancia A.C., coincidieron en asegurar que el tema de los hijos de los desaparecidos, es algo que no se ha tocado, para él que no existen programas directos. Conocen el problema, pero no trabajan en él como objetivo principal.

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Estas tres Organizaciones no gubernamentales, en conjunto atienden a quince de los 788 casos. Todos en el aspecto psicológico fundamentalmente, y se les acerca a programas de educación especial donde trabajadoras sociales y psicólogos los tratan en el mismo universo de aquellos cuyos padres fueron asesinados entre 2006 y 2014. No quiere decir esto que en 2015 no existan casos, obviamente los hay, pero “poco a poco se van acercando. Los apoyos son más que nada de gente que se acerque, no de convocatorias que los atraigan”, coinciden.

José Luis Flores es directo a la hora de mencionar que no existen estadísticas sobre los Hijos de los desaparecidos: “ Bueno, seguramente existen datos en cada expediente que se abre en el Ministerio Público, porque ahí se asienta el estado civil, número de hijos, y esas cosas. Es claro que la información existe, pero si alguna autoridad maneja la variable dentro del universo de la violencia en Cd. Juárez, no la quiere da a conocer, porque entonces el abanico de víctimas crece”.

“Observa detenidamente las variables de la estadística de la violencia y entenderás esa “Lógica del Estado”. En Chihuahua no se ha podido actuar positivamente en programas dirigidos a los hijos de las personas que han sido asesinadas, por ende, los hijos de los desaparecidos serían otro frente más que cubrir, y mientras no existan reflectores sobre el problema, los esfuerzos de atención a víctimas se irán a otras variables, que incluso brinden mejores perspectivas de imagen, como los apoyos a los hijos de las víctimas de feminicidio, o de hombres y mujeres ejecutados, asesinados”

Para Oscar Enriquez del centro de derechos humanos Paso del Norte, hablar de planes a corto tiempo sobre atención a hijos de personas desaparecidas en Cd. Juárez, es algo muy lejano. Poco enterado de los alcances de la Ley General de Víctimas, asegura que en Chihuahua se atiende al que muestre una acta de defunción, de ahí en fuera a nadie más.

“Lo que no quiere decir que dejemos de lado la lectura y conocimiento de la Ley General de Víctimas. Es más debemos estar enterados de lo que se marca ahí sobre las personas desaparecidas, y tomar en cuenta los derechos que se marquen para resolver situaciones de grupos como el de los Hijos de los desaparecidos. Sin embargo, debemos observar que la ley en Chihuahua no cobija al sector de desaparecidos. Nosotros tenemos nueve casos de chicos y chicas cuyos padres fueron desaparecidos, pero se les acoge en los programas que ya están establecidos. No tenemos estadísticas generales, de hecho no existen, o si existen la autoridad no las ha mostrado. Pero difícilmente se les dará prioridad a los desaparecidos que a los asesinados, porque esa estadística si se lleva diariamente”.

Al hablarle de la base de datos que se desarrolla para la creación de éste reportaje, señala, que evidentemente tiene el número de personas desaparecidas de acuerdo al listado de la SEGOB que abarca 23,271 casos, y Ciudad Juárez muestra 562 de ese universo, pero de ahí a un estudio de cuantos son desaparecidos, si son hombres o mujeres, menores o no; no se tiene referencia. “ Están abriendo una nueva variable ante la ciudadanía que seguramente deberá ser atajada por la ciudadanía. De hecho después de esta platica, nosotros como organización debemos darnos por enterados e iniciar a tocar el tema en nuestras reuniones, porque estos pequeños en su mayoría y adolescentes, necesitan del apoyo. Debo reconocerlo”.

Para Imelda Marrufo, galardonada activista en la lucha por los derechos humanos en Chihuahua, la estadística se ha ido retrasando “ No se si a propósito por la autoridad, o por omisión de todos los sectores. Nosotros no atendemos directamente a hijos de desaparecidos, nuestra organización ve más por las víctimas mujeres, objeto de desaparición, sin embargo sabemos que se debe actuar a favor de sus hijos. Ayudarlos a que vayan desarrollándose con un buen perfil en la sociedad. Para ellos la vida es más difícil que para el resto de los ciudadanos de su misma edad”.

“La vida para los hijos de los desaparecidos, es muy dura, deben enfrentar la burla, descalificación y estigmatización de la sociedad por la presunta mala conducta de los padres, la criminalización de las autoridades y la sociedad, para luego ser revictimizados negándoles la oportunidad de acceder a programas de apoyo, que les permitan crecer como seres humanos. Crecen mucho resentimiento, su respuesta inmediata por lo regular es la defensa”, dijo Silvia Grijalva, trabajadora social del Centro Paso del Norte.

El INEGI no contempla una estadística que brinde certeza sobre el número de hijos de desaparecidos, sin embargo, en la realización de la base de datos para ésta historia, tomando en cuenta el número de personas desaparecidas (hombres y mujeres), menos los menores de edad, obtuvimos un promedio de  788 posibles víctimas, tomando en cuenta la media nacional de población en México que indica que por familia existe un promedio de 1.9 hijos, que multiplicamos por 415 casos de personas desparecidas en Ciudad Juárez eliminando a los menores de edad.

La coordinación estatal en Chihuahua del INEGI, abre su información a reporteros y auxilia en el tratamiento de datos por medio de Cynthia Nayeli Ponce, ejecutiva del sector social y medios de comunicación en Ciudad Juárez, sin embargo información sobre hijos de desaparecidos, ubicación por zonas de la ciudad, género, escolaridad o empleo no se tienen datos, o al menos no se han desglosado aún.

 

*Hijos de desaparecidos, sin acceso a programas de ayuda a Víctimas

 

Silvia Grijalva y José Luis Flores derecho humanistas ubican a los hijos de los desaparecidos como una variable estadística que no ha sido tomada en cuenta abiertamente por las autoridades y muy poco visualizada, casi nada, por la Organizaciones no Gubernamentales en Ciudad Juárez, e intuyen que por la falta de “publicidad” al respecto, éstas víctimas se encuentran desprotegidas.

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Para Silvia “la gran mayoría de los hijos de los desaparecidos, se encuentran completamente desprotegidos por la ley. En inicio por que el fuero común no los reconoce como víctimas, posteriormente porque el Estado de Chihuahua forma parte del grupo de entidades federativas que no se atreven a armonizar, (a pesar del mensaje en éste sentido del secretario de Gobernación Miguel Angel Osorio Chong) sus leyes con la Ley general de víctimas, orden federal al que tarde o temprano deberán los Estados de la República someterse y brindar un trato digno al estatus que deben tener miles de hijos de desaparecidos en Chihuahua, no solo de Juárez, que hoy deambulan por la calles, solicitando oportunidades de empleo, soportando el acoso sexual muchas mujeres, que como Jessica en muchos de los casos terminan aumentando la estadística de madres solteras. Otros y otras, se mueven en el subempleo, sin prestaciones laborales, dejan la escuela para ayudar económicamente en el sostenimiento de sus familias, y muy pocos, solo casos aislados logran llegar entre los 18 y 19 años a ingresar a las universidades”.

De acuerdo a la Ley General de Víctimas en su Capítulo VI, artículo 26 estas tienen derecho a ser reparadas de manera oportuna, plena, diferenciada, transformadora, integral y efectiva por el daño que han sufrido como consecuencia del delito o hecho victimizante que las ha afectado o de las violaciones de derechos humanos que han sufrido, comprendiendo medidas de restitución, rehabilitación, compensación, satisfacción y medidas de no repetición.

La restitución busca devolver a la víctima a la situación anterior a la comisión del delito o a la violación de sus derechos humanos.

La rehabilitación busca facilitar a la víctima hacer frente a los efectos sufridos por causa del hecho punible o de las violaciones de derechos humanos.

La compensación ha de otorgarse a la víctima de forma apropiada y proporcional a la gravedad del hecho punible cometido o de la violación de derechos humanos sufrida y teniendo en cuenta las circunstancias de cada caso. Ésta se otorgará por todos los perjuicios, sufrimientos y pérdidas económicamente evaluables que sean consecuencia del delito o de la violación de derechos humanos.

La satisfacción busca reconocer y establcere la dignidad de las víctimas.

Las medidas de No repetición buscan que el hecho punible o la violación de derechos sufrida por la víctima no vuelva a ocurrir.

 

*Con la Ley en contra

 

Sin embargo la Ley de Atención y Protección a Víctimas u Ofendidos del Delito del Estado de Chihuahua, publicada en el Periódico Oficial No. 84 del 21 de octubre del 2006, cuya última reforma fue publicada el 26 de septiembre de 2012, a pesar de que en su definición general de “Victima”, reconoce como tal al directamente afectado por el delito; a las agrupaciones, en los delitos que afectan intereses colectivos o difusos, siempre que su objeto se vincule directamente con esos intereses; y, a las minorías étnicas, en los hechos punibles que impliquen discriminación o genocidio respecto de sus miembros, generen regresión demográfica, depredación de su hábitat, contaminación ambiental, explotación económica o alineación cultural, deja fuera de contexto a los desaparecidos y sus descendientes o cónyuges, al no existir en ella la figura “Desaparecido”. Por esta razón la armonización de la ley chihuahuense se hace urgente, apunta la derecho humanista Imelda Marrufo.

De esta interpretación el Fuero Común deja jurídicamente indefensos a los hijos de los desaparecidos, que no pueden acceder a los beneficios de la Ley General de Víctimas

Dicha ley define además que en caso de muerte de la víctima, se considerarán Ofendidos, con el siguiente orden de prelación: al cónyuge, concubina, concubinario o a la persona que hubiere vivido de forma permanente con la víctima durante, por lo menos, dos años anteriores al hecho; los dependientes económicos; los descendientes o ascendientes consanguíneos o civiles sin límite de grado; y los parientes colaterales, consanguíneos o civiles, hasta el segundo grado, y Sujetos Protegidos a todos aquéllos que, sin ser víctimas u ofendidos, tengan relación directa o indirecta con alguno de éstos y existan indicios de que pudieran ser afectados por los responsables de la comisión de un delito o por terceros involucrados.

“Nuestros legisladores en Chihuahua, tienen su mirada en otras cosas, otros objetivos. Situaciones como las que viven los hijos de las personas desaparecidas, no son de interés político”. La teoría psico-social, asienta la también derecho humanista Imelda Marrufo, juega un papel importante en el contexto de las soluciones de vida a éste tipo de víctimas, por que a través de ella se comprende como un proceso interaccional de características terapéuticas a través de conversaciones que generan un ambiente protector de su condición emocional, que les permite asimilar de mejor forma, condiciones sociales.

“Poder sortear situaciones educacionales, laborales y sicológicas entre otras, serían factores que el reconocimiento cómo víctimas indirectas de  padres desaparecidos, incrementarían las capacidades del grupo evitando vulnerabilidades, haciéndolos crecer como seres humanos, en vez de discriminarlos por no tener a sus padres vivos, ni muertos, sino desaparecidos”, dijo Marrufo. “Viven con la Ley en contra”.

 

*Cómo sobrevivir con el estigma, la descalificación social y la herencia / El entorno social, un ciclo sin salida

 

Armando ya es mayor de edad, cuando su padre desapareció, él tenía 13 años. “Estoy encabronado. Cómo quieres que me sienta. Esos pinches batos se llevaron a mi jefe a la mala. Yo los vi, iban tapados de la cara con capuchas, se metieron a la casa a güevo. Tumbaron la reja de la puerta. Traían “cuernos” se lo llevaron a chingadazos, no llevaba zapatos, había llegado de “camellar”. Cuando llegaron nos dio un chingo de miedo, pero si no se iba nos mataban a todos ese. No se portó culón como dicen acá varios batos del terreno a los que les he tenido que partir su madre. El jefe se portó chingón, no dijo nada, si se le veía con miedo, pero por nosotros”.

“Qué puedes hacer, pos nada, nomás aguantar y esperar no topártelos un día queridnote hacer lo mismo. Desde el día que se lo llevaron, lo extraño al bato. Era bien chido. Era mi jefe pues. Dejé la “secu”, porque nomás me estaban chingue y chingue. Les partía su madre o me la partía, todos los días. Ya ni estudiaba como antes. Si me gustaba la escuela, pero pos cómo vas a estudiar sinomás vas a partir la madre. Pinches maestros son bien culeros. Nadie te echa una mano, les vale madre. Había días en que no quería levantarme, mi jefa dale y dale, hasta que me iba a la escuela. Había veces que no entraba. El pinche director lo mande a la chingada. Pinche ruco acá, siempre se ponía de parte de los demás. Cómo le haces si tienes a todos en contra. Los chingas o te vas. Pos me fui, espero que el Güey esté contento. Ya le deje su pinche escuela, donde además no aprendes nada”.

“El resentimiento de Armando es contra su entorno, porque como dice, Cuando se murió su jefe, se murieron sus oportunidades. “Simón, se murieron las oportunidades y las de mis hermanos, mi carnala salió embarazada de un güey que nomás se la cogió aprovechándose del dolor de perder a mi apá, le dejó un hijo, y hasta se peló del barrio. Mi jefa siempre trabajando, ganando poco. Yo fui a trabajar pero nel, pagan poco y le chingas mucho. Mejor compro y vendo. Vendo botes, fierro, aluminio, cobre y lo que cae pa reciclar. Compro celulares, tablets, audifonos o lo que me encargan, los compro en las segundas y luego los vendo en el barrio. Saco más lana así que trabajando como burro”.

“Le doy lana a mi jefa, pa lo que haga falta, yo casi no estoy en la casa, me la paso trabajando, y luego con mis compas. Como en la calle, burros, tortas, tacos de buche o barbacoa, me gustan mucho”.

“Con los compás, luego nos echamos unas chelas. Pos de vez en cuando un gallo, pero la neta no me gusta mucho la droga, mis compás le ponen de todos, algunos no, pero somos carnales, cuando nos hace falta algo de urgencia, entre todos cooperamos, y sale porque sale. Mi jefa cree que le pongo diario a la droga, o que ando robando, pero pos ya ni le digo nada, no cree que trabajo por mi cuenta. Me gusta más abrazarla y darle sus besotes que pelear. Se ha chingado mucho, y pa qué la voy a chingar más; que crea lo que quiera, ya después se dará cuenta de la neta”.

“No me gusta ir con ella al centro de derechos humanos, porque al principio sí creía en las terapias, pero pos estaba morrillo, ya no creo en esas jaladas. Vivir aquí es diferente, nada que ver con lo que dice la sicóloga. Aquí te partes la madre o te la parten. Si eres morra igual, te la tienes que partir en todo, y hasta dejan hijos como a mi hermana. Yo la quiero su hio está a toda madre, pero pos nunca va salir de aquí. No tenemos padre, y casi ni madre, porque trabaja todo el día. Mi carnala se encarga de mis otros hermanos. Ellos están chiquillos, no les duele nada aún, pero al rato van a tener que entrarle a la chinga. Ellos si van con mi má a las terapias. Ojalá neta, salgan adelante estudien y la hagan. A ellos no los van a chingar como a mi, porque no lo vivieron como yo. No extrañan al jefe como yo, porque se fue antes de dejarles su herencia en el cora”.

“No me agüito, se que no voy a ser acá, un empresario, ni un doctor, ni esas mamadas, pero algo habrá que pueda hacer luego. A la mejor una morrita luego me hace feliz. Ja ja. Nadie sabe Bato. Chale!”

El resentimiento de Armando se diluye conforme la plática toma confianza. Pero el barrio es duro nada más de observarlo. Un arroyuelo lleno de piedras, sin agua, que baja del cerro de la “Biblia” que de repente huele a humedad por unos diez minutos de llovizna, pero se vuelve a secar. Moreno, bajo de estatura. Imposible negar que nació fuera de Juárez, chaparrito, moreno, de ojos grandes, “Juarocho” como les dice aquí a los descendientes de veracruzanos que llegaron a Juárez buscando empleo en la maquiladora principalmente.

Para mala suerte al padre de Armando se le ocurrió venir en plena guerra entre narcos, en el momento más álgido, cuando los paisanos que ya estaban aquí, regresaban en aviones pagados por el Estado de Veracruz, o en camiones piratas.

Jessica es muy parecida a su hermano, bajita de estatura, pero con formas femeninas. Viste como “visten las de aquí. Pos es que ya me acostumbre a vestirme así porque mis amigas así se visten, y la verdad es que ya ni me acuerdo como vestían mis amigas chiquillas o sus hermanas en Veracruz”.

“Sí tengo un hijo, soy madre soltera. No me da vergüenza, no soy la única ni seré la última. Cuando desapareció Papá lloré mucho, me espante mucho. Todos en la familia lloramos muchos días. Pobrecito de mi apá, quién sabe que le habrán hechas esas personas, no se porque se lo llevaron, en el periódico decían que por drogas, pero pos yo nunca supe, ni vi que anduviera en drogas, estamos y estábamos jodidos. Cómo si anduviera en drogas, no teníamos dinero. Digo, se supone que los que andan en eso tienen a sus familias con dinero. Vaya usted a saber qué fue lo que paso. No lo se, pero nos cambió la vida, a mi madre, le cambió la vida. Hoy la veo a la pobrecita y me da mucha pena, quisiera ayudarla trabajando, pero no me deja, dice que mejor cuide la casa, que nadie puede cuidar mejor a mis hermanos que yo. Además cree que si me voy a trabajar voy a regresar con otro chamco en la panza, ja ja. Hay mi madre. Pero la entiendo”.

“Lo de mi embarazo fue por pendeja, el tipo con que me acostaba, me daba mucho carño, y yo buscaba mucho amor. Sí se que son tonterías, pero pos me hablaba muy chido, y me gustaba estar con él, pero pos yo no sabía que me tenía que cuidar, ni como, y pos nació mi bebe, y está aquí, y debe ver por él. No me importa que se haya ido el papá de mi hijo, mejor. Así ayudo a mi madre y mis hermanos. Todos mis hermanos, son bien corajudos, como que están enojados porque se llevaron a mi padre, pero pos yo les digo que si nos quedamos en eso, no vamos a lograr nada”.

“Yo no salgo de casa ni ando con morros, pero sí quiero que mis hermanos más chicos estudien y logren sacar de perdida la “prepa”, para que agarren buen trabajo, y si pueden pos nos ayuden a salir a los demás”.

“Si me gusta ir a las terapias del centro de derecho humanos, nos ayudan mucho mentalmente, bueno a mi, y mis hermanos chicos, al Armando, no le gusta pero cuando va, regresa con otro ánimo, pero ya no quiere ir. Mi madre descansa mucho cuando vamos a las terapias, además la quieren mucho ahí, y la hace olvidar o le dan armas para enfrentar a los supervisores que a cada rato la andan acosando. Cree que no me doy cuenta, pero pos es joven y los como saben de su situación, siempre andan tras de ella. Pobrecita de mi amá. Por eso no quiere que yo vaya a trabajar”.

“Es feo vivir así como estamos, pero pos qué hacemos, el INFONAVIT, nos quitó la casa que le habían dado a mi padre. Como desapareció, no pago ya la casa, y como querían la lana que se adeudaba, porque no está muerto y nos pedían una acta de defunción, pos nos quietaron la casa, ahora vivimos aquí. Está feo, pero no queda otra, ya que mejoremos, nos podremos cambiar, aunque no se pa cuando”.

“No, nunca hemos oído hablar de la Comisión Ejecutiva de victimas, que dice usted. A nosotros nomás los del centro nos ayudan. Pegamos pesquisas, luego los del municipio, el Eleno Villalba ese, las manda quitar porque dice que la ciudad no se debe ver fea con las pesquisas pegadas en los postes, pero también la autoridad no nos ayuda a localizarlo, ni nos ayuda en nada. Qué van a dar dando ayuda los del municipio, nombre, ja ja. Se les cae el pelo si nos dan algo. Si somos víctimas, pero eso no les importa a ellos. “El Eleno” quiere una ciudad limpia, blanca, donde los turistas, que ya ni hay, no se enteren de los desaparecidos como mi apá”.

Sergio nació en Juárez, su padre fue secuestrado al interior de un restaurante de su propiedad, tras negarse a pagar una cuota semanal a miembros de la delincuencia organizada en 2011. “Cuando empezaron a quemar refaccionarias, y  “levantar” a los restauranteros que no cooperaban”, dijo.

“Nunca hemos vuelto a verlo, aunque la puerta de la casa está abierta por si regresa algún día. Yo estaba en la escuela cuando me habló mi madre para decirme que era urgente nos viéramos en la casa de la abuela en la colonia Margaritas. Nosotros vivíamos cerca del parque Borunda. Cuando era chico, mi padre me llevaba a pasear en los jueguitos del parque y a comer helados en la “Acapulco”. A mi hermano y a mí nos gustaba ir en las tardes. Pasábamos por el templo de los “mormones”. Nos quedábamos hasta que se hacia de noche, aunque después por esos días en que se llevaron a mi papá, la gente ya casi no asistía, por temor a morir o ser secuestrada”.

“Cuando me avisó mamá algo malo presentí, me salí a las once de la mañana de la escuela,  del Chamizal. Llegué y había mucha gente, policías, mi abuela, mi madre mi hermano, pistolas, armas largas. Mi madre lloraba, se calmaba y volvía a llorar. Mi padre había sido secuestrado a las diez de la mañana, minutos antes de haber abierto el negocio, y ya con los empleados listos para atender a la gente. Dice que llegaron varios tipos con armas larga, cubiertos del rostro con pasamontañas. Ya le habían advertido que si no paga su “cooperación” se lo llevarían hasta que pagaran un rescate por él. Pasaron, horas, días, semanas, ya cuatro años. Nadie pidió dinero por él. Nadie se comunicó jamás. Simplemente ya no regresó”.

“Mi hermano estaba en secundaría y yo en la Prepa del Chami. El restaurante ya no fu abierto, mi madre no quiso regresar. Mis tíos se encargaron de desmantelarlo, vender las cosas que se podía y abrir una cuanta nombre de mi madre, después de que a los dos meses decidieron esperar a mi padre, pero cerrar el negocio. Si seguí abierto, seguro iban a ir por la cuota, y mi madre no sabía de administrar el negocio ni tratar con delincuentes, menos mi hermano o yo. Por seguridad lo cerró”.

“Seguimos estudiando, pero ya nada ha sido igual. Hoy estoy en la Universidad, en los primeros semestres y mi hermano, está por terminar en la misma prepa que yo, aunque hoy ya es colegio de bachilleres.

“Decidimos que era mejor no decir a nadie lo que había pasado con mi padre, para evitar mayores problemas. Que fueran por nosotros o mi madre. Yo Terminé con mi novia, para que no fuera a hablar más de la cuenta. Durante tres años no salíamos de casa a ninguna parte, salvo a El paso, una vez al Mes, de donde la verdad ya no queríamos regresar. Allá nos sentíamos libres. Pero siempre regresábamos. Mi madre pretendía que nos fuéramos a vivir del otro lado, pero se arrepintió con la esperanza de que algún día papá regrese y sepa que su casa lo espera. Nosotros respetamos eso”.

“Mi abuela nos ha ayudado, le dio empleo a mi madre en uno de sus negocios de Flores, y la verdad no nos falta mucho económicamente, pero no es lo mismo. E ocasiones, sin que nos vean ellas, mi hermano y yo nos abrazamos, y lloramos un rato porque extrañamos a mi papá. Sus cumpleaños siempre eran celebraciones especiales. ¿Cómo olvidarlo?”

“Se que deben existir otras personas en la misma situación que nosotros, porque fue mucha la gente que desapareció por muchas y diferentes situaciones, habrá quienes no tengan el apoyo económico necesario, ni leyes que les permitan acceder a tratamientos psicológicos como los que hemos tenido nosotros en lo particular. Sabemos que existen organizaciones que los brindan sin costo, sin embargo a nosotros nos han pagado terapias, bueno mi abuela, y nos ha servido mucho para si no, superar la ausencia, ponerle límites al dolor, sin dejar de esperar que regrese”.

“Yo no creo en las leyes, en las autoridades, ni los legisladores. Creo que la realidad es otra. El abuso, la impunidad y la corrupción son las culpables de que mi padre no esté con nosotros hoy. No lo quiero muerto, lo quiero vivo, pero se que eso es muy difícil que se de. Si la autoridad hubiera realizado su tarea no estaríamos viviendo muertes, desapariciones ni cosas de estas. Sí analizo la situación, leo, estudio, me preparo y cada vez estoy mas seguro de que el crimen gobierna. Ya no es 2011, pero la situación no cambia. Y aunque yo tenga oportunidades que talvez otros no tienen, no significa que no sufra como ellos, con la misma intensidad la desaparición de mi padre. Para qué quiero ser reconocido como víctima, si mi padre principal víctima, no ha sido localizado. No existe la justicia ni la practica del Estado de Derecho. Qué bien que existe la Ley General de Víctimas, Pero no debiera existir en una Democracia. No debieran existir las víctimas”.

Contactado a través de un amigo, Sergio prefirió no mostrar su rostro ante las cámaras, como Armando y Jessica, que a petición expresa respetamos, sobre todo por cuestiones de seguridad en Ciudad que no termina de ser violenta, donde los índices de desapariciones han crecido de 2012 a 2014 en casi un 300 %, mientras los asesinatos han bajado dramáticamente, y la percepción en medios de comunicación es de una disminución tal que ya la gente puede realizar sus actividades casi normalmente. En 31 días de marzo solo se habían registrado 21 ejecuciones, mientras en abril se contabilizaron 18, la cifra más baja desde 2010.

Sin embargo la percepción en los barrios, en las colonias es otra. “Tienes que cuidarte mucho de dónde andas, con quién platicas. Cuando se llevan a tu gente y nunca más regresa, sabes que tienes que seguir adelante, aunque te duela, nadie te va a ayudar, las autoridades no hacen nada por encontrarlos. La vida sigue, te acomodas, no eres la misma, pero tienes que seguir, aunque todos los días la tengas en la mente”.

Mayra es una más de las víctimas de las desapariciones en Juárez. Ha tenido que asumir el papel de “psicóloga familiar” para lograr avanzar. Apoya a su madre en todas las acciones que lleva a cabo con tal de encontrar a su “desaparecido”;  cuatro años de esperanza, movimientos, marchas, pega de pesquisas, reuniones con autoridades. Siempre la misma respuesta. No aparece.

La familia entera asiste a terapia psicológica, sin embargo quien menos ha servido es a su madre: “Siempre tengo que estarla apoyando, sufre mucho, aparentemente en la organización es una mujer fuerte y de lucha, pero en casa es todo lo contrario, la más frágil y débil, a la que debo cuidar más que a nadie”.

“No es que no sufra yo, me dice la psicóloga que talvez me refugio en el dolor de ella, y así calmo el mío, pero la verdad es que mi duelo lo llevo a parte, porque si los uno, me vuelvo loca”.

Mayra estudia en la Universidad, quiere ser Trabajadora social, es la cuarta hermana entre cinco, casi la más pequeña, pero incluso en la ONG que las apoya, la reconocen como una mujercita de 22 años muy fuerte, que ocupa el lugar del padre ante la desaparición que no terminan de asimilar.

A pesar de vivir en una de las colonias de mayor pobreza, y del estado de dolor de la madre, su trabajo saca adelante a sus hijos, aunque los más grandes, se han casado ya, y no llegaron a terminar la universidad, siempre les dio los recursos para si hubieran incluso querido, “terminar de estudiar” .

Mayra y su hermano menor, siguen estudiando con la ayuda de la madre y sus hermanos. “Nosotros sí queremos terminar la universidad”. Ella se decidió por una carrera que le permite tener mucho contacto con el dolor, talvez, por la empatía que puede expresar tras el hecho que le cambio la vida, Está por recibirse como Trabajadora social. “ Me gusta mucho el trabajo en las comunidades”, dice.

“Desgraciadamente no creo en la actuación de las autoridades, ni en los programas que existan o puedan existir que provengan de ellas, porque son ellas las culpables de lo que nos pasa. No puede ser que alguien salga a visitar a un familiar, te reúnas con él y de pronto regresando a casa alguien te desaparezca. ¡No es posible!. Pero pasa”.

“Cómo entonces puedo creer en la justicia, en ser reconocida como víctima como lo dice la Ley esa, si la víctima, la principal y única víctima no aparece,  o como a muchos,  nos van a hacer creer que unos huesos son parte de su cuerpo. Eso no te da certeza de nada. ¿Quién puede creer que los exámenes de ADN pueden ser realmente llevados a cabo?. Y si los hacen, ya nadie les cree, porque los desaparecidos son miles. La desconfianza en las autoridades se la han ganado a pulso”, terminó narrando Mayra.

 

*Legisladores Estatales se niegan a armonizar la Ley General de Víctimas a sus legislaciones locales

 

Para Jaime Rochín del Rincón,  Comisionado presidente de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, “es urgente que por ley acate cada entidad federativa la obligación y responsabilidad de brindar medidas de ayuda, asistencia, atención y reparación integral a todas las personas víctimas de delitos del fuero común, por lo que deberán constituir una Comisión Estatal de Atención a Víctimas”.

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“Corresponde a las entidades federativas la armonización de sus legislaciones para que atiendan lo establecido en la Ley General de Víctimas; del mismo modo y, conforme se avance en esta armonización, cada entidad deberá de contar con una Comisión Estatal de Atención a Víctimas que pueda brindar las medidas de ayuda, asistencia, atención y reparación integral a todas las víctimas”, sostuvo el Comisionado Presidente de la CEAV.

“Sólo existen dos comisiones ejecutivas estatales plenamente instaladas”; la de Nuevo León y la de Coahuila”. Rochín recordó los avances en la aplicación de la Ley General de Víctimas, la naturaleza jurídica y facultades de la Comisión Ejecutiva, la cual funge como el órgano operativo del Sistema Nacional de Atención a Víctimas.

“La Ley le brinda a la CEAV atribuciones para atender a personas víctimas de delitos y violaciones de derechos humanos del fuero federal; si bien la institución tiene como compromiso brindar atención inmediata a todas las personas víctimas, la Ley no nos faculta para otorgar todas las medidas de reparación integral”, por ello, enfatizó, la importancia de que las entidades cumplan con la armonización; “la CEAV tiene la voluntad para ayudar a que ese compromiso se materialice, como respuestas institucionales para todas las víctimas de nuestro país”.

Rochín destacó que como parte de una estrategia de colaboración con las entidades federativas, se elaboró una propuesta de ley modelo que está plenamente armonizada con la Ley General de Víctimas, misma que ha sido enviada a todos los congresos locales y que ya se ha trabajado con éxito en dos estados y agregó: “Es el momento para nosotros, como representantes del Estado mexicano, responder a todas las víctimas, sin excepción, con voluntad y firmeza”.

Si el llamado de Rochín del Rincón a los legisladores es escuchado y se lleva a cabo con la urgencia que se requiere, los hijos de los desaparecidos en Cd. Juárez, el Estado de Chihuahua y la República entera, lograrán ser reconocidos como víctimas. Entonces demandas como las del INFONAVIT a las familias cuyos padres han sido desaparecidos como los de Armando y Jessica, podrán reclamar entre otras cosas, el finiquito de la deuda del crédito, recibiendo el beneficio que la ley le otorga como víctima indirecta, además de acceder a la ayuda que la Ley General de Victimas les otorga.

Por otra parte en la CEAV se trabaja en el borrador de la Ley de personas desaparecidas, abriendo un espacio de interlocución vía internet en http://www.ceav.gob.mx/2015/03/proyecto-de-la-ley-sobre-personas-desaparecidas/ y muestra por medio de la oficina del comisionado Julio Hernández Barros el borrador de lo que será la Ley General sobre personas desaparecida http://www.ceav.gob.mx/wp-content/uploads/2015/03/2015-03-18-LEY-GENERAL-SOBRE-PERSONAS-DESAPARECIDAS.pdf

Oscar Enríquez del Centro de Derechos Humanos Paso del Norte, sin embargo, dice “ No puedes apostar todo a una solo alternativa. Es cierto que la CEAV ofrece trabajo a favor de las víctimas, sin embargo hasta el momento no ha demostrado mucho fuera del DF. La delegación en Cd. Juárez tendrá que abrirse más y dar a conocer sus “bondades” y la forma en que las víctimas pueden acceder a los beneficios de la Ley General. El Estado de Chihuahua, debe armonizar ya su ley para dar cobijo a los Hijos de los desaparecidos, que hoy nos ocupa, pero también a las casi 15 mil personas, hijos de quienes perdieron la vida en Ciudad durante la Guerra de Calderón y los que se suman en el sexenio de Peña Nieto”.

Los legisladores de Chihuahua, están comprometidos con otros intereses, por ejemplo con los movimientos electorales, pero no con la armonización de las leyes. Por eso es sumamente tardada la harmonización, pasarán dos tres años en que las entidades federativas pongan manos a la obra, y decidan legislar. Ya lo veremos. No les interesa para ellos es trabajar de más, dijo José Luis Flores de la Red por la infancia. “ Los hijos de los desaparecidos en Juárez, de acuerdo a lo que se vive, tardarán mucho tiempo en ser reconocidos como víctimas en  Chihuahua, son una variable mucho más compleja, que los hijos de los asesinados cuya cifra pudiera llegar a los quince mil”.

 

*Burocracia en la violencia.

 

José Luis Flores, de la red por la Niñez cree que “la burocracia en los programas de instituciones públicas, trae a la gente dando vueltas y vueltas, revictimíza a la víctima. La burocracia maltrata a las personas y las aleja de las políticas públicas”,

jose luis flores

Por otra parte afirma que la falta de comunicación social sobre los programas que pueden beneficiar, es deficiente, pareciera que no quieren que las víctimas los conozcan. El camino por lo regular es tortuoso, porque la burocracia agrede a la víctima. El funcionario no actúa con empatía, se comporta como máquina y no toma en cuenta lo vulnerable de la situación que atraviesa la víctima, afirma.

 

*Recursos etiquetados por SEGOB impiden atención a Hijos de Desaparecidos

 

José Flores, coordinador de la Red por la Infancia en Cd. Juárez, dijo “Debemos reconocer como Organizaciones de la sociedad civil, que a pesar de estar trabajando arduamente con grupos vulnerables, sobre los hijos de los desaparecidos en ciudad Juárez, no sabemos dónde están, qué hacen, no existen programas municipales, o estatales, no existen números de ellos. Nosotros tratamos casos de hijos de desaparecidos, pero en común con hijos de asesinados, y les brindamos lo mejor de nuestros programas, sin embargo la autoridad en muchos de los casos hace llegar recursos a las ONG etiquetados, y no se pueden desviar a programas emergentes como el que ustedes mencionan”.

“Los hijos de los desaparecidos por lo regular quedan a cargo de sus abuelos, con un dolor encapsulado, no atendido, factura que pagaremos tarde o temprano, porque no existen políticas públicas que puedan atacar las carencias de estos grupos poblacionales. Su posición en más compleja porque se encuentran en una especie de limbo jurídico”.

“Existen puertas no tocadas, porque no saben de la existencia de opciones institucionales, tras una errada política de comunicación social”.

“Los adolescentes están contribuyendo fuertemente a elevar estadísticas delictivas, y muchos de ellos pudieran ser parte de ésta variable. Necesitamos comprobar esa hipótesis que indica que hijos de desaparecidos pudieran estar engrosando la delincuencia, pero no tenemos estudios al respecto”.

“El Fondo para niñas y niños victimas de situación adversa del Gobierno del Estado, (FANVI) está a la baja. Ese fondo fue constituido para hijos víctimas del asesinato de sus padres, más no contempla a los hijos de los desaparecidos, además que de que fue diseñado para niños, sin tomar en cuenta a los adolescentes, que parece ser la capa más vulnerable de la variable, que pudieran estar incrementando la incidencia de menores adolescentes en la delincuencia”.

La etiquetación de fondos para programas de ONG es entonces un factor que limita nuestra actuación. Esperemos que a raíz de éste reportaje Pronaped, tome conciencia, como los legisladores y armonicen ya, la ley de víctimas estatal con la federal”.

Entrevistado en medio de una serie de reuniones, acciones y viajes del Fiscal Chihuahuense, Jorge González Nicolas, su vocero Arturo Sandoval, a través de su teléfono móvil, indicó que la Fiscalía General del Estado de Chihuahua, no cuenta con una estadística sobre desaparecidos, o sus hijos, y las condiciones de vida de éstos.

“Tenemos la estadística de Personas desaparecidas basadas en denuncias; asesinadas, robos de autos, a comercios y otros, sin embargo sobre hijos de personas desaparecidas, no. Lo siento no existe”. Dijo en tono amable y a la vez apresurado Sandoval, dando a entender que una entrevista física con el Fiscal o él, no tenía caso, aun y cuando ofreció hacernos llegar los datos de la violencia en el Estado, que ya obran en nuestro poder por fuentes federales.

Al casi finalizar la primera mitad de 2015, las condiciones para los hijos de los desplazados continúan siendo las mismas; siguen siendo invisibles, y la cifra de desapariciones continúa creciendo en el Estado más extenso de la Republica mexicana.

 

Una versión de ésta investigación con Edición Especial de Animal Político, será publicada en breve en el sitio animalpolitico.com  

 


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